Nueva York.  Cuando colisionan aves y aviones, los resultados pueden ser fatales. Por esta razón, aeropuertos en diversas partes del mundo trabajan intensamente para alejar a las aves de estos lugares e incluso recurren a disparar contra grandes bandadas o envenenarlas.

Un aeropuerto en Ohio pretende experimentar con un método novedoso y nada severo para evitar que las aves choquen con los aviones: la plantación de pasto alto de las praderas.

Las aves grandes, como los gansos —que causan los mayores daños a las aeronaves en caso de choque— evitan los pastizales altos porque temen que pueda haber depredadores escondidos, según los expertos.

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Así pues, las autoridades del Aeropuerto Internacional de Dayton han comenzado a convertir en pastizales de praderas 121,4 hectáreas (300 acres) de las 890,3 hectáreas (2.200 acres) que no tienen uso aeronáutico en el lugar.

Se plantarán para finales de año pastizales altos en las rutas de despegue y aterrizaje del aeropuerto, de acuerdo con la idea.

En Estados Unidos se registran más de 10,000 colisiones entre aves y aviones cada año. En la mayoría, los aparatos registran poco o ningún daño. El problema más frecuente es el daño a los motores. La Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) calcula que estos daños cuestan al sector 950 millones de dólares cada año.

Sin embargo, algunos daños pueden derivar en catástrofe. El aterrizaje forzoso del avión que efectuaba el vuelo 1549 de US Airways y que tuvo lugar en 2009 en el río Hudson, a menudo llamado El Milagro del Hudson, ocurrió cuando ambos motores absorbieron a gansos canadienses y la aeronave perdió fuerza.

Nadie perdió la vida cuando el aparato descendió planeando en el río.

Sin embargo, en 1960, los pasajeros del vuelo 375 de Eastern Air Lines no tuvieron la misma suerte. La aeronave golpeó contra una bandada de estorninos europeos durante el despegue.

Los cuatro motores resultaron dañados y el aparato se estrelló en el muelle de Boston con saldo de 62 personas fallecidas.

A nivel global, las colisiones entre aves y aviones han dejado al menos 250 personas muertas y 229 aeronaves destruidas desde 1988, según la Administración Federal de Aviación.

En los últimos 23 años, 25 personas murieron y 279 resultaron heridas debido a este tipo de incidentes en Estados Unidos.

Poco más de la mitad de las colisiones ocurren de julio a octubre, cuando las aves jóvenes dejan sus nidos y ocurre la migración de otoño.