Arecibo/Barceloneta. Eran miles las piñas listas para cosechar en la Finca Campo Alegre. De todas, Luis Rivero eligió una al azar. Sujetándola por la corona, ligeramente dio cuatro cuchillazos que revelaron un carnoso interior dorado. El jugo dulzón borbotaba mientras picaba varios trozos para consumir ahí, en medio de 250 cuerdas abarrotadas de piñas igual de suculentas.

“Nada supera la frescura”, aseguró el agrónomo y gerente general de la finca al repartir los dulces pedazos de fruto, cuyo jugo goteaba de la misma cuchilla. “Esto es producto de Puerto Rico”.

Muchas de estas piñas, sin embargo, corren el riesgo de no llegar a la mesa de los puertorriqueños. Es que esta finca, al igual que muchas otras a nivel Isla, no tiene mano de obra suficiente para que recoja el fruto y, si se recoge, los consumidores han dejado de comprar productos locales.

“En estos momentos, que tenemos un excedente de producción, nosotros pretendemos que, tanto los canales de distribución como el pueblo consumidor, prefiera la nuestra. Esto es un producto de calidad. En menos de 48 horas, la piña -desde que se cosecha-, llega al punto de venta, contrario a la que llega importada”, resaltó Rivero.

Debido a estas dos problemáticas que enfrentan en la finca, el año pasado se perdieron unas 50,000 cajas de piñas. Cada caja pesa unas 30 libras, podría incluir entre cinco a nueve frutos y se venden por un promedio de $16.50, dependiendo el volumen. Esto supondría en una pérdida monetaria de, aproximadamente, $825,000.

“Ante la experiencia del año pasado, tuvimos en este mismo periodo, que es el complicado-mayo, junio y julio- esa pérdida enorme de fruta que no había manera de manejarla, nosotros nos hemos ocupado este año… (de tener) unos controles de siembra mucho más efectivos y esperamos que la piña que esté para cosecha en esos meses sea menor cantidad, pero sí sabemos que va a venir un exceso de producción y necesitamos movernos para que no se pierda”, pronosticó Rivero, quien fue secretario de Agricultura a principios de los 2000.

Luis Rivero agrónomo y gerente general de Finca Campo Alegre.
Luis Rivero agrónomo y gerente general de Finca Campo Alegre. (Miguel J. Rodriguez Carrillo)

Para evitar más pérdidas, la finca requeriría, de manera inmediata, unas 30 personas que se sumen al recogido y siembra de piñas. Sin embargo, hay días que se reportan solamente ocho personas, por lo que los supervisores, en ocasiones, tienen que enrollarse las mangas y tienen que hacer el trabajo de los obreros.

“Todas las labores -de siembra, la producción de semilla, la cosecha, el empaque- todo se hace manualmente. Así que, necesitamos una gran cantidad de personas para manejar el piñal. Ahora mismo, tenemos un déficit de sobre 30 personas para manejar esta finca. Por eso, hemos tenido que recurrir a la mano de obra (extranjera)”, indicó Rivero.

“Estamos hablando de poca gente”, lamentó, por su parte, el actual secretario de Agricultura, Ramón González Beiró.

“Es casi increíble pensar que no puedan llegar 25, 30 personas adicionales a una operación agrícola”.

Idealmente, la Finca Campo Alegre -que ubica entre el barrio Florida Afuera, en Barceloneta, y Sabana Hoyos, en Arecibo- necesitaría un mínimo de 60 a 70 obreros para la producción programada de 225,000 a 240,000 cajas de piñas que se cosechan en sus 500 cuerdas, que son propiedad de la Autoridad de Tierras. Pero, para cumplir la meta de la Finca Campo Alegre de sembrar piñas en 1,000 cuerdas -pues tiene otras 500 cuerdas en Manatí que aún no se han desarrollado, precisamente, por la falta de mano de obra-, se necesitarían, al menos, 100 trabajadores agrícolas en total.

“Si no tenemos mano de obra, no podemos expandir”, dijo Rivero.

Por ende, el agrónomo instó al puertorriqueño a que consuma el producto local y que la identifique en los supermercados. Según especificó, la variedad de piña que se produce en Campo Alegre, la MD2, se caracteriza por tener su corteza verde, estando madura. Recordó, además, que las piñas producidas localmente siempre tendrán su corona, a diferencia de las importadas que se venden sin ella.

“Gente, hay que proteger el producto del país. Hay que salvar nuestra cosecha”, exhortó.

La Finca Campo Alegre necesitaría un mínimo de 60 a 70 obreros para la producción programada de 225,000 a 240,000 cajas de piñas que se cosechan en sus 500 cuerdas, que son propiedad de la Autoridad de Tierras.
La Finca Campo Alegre necesitaría un mínimo de 60 a 70 obreros para la producción programada de 225,000 a 240,000 cajas de piñas que se cosechan en sus 500 cuerdas, que son propiedad de la Autoridad de Tierras. (Miguel J. Rodriguez Carrillo)

“Lo importante es que el consumidor sepa distinguir lo que es una piña importada y una piña del país, y eso es muy fácil. La piña importada no tiene corona por unas cuestiones fitosanitarias que les exige el gobierno. Una piña sin corona es una pina que vino de afuera. No quiere decir que es mala, pero es una piña que fue cosechada ya hace un tiempo, que vino de un barco, tiene un precio menor”, explicó.

“Esto es una zona de mercado libre. Nosotros no podemos impedir que el producto importado llegue al país, máxime cuando todavía no somos autosuficientes. Vamos en vía a eso y, para eso, el gobierno nos está dando el apoyo para expansión. Así que, lo importante es que el consumidor sepa distinguir lo que es una piña importada y una piña del país”, agregó.

Gracias a una publicación que se volvió viral durante el fin de semana en las redes sociales resaltando la falta de mano de obra en la Finca Campo Alegre, sobre 20 personas se comprometieron a trabajar de la noche a la mañana.

A estas personas se le ofreció trabajo por dos meses por servicio subcontratado de lunes a sábado, en los horarios de 6:00 a.m. a 3:00 p.m., a $80 al día. De mostrar interés de continuar trabajando en la finca, se le ofrecerá $9.17 la hora, así como bonos de producción y plan médico, entre otros beneficios. Para más información, puede llamar al 787-680-1264.

Obreros extranjeros “han sido la salvación”

Por los pasados dos años, más de 2,000 obreros agrícolas de países latinoamericanos han llegado para trabajar en distintas fincas a nivel Isla por la falta de mano de obra local, estimó González Beiró.

Estos trabajadores llegan temporeramente a través de la visa H2A antes de regresar a sus respectivos países. Pero, una vez pisan suelo boricua, es únicamente a trabajar. Y mucho.

Para el secretario de Agricultura, su ética laboral ha resultado en “la salvación” del sector agrícola, ya que también han inspirado a sus homólogos puertorriqueños a aumentar su producción.

“(La falta de mano de obra) es algo que por los pasados dos, tres años hemos estado viendo que se repite en distintos sectores de la agricultura y no solo en la agricultura, en todos los sectores de la economía. Hace falta la mano de obra, desde los restaurantes, restaurantes de comida rápida, la construcción ni se diga. Lo vemos en los cultivos (de)… tomates, cebollas, pimientos, en todo, básicamente, es la misma problemática. (Por eso), en el sector del café, y tanto en las hortalizas en el sur de Puerto Rico, (la mano de obra extranjera) ha sido la salvación, en realidad”, explicó González Beiró.

“Esta gente viene con hambre de trabajar, con necesidad de trabajar, vienen de unas condiciones de vida extraordinarias, extraordinariamente malas, donde lo que se ganan en Puerto Rico en una hora en estos países de dónde vienen se lo ganan en un día. Así que, te podrás imaginar. Esa gente viene y lo que preguntan es ‘¿por qué no trabajamos los siete días?’ En cierto modo, cuando hay obreros agrícolas junto con los extranjeros, también aumentan su producción, porque esa gente viene a trabajar y trabajan bien duro y rápido. Así que, ha sido una bendición, en realidad”, añadió.

Rivero, por su parte, ha dado fe del alivio de tener mano de obra extranjera. En su finca han laborado guatemaltecos, costarricenses y nicaragüenses, ya que la falta de personal es un problema que enfrenta desde que comenzó operaciones en el 2016. Sin embargo, la brevedad de la estadía de estos trabajadores solo provee una solución provisional.

“Nosotros preferimos tener la mano de obra aquí en Puerto Rico, porque la necesitamos todo el año. Cosechamos todo el año, porque sembramos todo el año”, acotó.

La publicación se volvió viral.
La publicación se volvió viral. (Facebook)

“Me preocupa… la cultura de trabajo”

De acuerdo a las más recientes estadísticas del Departamento de Trabajo y Recursos Humanos (DTRH), unas 15,000 personas participaban del sector agrícola hasta abril de 2023, cifra que representó un aumento de 4,000 personas para la misma fecha en el 2022. Más aún, el incremento no abastece la cantidad de obreros necesarios para la demanda local y, mucho menos, para que Puerto Rico sea autosuficiente en su producción agrícola.

Y, aunque González Beiró afirmó que el Departamento de Agricultura ha empleado un sinnúmero de estrategias para atraer a obreros agrícolas, apenas han motivado que los boricuas busquen trabajo en las fincas.

“¡Ay, Dios mío!”, exclamó. “Yo llevo dos años y medio en el cargo y hemos tomado todas las medidas, hemos hecho todos los anuncios, convocatorias, hacemos ferias de empleo junto al Departamento de Trabajo desde que llegamos. Comenzamos en febrero de 2021 y... sí, te llega alguna gente, pero no como uno quisiera y sabemos que la gente está allá fuera. Se modificaron las tablas de la tarjeta (del Departamento de) la Familia, de la tarjeta (del Departamento de) Salud. Un obrero agrícola no pierde ninguno de esos dos beneficios. Lo que se gana en la finca es adicional. Mejora su calidad de vida y, aun así, no llegan”, subrayó.

Para gerentes de fincas como Rivero, esto resulta como “un problema grave” e “intenso” para su producción.

“A mí me preocupa, personalmente y como puertorriqueño, la cultura de trabajo que tenemos y esto hay que irlo cambiando desde la educación. Algo bueno que se ha estado haciendo en los últimos dos años y medio en el sector agrícola junto al Departamento de Educación es que hay más de 100 escuelas que tienen programas donde se les está enseñando a nuestros niños de agricultura, ensenándolos a cultivar, enseñándoles la importancia de la agricultura y de dónde vienen nuestros alimentos”, abundó González Beiró.

“Esto no es un trabajo sencillo. Aquí todas las labores son manuales, bajo el sol. Nosotros sí garantizamos que vamos a pagar un buen salario, tenemos beneficios marginales y vamos a garantizar el trabajo, siempre y cuando se tenga el rendimiento que nosotros esperamos”, advirtió Rivero.

“Nosotros constantemente estamos produciendo. Sembramos dos cuerdas y media todos los días, para que tengamos dos cuerdas y media de producción todos los días a unas 6,000 a 5,000 cajas semanales”, añadió.