Orlando, Florida. Ya han pasado exactamente tres años desde aquella fatídica madrugada en el corazón de Orlando y la herida sigue bien abierta, pero con la esperanza de encontrar la sanación en el camino.

Entre fotos, cartelones, mensajes, banderas y flores que adornan la escena, cientos de residentes de Orlando y visitantes realizarán en la noche de este miércoles un solemne acto de recordación a las 49 víctimas fatales de la aterradora masacre ocurrida en la madrugada del 12 de junio del 2016 en el interior de la discoteca Pulse, que era un centro de congregación para miembros de la comunidad gay de la ciudad.

El lugar, incluso, se ha convertido en una especie de museo interino en recordación a los caídos, en cuya lista figuraban 23 boricuas junto a otros hispanos de diversos países. Desde la tarde del martes comenzaba a incrementar la presencia de visitantes en anticipo a la conmemoración del tercer aniversario del cruel ataque de odio perpetrado por Omar Mir Seddique Mateen, quien falleció en la escena del crimen a manos de agentes de la seguridad pública.

Los predios de la discoteca Pulse en Orlando se han convertido en una especie de museo de recordación. (Luis Santiago Arce / Para Primera Hora)
Los predios de la discoteca Pulse en Orlando se han convertido en una especie de museo de recordación. (Luis Santiago Arce / Para Primera Hora)

“Estoy aquí no más para agradecer que tenemos vida y para enseñarle a la gente que uno tiene que tener amor por todos. No tener odio. Es la razón por la que vine a ver esto. Es increíble ver todo lo que pasó aquí y lo que la gente tuvo que pasar”, dijo el mexicano Víctor Torres en un sondeo informal de Primera Hora.

“Esto le enseñó a todos una lección porque nos enseñó que la gente debe amarse los unos a los otros sin importarle la sexualidad de cada cual. Es correcto respetar los gustos y sentimientos de los demás. Todos somos humanos y merecemos amarnos. Sin importar nuestra sexualidad, todos tenemos nuestros derechos y debemos unirnos como comunidad para tratar de ser mejores”, agregó el joven que residía en Texas al momento de la Masacre de Pulse, aunque ahora tiene domicilio en el área de Western Palm Beach en Florida.

En el trágico suceso, además, hubo poco más de 50 heridos y provocó una contundente reacción de apoyo a la comunidad homosexual de la ciudad y en términos generales. Como parte de la conmemoración, distintas iglesias de Florida Central tocarán sus campanas al mediodía en honor a las víctimas y también los equipos de fútbol profesional Orlando City SC (masculino) y Orlando Pride (femenino) abrirán las puertas del Exploria Stadium para mostrar nuevamente sus filas de asientos pintados con los colores del arcoíris en recordatorio del trágico suceso y en respaldo a los miembros de la comunidad LGBTQ+.

Además, varios congresistas del estado de Florida, encabezados por Darren Soto, presentaron una medida que pretende declarar a nivel federal el local de Pulse como un monumento histórico nacional.

Micah Schnabel (izquierda) y Vanessa Jean Speckman llegaron desde Ohio a ofrecer respeto póstumo a las víctimas de la tragedia en la discoteca Pulse. (Luis Santiago Arce / Para Primera Hora)
Micah Schnabel (izquierda) y Vanessa Jean Speckman llegaron desde Ohio a ofrecer respeto póstumo a las víctimas de la tragedia en la discoteca Pulse. (Luis Santiago Arce / Para Primera Hora)

“Hemos crecido mucho como comunidad LGBTT. Toda esta gente inocente que tenía sueños y oportunidades de vida tuvieron que fallecer porque un idiota decidió hacer esto, pero creo que estamos logrando algún progreso. La gente es mucho más comprensiva y abierta de mente, especialmente aquí. No juzgan tanto a la gente… hemos crecido mucho después de esto y debe seguir abriendo los ojos de mucha gente”, subrayó Torres, quien llegó acompañado por varios familiares.

Vanessa Jean Speckman, a su vez, viajó desde Ohio y opinó por el contrario que “no creo que esta es la manera correcta de lograr algo. Todos merecemos espacio y tener la oportunidad para expresarse y nadie merece esto. Esta no es la forma que se deben aprender las lecciones. No es la manera de compartir un espacio. No es la manera de aprender sobre la comunidad a nuestro alrededor. No ganamos nada con esto, pero teníamos que venir a ofrecer nuestra solidaridad”.

Su compañero de viaje, Micah Schnabel, comentó que “la gente llega a estos lugares a ser ellos mismos y divertirse. Por eso vinimos aquí a ofrecer nuestro respeto. Ver gente reunida en un lugar para divertirse y ser ellos mismos para entonces ser atacados en esa situación, como civiles inocentes, es triste”.