Desde su nacimiento, a finales del siglo 19, el movimiento cooperativista ha tenido un papel importante en la economía de Puerto Rico.

Pero ahora que la situación económica de la Isla atraviesa por un duro momento, es cuando asumen su rol más prominente.

Según Aurelio Arroyo González, director ejecutivo de la Cooperativa Jesús Obrero, contrario a otros renglones, las cooperativas de Puerto Rico se encuentran sólidas y se presentan como una alternativa para palear difícil situación social y económica que vive el país.

“Hoy día, las cooperativas ocupan una posición fundamental para atender grandes sectores de la población. No es casualidad que más de 900,000 personas son socios de una cooperativa de ahorro y crédito y más de 1.1 millones están vinculadas, de una manera u otra a algún movimiento cooperativo. Eso es un tercio de la población”, sostuvo Arroyo González.

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“Las cooperativas son un ejemplo de lo autosustentable, del manejo de las riquezas de los puertorriqueños. No es otra cosa que la gente coger el destino en sus propias manos y formar cooperativas, que tienen una manera democrática de administrarse, de desarrollo y que son totalmente autosuficiente, que no dependen del gobierno en ningún sentido”, subrayó.

Según datos históricos recogidos por la Liga de Cooperativas de Puerto Rico, la primera cooperativa organizada en la Isla data de 1873, cuando Santiago Andrade, un carpintero de oficio, lideró el grupo “Amigos del Bien Público. La cooperativa ofrecía servicios de salud y la tarifa variaba de acuerdo a la edad del socio.

Pasaron 35 años antes de que Rosendo Matienzo Cintrón presentara en 1908 el Primer Plan Integral Global para iniciar un Movimiento Cooperativo Puertorriqueño y en 1920 se aprueba la primera ley sobre cooperativas: La Ley 3 del 6 de mayo de 1920, relacionada con la organización y funcionamiento de las cooperativas de consumo y producción.

“Las cooperativas nacen de la precariedad y la escasez como un modelo de autosuficiencia. Ha habido momentos de mayor crecimiento y otros, como antes de los años 50, también hubo momentos de ajustes después de la Gran Depresión”, manifestó, al tiempo que agregó que fue en la década del 50 que comenzaron a proliferar las cooperativas alrededor de la Isla.

Arroyo González destacó a las cooperativas de ahorro y crédito como las de mayor desarrollo en la Isla. Actualmente figuran 117 cooperativas de esa índole alrededor de Puerto Rico. Pero también resaltó las cooperativas de vivienda y de grupos comerciales que han comenzado a abrirse paso con resultados positivos y puso de ejemplo Coopharma y la cadena de supermercados FamCoop, entre otros.

“Esa efervescencia que vemos de crear grupos, de desarrollar modelos más solidarios de cooperación, es lo que estamos viendo reflejados no solo en el cooperativismo, sino también en otros sectores económicos como, por ejemplo, los startups”, expresó el director ejecutivo de la Cooperativa Jesús Obrero, en Guaynabo.

Mucho se ha especulado sobre el futuro del cooperativismo en Puerto Rico a raíz de la crisis económica que enfrenta el país. Sin embargo, Arroyo González aseguró que se encuentran en una situación ventajosa.

“La situación de las cooperativas es muy sólida. No estamos ajenos a la situación, pero sin lugar a dudas, estamos en una posición más sólida. El sistema es altamente líquido. De por sí, hemos buscado la fuerza dentro del mismo movimiento y hemos logrado una fuerza increíble. Hemos fortalecido nuestras propias instituciones que son parte fundamental en el éxito de las cooperativas”, detalló el líder cooperativista.

Arroyo González resaltó el crecimiento de las instituciones en préstamos personales, en financiamiento de autos y de vivienda, entre otros.

De cara al futuro, el movimiento cooperativo buscará mantener su solidez y autosuficiencia, y a la vez, creará nuevos modelos de colaboración.

“Hay un proceso natural de ajuste histórico, pero habrá también un crecimiento en todos los renglones, a pesar de que haya menos personas en la economía”, detalló el ejecutivo cooperativista.

“Se ha comenzado un trabajo que eventualmente tendrá un resultado bien positivo de tender puentes a otros sectores de la economía... Es una nueva clase empresarial solidaria, comprometida con el país”, sentenció.