La escasez de autos nuevos que se ha registrado en medio de la pandemia del COVID-19, unida al volumen histórico de ventas del pasado año, ha provocado que adquirir un vehículo usado en la Isla se torne casi imposible.

El problema principal es que “los precios han ido subiendo y ahora el auto usado te cuesta casi igual que los nuevos”, afirmó Pedro Luis Benítez, propietario de Benítez Auto y presidente de Puerto Rico Automotive Dealers Association (Prada).

No tan solo eso, los concesionarios de autos usados también están cortos de inventario debido a la alta demanda que se registra en todo el mundo y que el mercado no logra satisfacer.

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Para que tenga una idea de lo caro que pueden estar los autos usados, el gerente de Cars Auto Sales en San Germán, Jesmiel Ayala, explicó por qué un auto usado “vale más que uno nuevo, o a veces sale casi igual”.

Indicó que los bancos, los negocios de alquiler de autos y en las subastas en las que asisten en los Estados Unidos para adquirir vehículos han subido los precios por encima de lo que dicta el mercado.

“Nos venden a sobreprecio y nosotros tenemos que subirle el precio”, dijo, al asegurar que es bien poca la ganancia que obtienen en las ventas que se realizan en la actualidad.

A modo de ejemplo, mencionó que una Jeep Compact cuesta nueva $24,995. Cuando el banco la reposee, la vende a los concesionarios a $23,995. A esto se le suma que tienen que pagar una multa de $600 y unos $85 por la transportación.

“Ya casi el costo es de uno nuevo”, denunció Ayala, al tiempo que expuso que “tenemos que ponerle la ganancia y así terminamos con un carro de $2,000 o $3,000 más caro que un carro nuevo”.

Aceptó que la situación se ha tornado en que las personas hacen comentarios negativos en las redes sociales sobre los concesionarios.

“Dicen: ‘mejor prefiero esperar y comprar uno nuevo. Así estamos, luchando con los clientes’”, manifestó.

Crisis mundial

Dos líderes de la industria, tanto el presidente de Prada como el vicepresidente de la organización Grupo Unido de Importadores de Auto (GUIA) y gerente general de Fiat Chrysler Automobiles Caribbean, Ricardo García, expusieron a Primera Hora que esta incidencia de escasez de autos nuevos y aumentos de precio en unidades usadas no es solo en Puerto Rico y los Estados Unidos, sino a nivel mundial.

“Hay más demanda que lo que se puede ofrecer, tanto en carros nuevos como usados. Eso hace que los precios de los vehículos empiecen a subir. Puerto Rico es un reflejo de lo que está sucediendo en Estados Unidos y en el mundo entero”, dijo García, quien por los pasados seis años fue presidente de GUIA.

Detalló que la primera escasez de autos que se registró fue la de los nuevos, principalmente por la falta de un chip de computadora que se les inserta.

“Al no haber nuevos, la gente empieza a ver otras alternativas”, indicó.

Esto llevó a que los autos usados se tornaran como una opción. “Al no haber tantos, como cualquier producto, la demanda es mayor y los precios empiezan a subir”, explicó.

Berríos, por su parte, precisó que los precios son dictados por un “Black Book”, al que todo concesionario se asocia y paga una membresía. Dijo que cada mes se registra un aumento en precios, debido a la escasez de autos. Señaló que esta situación “empezó después de la pandemia”.

Proyectó que una vez se resuelvan los problemas con la fabricación de autos nuevos, se normalizaría el mercado de autos usados. Pero, ¿cuándo ocurrirá?

“Eso es como decir cuándo se acaba el COVID”, soltó Berríos, sin poder dar una respuesta concreta.

Asimismo, Wilmelis Marcano, dueña de Auto Éxito en Vega Alta, estableció que el “Black Book” ha registrado un 18% de aumento en los pasados meses. Pero, más allá del alza, reiteró que los bancos y empresas que compran los autos están vendiéndolos sobre el valor recomendado en ese libro.

“De la pandemia para acá es que esto explotó. Un (Toyota) Yaris antes te costaba $13,000 y ahora $18,000. No tan solo eso. En subasta pagas $3,000 por encima del ‘Black Book’. O sea, tienes que comprarlo en $21,000 para poderlo vender al cliente. La ganancia es mínima, como $2,000, porque no puedes sacarle más”, detalló.

La empresa indicó que, antes de la pandemia obtenían por la venta de un auto entre $4,000 a $5,000 en ganancias. Pero, expuso que ya no se puede, porque sería imposible vender un auto usado.

“Si subes mucho en la ganancia, llegas a un carro nuevo y no puedes. El carro usado tiene que estar debajo de un carro nuevo”, explicó.

Asimismo, el propietario de Fidel Auto Sales en Aguada, Christian Acevedo, expuso que la situación que enfrentan, y que está fuera de su control, tiene a “muchos clientes disgustados. Entienden que el ‘dealer’ está inflando los precios por inflárselo y no entienden que es por lo que está pasando”.

Sostuvo que “cada vez siguen aumentando más y más” los precios, por lo que tuvo que ajustarse y no dedicar su negocio solo a autos deportivos. Dijo que ahora también busca vehículos más económicos.

También mencionó que dejó de comprar 15 vehículos al mes, como antes hacía. Ahora se limita a uno o dos vehículos por mes. Es que, según indicó, esos autos llegan desde Estados Unidos y a lo que puede ponerlo en venta pasan unos cuatro meses. Comentó que teme que cuando lo pueda ofrecer a los consumidores ya hayan bajado los precios y tenga pérdidas.

Poco inventario

Para demarcar un poco más la gravedad de la escasez de autos, Benítez comentó que hace poco fue a un concesionario en Miami que tenía solo un auto en venta.

Aceptó que, en sus concesionarios, hace dos o tres meses que operan con el “inventario bien bajito”.

Ante tal escenario, dijo que las personas ya no pueden ir con expectativas de conseguir su auto predilecto, ya sea nuevo o usado.

“Antes tú ibas a buscar el carro que quiero y la marca. Ahora es, necesito una pickup, pues dame el color que tengas”, sostuvo Benítez.

En el caso de Auto Éxito en Vega Alta, Marcano aceptó que antes de la pandemia siempre tenían unos 40 autos en venta. Ahora, tienen 25.

“Es que no se pueden comprar”, soltó, cuando expresaba la realidad.

Para mejorar un poco la situación que enfrentan, la empresa pidió a los bancos que se fijen en la realidad del mercado y concedan el 100% de los préstamos de auto usado a sus clientes. Es que indicó que la mayoría reclama que se emita parte del pago para conceder los préstamos.

“Si no hay pronto, perdimos la venta porque el banco financia lo que el carro vale por el libro, el ‘Black Book’, pero como estamos comprando sobre libro. Así, no se puede vender”, dijo, por su parte, Ayala.