Washington. El presidente Joe Biden, que ha estado trabajando para desmantelar la dura agenda de inmigración del gobierno anterior, intenta ahora construir una relación de colaboración con alguien que tuvo un inesperado entendimiento con su predecesor Donald Trump: El mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador.

Biden y López Obrador se reunieron el lunes de manera virtual para tratar una agenda que incluía la migración, la pandemia de coronavirus y el cambio climático. Aún está por verse cómo se llevarán los dos dirigentes en una relación que se ha vuelto cada vez más complicada.

“No hemos sido vecinos perfectos el uno del otro”, reconoció Biden en unos breves comentarios al comenzar el diálogo con su homólogo mexicano.

En tanto, López Obrador le dijo a Biden que estaba agradecido de que el nuevo presidente está “dispuesto a que mantengamos buenas relaciones… por el bien de nuestros pueblos”.

El presidente mexicano también mencionó una frase atribuida al general Porfirio Díaz, que gobernó el país durante siete períodos, sobre la relación entre ambas naciones: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.

“Y ahora puedo decir: ‘Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos’”, señaló.

López Obrador llegó a la reunión con su propia lista de prioridades, incluido presionar a Biden para que le dé permiso a la farmacéutica estadounidense Pfizer de venderle a México su vacuna contra el coronavirus producida en Estados Unidos, algo que Canadá también le ha solicitado a la Casa Blanca.

“Queremos recibir respuesta de una petición que ya hicimos”, comentó López Obrador a los reporteros en su conferencia de prensa diaria horas antes de dialogar con Biden.

Previo a la reunión, funcionarios de la Casa Blanca reiteraron que Biden seguía enfocado en inocular primero a los estadounidenses antes de poner su atención en ayudar a otras naciones. El mandatario, en un breve diálogo con reporteros al principio de la reunión, señaló que los dos dirigentes hablarían sobre las vacunas.

Después de la conversación, ambas partes emitieron un comunicado conjunto en el que se comprometieron a incrementar su cooperación para atender la migración, la pandemia y el cambio climático.

Las relaciones con Biden serán mucho más complejas y multifacéticas de lo que fueron bajo el mando de Trump.

Durante su primera campaña presidencial, Trump dijo que los mexicanos eran “violadores”. La promesa más destacada de la campaña del republicano fue construir un “gran y hermoso muro” a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos. Y conversaciones filtradas mostraron a Trump instigando al predecesor de López Obrador, Enrique Peña Nieto, para que no dijera que México nunca pagaría por un muro en la frontera entre ambos países.

Pero López Obrador pareció llegar a un entendimiento con Trump: México detuvo el flujo de migrantes centroamericanos que buscan llegar a la frontera estadounidense, y Trump a menudo pareció hacerse de la vista gorda ante prácticamente cualquier otra faceta de la complicada relación.

Hubo varios temas que Trump en gran medida pasó por alto o les restó importancia con tal de que México redujera el flujo de migrantes que intentaban llegar a Estados Unidos.

López Obrador, que asumió el cargo en 2018, acusó a las autoridades estadounidenses de fabricarle cargos de narcotráfico al general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional, y exigió que lo enviaran de regreso al país luego de que fue detenido en Los Ángeles en octubre. A la larga los fiscales estadounidenses accedieron.

Durante su presidencia, López Obrador ha tratado de fortalecer a las paraestatales energéticas Pemex y Comisión Federal de Electricidad, y le ha dado prioridad a las compañías que consumen combustibles fósiles en una época en que la comunidad internacional lucha por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Cuando comenzó su mandato, el presidente mexicano implementó una estrategia contra el narcotráfico que puso fin en gran medida a la detención de cabecillas y se enfocó más en reducir la pobreza.

Trump colmó de elogios a López Obrador, llamándolo “amigo” y un “gran presidente” en uno de sus últimos discursos presidenciales, el cual pronunció en la frontera para celebrar los avances logrados en la construcción del muro.

Desde que Biden ganó las elecciones en noviembre, una ola de migrantes ha viajado a la frontera entre ambas naciones.

Biden ha respaldado una iniciativa para dar estatus legal y proporcionar un camino para obtener la ciudadanía a las aproximadamente 11 millones de personas que viven en Estados Unidos de manera ilegal. El mandatario también se alejó de Trump al apoyar las gestiones para permitir que cientos de miles de personas que llegaron al país cuando eran niños permanezcan en la nación.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza están arrestando diario, en promedio, a más de 200 niños que cruzaron la frontera sin compañía de un adulto, pero casi todas las 7.100 camas destinadas a menores de edad en las instalaciones del Departamento de Salud y Servicios Humanos están ocupadas.

Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, intentó el lunes rebatir la idea de que la situación en la frontera se estaba saliendo de control.

“Los hombres y mujeres del Departamento de Seguridad Nacional están trabajando las 24 horas los siete días de la semana para garantizar que no tengamos una crisis en la frontera, que hagamos frente al desafío como lo grave que es, y no lo están haciendo solos”, señaló Mayorkas.

Previo a la reunión, López Obrador también mencionó una propuesta para un programa de visados de trabajo para inmigrantes, tipo “Bracero”, que permitiría que entre 600.000 y 800.000 trabajadores mexicanos y centroamericanos ingresen a Estados Unidos al año.

Cuando le preguntaron sobre la propuesta del presidente mexicano, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que reinstituir el programa Bracero requeriría la intervención del Congreso.

El programa Bracero original permitió que los mexicanos trabajaran de manera temporal en Estados Unidos para aliviar la escasez de mano de obra durante la Segunda Guerra Mundial y en un par de décadas posteriores a la guerra. López Obrador señaló que la economía estadounidense necesita a los trabajadores mexicanos por su fuerza y juventud.

El mandatario mexicano añadió el lunes que su nueva propuesta sería un programa que no sólo incluiría a los trabajadores agrícolas, sino que abarcaría otros sectores y profesionales.