
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Desde el 2004, la Scion xB estuvo sola en nuestro mercado. Era la única guagüita compacta con un diseño tan extremadamente cuadrado que aún al día de hoy, todavía la comparan con una cajita de fósforos. Su segunda generación, que debutó en el 2008, aunque mucho más estilizada y grande, continuó con la temática de las líneas rígidas y ángulos rectos.
Hace unos meses, Kia amplió el mercado de las guagüitas compactas cuadrás con la Soul, otra nítida cajita sobre ruedas. Ahora hay una tercera, esta vez de Nissan y tiene un nombre muy apropiado: Cube.
Dicta la pauta
Ahora bien, la Cube podrá ser la tercera guagüita cuadrada en nuestro mercado, pero históricamente y a nivel mundial, fue la primera y la que estableció la moda. Resulta que Nissan lanzó el modelo de primera generación (ya va por su tercera) en Japón en 1998. Su éxito fue instantáneo por lo que Toyota decidió copiar la fórmula y crear su propia cajita, la Toyota bB. Sin embargo, Nissan no vio algo que Toyota sí pudo ver. Pensando que la Cube no apelaría a los gustos estadounidenses, nunca la destinó a ese mercado. La veía demasiado japonesa como para gustar en Norteamérica. Toyota mientras tanto, sí le vio el potencial y robándole el tiro a Nissan, convirtió su bB en el modelo símbolo de su nueva marca Scion, la rebautizó como la xB y la enfiló primero a California y luego al resto de los Estados Unidos y Puerto Rico.
Extravagancia japonesa
La noción de que la Cube fuera demasiado japonesa no estaba del todo mal pues definitivamente tiene todas las excentricidades que tanto le fascinan a los japoneses. Primero está, por supuesto, la forma cuadrada y más raro aún, el que en esta silueta de caja haya ventanas de esquinas tan curvadas. También hay tantas otras extrañezas como ese diseño frontal en el que los focos y la parrilla forman como unas gafitas o la máscara de un mapache. Igualmente, los focos traseros llaman la atención pues están instalados bien abajo, prácticamente sobre el bumper.
Pero la mayor peculiaridad en la Cube, cuyos precios comienzan en $17,679, probablemente sea la incongruencia de formas en su cristal trasero. El mismo comienza en la puerta trasera derecha desde donde corre todo el flanco posterior de la carrocería, arropa la esquina hacia la puerta del área de carga y termina en una curva antes del poste “C” izquierdo. Significa que el lado derecho de la guagua es diferente al lado izquierdo. Esto a la vez crea otra marcada disimilitud en el diseño trasero de la guagua.
¿Relajante?
Por dentro continúan las extravagancias japonesas. El techo interior, en lugar de plano, imita las ondulaciones que se forman sobre el agua quieta cuando cae una piedrita. El dash también tiene unas curvas (siendo la guagua cuadrada) que emulan movimientos suaves. Según Nissan, estas líneas sutiles son para crear en los cinco ocupantes un ambiente de relajamiento libre de estrés. Pero con las animaladas que ocurren en nuestras carreteras, dudo que lo logren.