Este pasado fin de semana, con el ajetreo de los preparativos para mi boda por la iglesia con David, sobraba muy poco espacio de atención para otros temas.

Fue inevitable no detenerme a leer sobre la noticia publicada en las redes donde un policía cambió los planes de reprimenda a un conductor, por los del consuelo y la compasión.

Resulta, según dice la nota, que el policía notó que el conductor violaba la ley al conducir su vehículo mientras hablaba por teléfono. Cumpliendo con su deber lo mandó a detenerse para emitirle un boleto de tránsito. Antes de proceder a multarlo, el policía notó que el conductor se mostraba afectado emocionalmente y como hace todo ser humano sensible y con sangre en las venas, le preguntó que le pasaba y como podía ayudarlo.

Resultó que el conductor acababa de perder a su hermano en un accidente de tránsito y estaba llamando a un familiar para comunicárselo. El policía aprovecha el momento para consolarlo y extiende su brazo sobre el hombro del conductor en señal de solidaridad. Esa fue la foto que se hizo viral, gracias a un gesto igual de loable de parte del ciudadano Gustavo A. Alabes González, a quien no conozco, pero felicito por hacer pública esta historia titulándola, “Mas allá del deber”.

Tanto Gustavo como el policía, merecen nuestro respeto.

El policía demostró ser un servidor cabal y completo, un profesional capaz de discernir entre lo humano y lo legal. Su impulso inicial fue de hacer cumplir la ley, por eso lo mandó a parar, como debe ser. Luego notó que había una causa mayor que le requería ponerse en los zapatos de aquel hombre. El mejor uso que podía darle a su mano en aquel momento no era firmando un boleto de tránsito, si no extendiéndola sobre el hombro de aquel hombre triste para consolarlo. Un gesto hermoso que habla de manera elocuente sobre su corazón.

Es la manera en que deben formarse los servidores públicos, pues es lo que el pueblo espera y necesita de ellos.

También quiero resaltar el gesto de quien hizo pública esta noticia, Gustavo. Lamentablemente son más las quejas y las críticas que se publican en las redes que los buenos gestos. Posiblemente actos como el de este policía han pasado frente a la mirada de otra gente y no han entendido importante hacerlo público.

Ahora, que no vean una falta pequeña de algún funcionario público o ciudadano, pues de inmediato lo convierten en crítica y lo gritan a los cuatro vientos. Lo convierten en el tema de la semana en su casa, trabajo y vida.

Cuando estamos llenos de amargura y el prejuicio abraza nuestro corazón, los buenos actos pasan desapercibidos, solo hay espacio para la queja y las críticas.

Por eso aplaudo al policía, pero también al ciudadano que hace pública la nota. Tremendo equipo. Hacen falta más como ellos.