Yo bostezo… tu bostezas… ellos bostezan…

Parece chiste, pero no. Y es que los bostezos se pegan, como puedes comprobar cualquier tarde, cuando se te sale uno de esos suspiros prolongados y, al segundo, ves cómo se pasa de escritorio en escritorio.

¿Aburrimiento colectivo? Bostezar, según define la Real Academia Española, es “hacer involuntariamente, abriendo mucho la boca, inspiración lenta y profunda y luego espiración, también prolongada y generalmente ruidosa. Es indicio de tedio, debilidad, y más ordinariamente de sueño”.

O sea, sabemos por qué bostezamos. Ahora, ¿por qué se contagia? De acuerdo con Discovery Channel, es un reflejo de empatía y socialización, y empieza tan temprano como a los cuatro años de edad.  Molly Helt, estudiante graduada de sicología clínica de la Universidad de Connecticut, explicó en un estudio que “el contagio emocional parece ser el instinto primitivo que nos une, y bostezar puede ser parte de eso”.

En el mismo artículo, Robert Provine, neurocientífico de desarrollo en la Universidad de Maryland, comenta que los fetos empiezan a bostezar en el vientre materno desde las 11 semanas de concepción. 

La pieza de Discovery News comenta que se ha estudiado que la acción de bostezar puede ser un intento del cerebro de obtener más oxígeno y que “de hecho, todos los vertebrados, entre ellos las serpientes y las lagartijas, bostezan”. El contagio, sin embargo,  se ha visto en humanos, chimpancés y perros.

Helt considera que ese bostezo colectivo puede ser un factor para liberar estrés y restaurar la calma en el grupo. En adultos, en un estudio de campo, la estudiante encontró que entre 40 y 60 por ciento de los participantes imitaban el bostezo de otros miembros del grupo focal.

Así que, si bostezas y te “hacen coro”, no pienses que es burla: es que te quieren… y lo demuestran de la manera más inconsciente.

Fuente: news.discovery.com