La saga de “Devil May Cry” regresa al mundo de los videojuegos con un nuevo “look”, nuevas armas y mejoras significativas al sistema de combate que no solo prometen modernizar la serie, sino que además ofrecen mayor profundidad y variación para los jugadores.

El nuevo capítulo de la serie, simplemente titulado “DmC”, presenta un nuevo punto de partida con una transformación radical a la imagen de “Dante”, el personaje principal. Intercambiando su melena blanca por un corte moderno y cabello oscuro, sin camisa y una actitud más acorde con la de un rockero punk de la década de los 70 que la de un personaje de cómics, Dante regresa para enfrentar legiones de demonios con una personalidad más definida.

Pese al cambio estético, el juego mantiene muchas de las características que lograron que la serie alcanzara el éxito la pasada década. La acción sigue basada en la creación de impresionantes combinaciones de ataques desde cualquier ángulo, tanto en tierra como en el aire. A mayor cantidad de ataques que el jugador logra encadenar en una sola secuencia, mayor es el impacto que tiene en los enemigos.

En “DmC”, Dante continuará utilizando sus armas preferidas, su espada y el dúo de pistolas “Ebony y Ivory” para aplastar ejércitos de criaturas, pero en esta ocasión puede mezclar la acción con dos tipos de ataques adicionales que pueden activarse en cualquier comento, inclusive en medio de una combinación. Muchos tal vez encuentren este nuevo sistema algo complicado y en realidad toma un tiempo acostumbrarse, pero una vez dominado es pura diversión. Puedes disparar a un enemigo al aire, continuar el ataque mientras desafías la gravedad y luego agarrar repentinamente otra víctima y sucesivamente para lograr decenas de golpes en una sola secuencia.

De igual forma, algunos enemigos requieren de ataques específicos para ser derrotados, algunos utilizan escudos, otros solo pueden ser atacados con combinaciones luego de que su ataque es bloqueado, por lo que la acción es mucho más variada y compleja que en los juegos anteriores.

En términos visuales, DmC sencillamente es una obra de arte en movimiento. El mundo se transforma en espacios sicodélicos donde todo parece estar vivo. Ciudades se transforman de tal manera que hasta las paredes de los edificios literalmente claman por la vida del personaje principal, pero que además intentan aplastar a Dante si este se encuentra en estrechos corredores.

Sin embargo, el juego está tan cargado de visuales que en algunos momentos puede confundir. De igual forma, el movimiento de la cámara a la hora de ajustar la perspectiva de juego puede desorientar un poco, afectando en algo la acción. Cabe destacar que estos son fallos menores en lo que a todas luces es un excelente videojuego.