En el circuito de exhibiciones de autos internacionales del 2004, la automotriz sueca Volvo estuvo  presentando un prototipo llamado Volvo YCC. Era un carro lucía muy bien, pero lo peculiar no era su diseño. Lo que lo hacía especial era que se trataba del primer automóvil, concepto o de producción, en ser diseñado en su totalidad por un grupo de mujeres.

El argumento para hacer el YCC era que prácticamente todos los vehículos hechos desde la infancia del automóvil han sido creados por hombres y con el conductor varón en mente. Así que un equipo de féminas de Volvo, capitaneado por la diseñadora sueca Maria Widell Christiansen, se lanzó a crear ese carro para nenas.

Como ya imaginarán el carro estaba repleto de amenidades que apelan a las féminas. Por ejemplo, las cubiertas de los asientos estaban adheridas con imanes a los asientos con imanes. Esto permitía que fueran removidas del carro para limpiarlas o para cambiarlas por unas que combinaran con la ropa. También tenía varios compartimientos integrados a la carrocería para guardar la cartera y sombrillas.

Una muy buena idea estaba en los asientos traseros. Éstos, al estilo de los de un cine o estadio estaban todo el tiempo cerrados. Sólo se abrían cuando alguien se iba a sentar. Esto permitía más espacio de carga en la cabina, de manera que se podía guardar bultos, paquetes y por supuesto, más bolsas de shopping.

Los asientos delanteros también eran del agrado de las chicas, pues hasta tenía una ranura cerca de la cabecera en el que se les podía acomodar el pony tail para que no le molestara a las chicas  mientras manejan. No gente, no me estoy inventando esto. Y ahora le pregunto a las chicas: ¿el pony tail molesta al momento de guiar?

El máximo aditamento a favor de las mujeres y sumamente práctico para éstas era el bonete. ¿Saben por qué? Porque no abre. Y piénsenlo bien, ¿cuántas mujeres le abren el bonete a sus carros? Antes de que me acusen de machista, según la BBC de Londres, fue una de las integrantes del equipo que diseñó el carro la que lo dijo. “Para lo único que abro el bonete es para echarle agua a los wipers”, dijo una Tatiana Butovitsch Temm. Así que el tanque del agua para los parabrisas fue ubicado justo al lado del tanque de la gasolina, el cual las mujeres definitivamente sí conocen.

¿Y cómo van arreglaría el carro cuando necesitara mantenimiento si el bonete no abre? Pues el YCC exhibía una computadora que cuando necesitara mantenimiento o reparación,  envíaba una señal al dealer Volvo y de ahí podrían llamar a la dueña para reparación. Una vez en el taller, el motor podía, en concepto, ser accesado desde abajo como en un Porsche Boxster.

El Volvo YCC fue uno de esos prototipos que cualquiera puede poner el cuello en un picador de que nunca llegará a producción. Pues así mismo fue. El carro se quedó como un simple ejercicio en diseño. Sin embargo, muchas de sus cualidades, como las cubiertas removibles de los asientos, los compartimientos y los asientos traseros plegables, serían sumamente útiles y prácticos en un auto de verdad.

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