En redes sociales circula una interpretación realista del rostro de Jesús de Nazaret, quien es la figura central del cristianismo. La imagen muestra a un hombre moreno, de nariz aguileña y labios pequeños con dos ‘looks’: uno con el pelo largo (como se lo suele pintar) y otra con el pelo un poco más corto, pero en ambas con barba.

En un principio, las imágenes fueron compartidas por varios internautas en Twitter, asegurando que estas habían sido producidas por inteligencia artificial (IA). Sin embargo, se ignoraba quién había estado trabajando en las mismas.

Se trata del fotógrafo Bas Uterwijk, radicado en Ámsterdam, Países Bajos, y experto en generación de imágenes por computadora. Pero, sobre todo, se especializa en hacer retratos en los que recrea los rostros de personajes históricos como si se tratase de una fotografía.

Para hacerlo utiliza el software Artbreeder, que sirve, entre otras cosas, para crear trabajos originales a través del ‘maching learning’ o aprendizaje automático (de las computadoras).

Eso significa que esa IA guarda en una base datos miles de fotografías de caras humanas para tomar detalles de cada una y luego utilizarlos con los intereses de los usuarios.

En este caso, el objetivo de Uterwijk era contrastar varias representaciones culturales de Jesucristo para crear una especie de híbrido que fuera coherente con el contexto en el que habría vivido este personaje, según el relato bíblico, pero también el histórico y el científico.

El trabajo que hizo

Primero, el artista y fotógrafo usó referencias netamente culturales. Una de estas fue el ‘Salvator Mundi’, una pintura de Cristo datada en torno al siglo XVI y supuestamente de la autoría de Leonardo da Vinci.

Y otra fue el Sudario de Turín, una tela que, dicen los creyentes, cubrió a Jesús luego de ser crucificado y en la que habrían quedado su rostro y su cuerpo ‘impresos’.

Después de usar esas versiones del rostro de Jesucristo como punto de partida, modificó una primera versión de su trabajo para darle unos rasgos “del medio oriente” más convincentes, explicó en Twitter.

Justamente estos cambios dieron origen a la imagen en la que se ve a Jesús con un pelo más apropiado para la época en la que habría vivido.

Del mismo modo, contrastó sus facciones con los Retratos de El Fayum, pinturas realistas del siglo II halladas en Egipto y que podían darle una mejor idea de cómo se veían las personas en esa región en una época más cercana a Cristo que la nuestra.

Como él mismo lo explica, su retrato no es una reconstrucción exacta ni busca serlo. Por lo que no se le debe considerar como una representación canónica, pero sí como una visión más coherente del rostro de Jesús frente a la que suele usarse en occidente en el arte religioso.