La Asociación de Bancos de Puerto Rico (ABPR) anunció hoy el comienzo de la segunda fase de su esfuerzo educativo Es un Pescao. Bajo la frase “Si huele a pescao, es un pescao”, la entidad persigue despertar en la población el sentido de suspicacia y presentimiento para identificar el fraude en sus distintas modalidades.

“Cuando presentamos Es un Pescao hace un año, nos enfocamos en educar al consumidor sobre las señales más comunes de varios esquemas de fraude para ayudarle a no caer en las artimañas de los timadores. Le alertamos sobre las tácticas de presión que ejercen los estafadores mediante llamada, sobre el peligro de hacer clic en enlaces sospechosos, sobre los mensajes de texto y correo electrónicos que instan a llevar a cabo una acción urgente; y sobre la importancia de no dar información personal ni financiera como su número secreto, entre otros. Ahora que conocen estas señales, queremos ayudarles a afinar ese sexto sentido, esa maña que nos hace decir ‘esto no huele bien, esto huele raro’. Principalmente a la población de adultos mayores, que es uno de los sectores más vulnerables”, expresó por escrito la licenciada Zoimé Álvarez Rubio, vicepresidenta ejecutiva de la ABPR.

Según información de la División de Propiedad y Fraude del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de San Juan, prevalece la problemática de que las personas no validan la legitimidad de la fuente que inicia el contacto -mediante distintas vías- y suplen información personal y/o financiera a los defraudadores o llevan a cabo las acciones urgentes que estos les solicitan.

“El fraude nunca pierde vigencia. Todos los días vemos cómo los timadores encuentran nuevas formas de engañar a las personas y se aprovechan de temas y tendencias de actualidad para apropiarse de su información y de sus bienes. Por esto sigue siendo necesaria la educación constante sobre el tema. Traemos un mensaje claro: si huele a pescao, es un pescao”, añadió Álvarez.

“Si huele a pescao, es un pescao” consiste de piezas gráficas y videos que invitan a la población a mirar con suspicacia el recibo de llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, documentos y enlaces electrónicos de fuentes no legítimas. También hace un llamado a ser precavidos ante ofertas muy buenas para ser reales y premios de concursos en los que la persona no ha participado.