Nueva York.- Skype, la adquisición más reciente anunciada por Microsoft, es una empresa de raíces rebeldes, una de esas compañías cuyo nombre es sinónimo del servicio que presta, en general gratuitamente y muchas veces con el agregado de una cámara que agrega imagen a la voz.

"Hablemos por Skype" significa para la mayoría de la gente en el mundo sentarse frente a la computadora para conversar.

Significa largas conversaciones con amigos y parientes lejanos. Niños que apenas saben hablar quedan extasiados al ver a la abuela en la pantalla de la computadora.

"Skype es el círculo íntimo, el conjunto íntimo de las experiencias sociales", dijo el martes su director general Tony Bates.

Skype evita el sistema telefónico tradicional al enviar voz y video a través de la internet, tal como lo hace el correo electrónico. Las llamadas pasan por encima de las fronteras internacionales, saltando por encima de las vallas que colocan las compañías telefónicas bajo la forma de tarifas. El nombre del usuario reemplaza al número telefónico.

La llamada de computadora a computadora es gratuita. Skype sólo cobra cuando las llamadas terminan en aparatos telefónicos tradicionales. También cobra por un número telefónico asociado con el nombre del usuario que permite a éste recibir llamadas desde teléfonos convencionales.

Skype, lanzada en 2003, no fue la primera telefónica por internet, pero empleó un método propio y rebelde. Se apoyó en una tecnología que ya había trastornado a la industria de la música grabada: el intercambio de archivos entre pares, en el cual las computadoras se conectan para compartir material en forma directa, sin intermediarios que sean vulnerables a las denuncias legales.

Los fundadores, el sueco Niklas Zennstrom y el danés Janus Friis, habían creado una red de intercambio de archivos llamada Kazaa. Lo vendieron a una compañía australiana en 2002 luego de sufrir intensas presiones de la industria del espectáculo, que acusó a Kazaa de facilitar el robo de millones de canciones y videos protegidos por derechos de autor.

La compañía australiana tuvo que librar largas batallas en las cortes, mientras Zennstrom y Friis quedaron con las manos libres.

La pareja enfocó entonces sus esfuerzos en la aplicación del principio del intercambio entre pares a las comunicaciones.

Esa era la genialidad de Skype: la tecnología de intercambio permitía su lanzamiento con una inversión muy baja. La tarea pesada de manejar la red —descubrir cómo hallar usuarios y conectar sus llamadas— recaía principalmente sobre la computadora del usuario. Dado el costo tan bajo, Zennstrom y Friis podían darse el lujo de regalar el programa, alentando así su popularidad.

El martes, Microsoft anunció un acuerdo para comprar Skype por 8.500 millones de dólares a eBay, que lo había adquirido en 2005 por menos de un tercio de esa suma. La compañía informática considera que Skype puede servir de apoyo a sus propios productos.