Phoenix. A medida que Arizona experimentaba periódicamente picos de COVID-19 desde antes de mediados de año, el gobernador Doug Ducey se resistía a los llamados a tomar medidas enérgicas.

Se ha negado a ordenar el uso de mascarillas en todo el estado, ha permitido que cada distrito escolar tome sus propias decisiones y a las tiendas que permanezcan abiertas.

Ahora que Arizona se convierte en lo que los funcionarios de salud llaman el más reciente “epicentro mundial” de la pandemia, las medidas del gobernador republicano están cada vez más bajo la lupa.

“Al gobernador y a la directora de salud no les importa. Me parece que su objetivo es salir de esta situación mediante la vacuna”, dijo Will Humble, titular de la Asociación de Salud Pública de Arizona. “Con el tiempo, funcionará. Pero mientras tanto habrá mucha gente muerta”.

C.J. Karamargin, vocero del gobernador, dijo que las cifras de casos y decesos son “desgarradoras”, pero el fenómeno sucede también en estados donde rige la orden estricta de permanecer en casa.

“Algunos estados tienen estrictas órdenes de mitigación y otros tienen pocas o mínimas órdenes de mitigación, y el hecho es que todos pasan por lo mismo”, dijo Karamargin. “Las medidas de mitigación que aplicó el estado de Arizona desde el comienzo siguen vigentes. Exhortamos a todos los habitantes de Arizona a que las acaten”.

Al mismo tiempo, el estado trata de acelerar la campaña de vacunación, dijo el vocero. Más de 119,000 personas en Arizona han recibido la vacuna, dijeron funcionarios de salud el miércoles. Es menos del 2% de la población del estado. Para el miércoles, en la tercera semana de la campaña nacional de vacunación, 5.3 millones de personas habían recibido la primera dosis.

Liz Curren, de 34 años, cuida a su esposo Russell, de 37, desde que contrajo la enfermedad hace más de una semana. Sus síntomas incluyen dolores fuertes, escalofríos y dolor en los pulmones y riñones. La pareja y otros cuatro familiares se reunieron en Navidad, pero tomaron precauciones como el uso de la mascarilla. Pero Russell Curren y otros tres dieron positivo en los tests.

La cifra de muertos de COVID-19 en Arizona se acerca a 10,000. Las autoridades de salud reportaron 297 muertes el jueves.

El estado también registró 9,813 casos nuevos el jueves, los que elevaron el total a más de 584,500.

Arizona tiene la tasa de diagnósticos más alta del país: una de cada 119 personas dio positivo la última semana, dijeron las autoridades de salud.