Fiscales federales de Texas acusaron a seis personas más con un nuevo cargo relacionado con terrorismo por el tiroteo ocurrido en julio fuera de un centro de detención de inmigrantes cerca de Dallas, y esperan que otras seis se declaren culpables en el caso.

La más reciente acusación en el caso, emitida el viernes, amplía los cargos anteriores y se basa en la reciente declaración del presidente Donald Trump, que considera al movimiento descentralizado conocido como antifa como una organización terrorista local. El presidente culpa a antifa por la violencia política.

El caso se deriva del tiroteo ocurrido el 4 de julio fuera del Centro de Detención Prairieland en Alvarado, al suroeste de Dallas, en el que un policía resultó herido. Los cargos también incluyen disturbios, intento de asesinato y acusaciones relacionadas con armas y explosivos.

Los fiscales dijeron que el grupo lanzó fuegos artificiales contra la instalación, vandalizó vehículos y luego disparó a los policías y agentes de correccionales que respondieron, hiriendo a un oficial de Alvarado en el cuello. Posteriormente fue dado de alta de un hospital.

El tiroteo tuvo lugar mientras el gobierno de Trump intensificaba las deportaciones.

Patrick McClain, abogado del acusado Zachary Evetts, dijo que no ha visto pruebas que respalden la visión del gobierno sobre el caso. Afirmó que su cliente volvería a declararse inocente en la audiencia del 3 de diciembre sobre los nuevos cargos.

“El señor Evetts nunca ha sido miembro de algo como una ‘Célula Antifa del Norte de Texas’, y según las pruebas proporcionadas hasta ahora por el gobierno, no hay evidencia de que tal organización haya existido alguna vez”, dijo McClain el sábado.

Antifa, abreviatura de “antifascistas”, no es una sola organización, sino un término general para designar grupos militantes de extrema izquierda que confrontan o se oponen a los neonazis y supremacistas blancos en manifestaciones.