Un hombre de Indiana que mató a una trabajadora doméstica guatemalteca que se equivocó de casa fue acusado el lunes de homicidio no premeditado en un caso que plantea preguntas sobre los límites de las leyes de la defensa propia.

Curt Anderson, de 62 años, podría enfrentar entre 10 y 30 años de prisión y una multa de 10,000 dólares en caso de ser condenado. Permanece detenido en la cárcel del condado Boone a la espera de su proceso. Su abogado Guy Relford no ha comentado al respecto.

Los oficiales encontraron a María Florinda Ríos Pérez de Velásquez, de 32 años, muerta en el porche delantero de una casa en Whitestown, un suburbio de Indianápolis, el 5 de noviembre. Las autoridades dijeron que la inmigrante de Guatemala formaba parte de un equipo de limpieza que llegó a la casa equivocada poco antes de las 7 de la mañana.

Su esposo dijo a los medios que estaba con ella en el porche y alguien disparó a través de la puerta principal. No se dio cuenta de que la habían herido hasta que cayó en sus brazos, sangrando. Las autoridades determinaron que recibió un disparo en la cabeza.

Indiana es uno de los 31 estados con una ley de defensa propia que permite a los propietarios usar fuerza letal para impedir que alguien ingrese ilegalmente a su vivienda. Pero la policía dijo que no había evidencia de que la mujer hubiese entrado en la casa antes de que le dispararan.

El caso recuerda un episodio similar en Missouri en 2023, cuando Andrew Lester, un hombre de 86 años, le disparó a Ralph Yarl después de que el adolescente negro de 16 años llegó a su puerta por error. Missouri tiene una ley de defensa propia similar, pero los fiscales acusaron a Lester de asalto en primer grado y acción criminal armada. Al final, se declaró culpable de asalto en segundo grado y no fue a juicio.

En 2024 en Nueva York, que no tiene una ley de defensa propia, un hombre fue condenado por asesinato no premeditado por disparar fatalmente contra una mujer que iba en automóvil y por error se metió al camino de entrada de la casa del acusado, en el norte del estado.

En Indiana, el fiscal del condado Boone, Kent Eastwood, dijo a los periodistas en una conferencia de prensa que la decisión de acusar a Anderson no fue difícil. Las protecciones de defensa propia no se aplican a Anderson porque carecía de suficiente información para saber si sus acciones eran razonables, dijo Eastwood.

“Creemos que la persona no tenía una creencia razonable de que ese tipo de fuerza era necesaria dado todos los hechos que tenía en ese momento”, dijo Eastwood.

Según una declaración de causa probable, Anderson dijo a los investigadores que él y su esposa estaban dormidos en un dormitorio del piso superior cuando escuchó un “alboroto en la puerta” que se intensificó. Pensó que alguien estaba usando llaves, herramientas o un instrumento en la puerta principal.

Se asustó, fue a la parte superior de la escalera y vio a través de las ventanas de la casa que dos personas estaban afuera de la puerta principal. Se dijo a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No se va a ir y tengo que hacer algo ahora”, según la declaración.

Entró en su habitación segura, sacó su pistola de su caja con llave y la cargó. El alboroto en la puerta se volvió “cada vez más agresivo”, dijo, y se aterrorizó de que fueran a entrar.

Le dijo a su esposa que entrara en la habitación segura, volvió a la escalera y vio a través de las ventanas a las personas en la puerta principal “empujando” la puerta y volviéndose más agresivas. Luego disparó un tiro hacia la puerta. Agregó que la puerta nunca se abrió y que no dijo nada antes de apretar el gatillo.

Luego escuchó a un hombre llorando y sollozando y pensó que los había asustado. Dijo que estaba tan asustado que inicialmente no salió de la casa cuando llegó la policía porque temía que los posibles intrusos aún estuvieran afuera, según la declaración.

Los investigadores encontraron un agujero de bala en la puerta, pero no había evidencia de ningún contacto forzoso con la puerta en sí o con el pestillo y el marco de la puerta.

La empresa de limpieza que empleaba a la pareja confirmó que se suponía que debían limpiar una casa modelo en una subdivisión cercana, según la declaración.

Jody Madeira, profesora de derecho de la Universidad de Indiana que se especializa en derechos de armas, dijo la semana pasada que el caso Ríos era “horrible” y “excepcionalmente inusual”.

En general, el público puede acceder legalmente a la propiedad privada, incluido un porche delantero, con un propósito legítimo hasta que se les diga que se vayan, dijo Madeira. Por ejemplo, por ley, un propietario no puede disparar contra un repartidor de pizza o a un conductor de Amazon solo por pisar su propiedad, señaló.