José Irizarry fue uno de los más respetados agentes de la DEA [Administración para el Control de Drogas] apostados en Colombia.

Tal como lo reveló El Tiempo hace un año, participó en la captura de decenas de narcotraficantes y lavadores de dinero y era uno de los líderes de la oficina de esa agencia en Cartagena, en donde se había establecido y llevaba una vida con ciertas comodidades.

Pero Irizarry, de padres puertorriqueños y esposa colombiana, acaba de ser acusado formalmente de lavado de activos por una corte de Florida y arrestado por agentes federales.

En efecto, en el documento, en poder de El Tiempo, lo declaran copartícipe de una megaoperación de blanqueo de capitales que involucra a su esposa colombiana, Nathalia Gómez (también detenida) y a dos conspiradores que no se identifican, uno de ellos el padrino de sus hijos.

Irizarry estuvo en Colombia desde agosto de 2009 hasta enero de 2015, y fue sacado de Colombia por orden de su jefe inmediato y enviado a una oficina en Washington mientras se avanzaba la investigación por el supuesto nexo de Nathalia Gómez, esposa del agente, con el colombiano Diego Marín.

Aunque en la acusación no se revelan los nombres de otros implicados, se asegura que el hoy exagente “usó su posición especial e información privilegiada en su beneficio y en el de sus cómplices”.

Aunque se declaró en bancarrota, en diciembre de 2010, se le rastraron varios bienes que no pudo justificar.

Entre otras, su entonces esposa, Nathalia Gómez, creo una compañía (Irizarry y Gómez), en Miramar, Florida, a través de la cual movieron grandes cantidades de dinero.

Parte de los fondos habrían provenido de una red de tráfico de drogas y lavado de un cómplice colombiano que se convirtió en padrino de los hijos del agente de la DEA y de la colombiana.

Los lujos y los Ambuila

La investigación se refiere a un segundo cómplice, también colombiano, que ayudó a mover los fondos hacia Estados Unidos. Y aunque no lo identifican, señala, que fue un funcionario público.

Se indaga si su caso está vinculado con Ómar Ambuila, quien se desempeñaba como jefe de control de carga en la Dian y cuya hija adquirió un Lamborghini.

“El serial que aparece en el indictment es el mismo de la hija de Ambuila”, le aseguró a El Tiempo una fuente federal.

Los movimientos de dinero se realizaron entre 2011 y 2018, por New York, Ciudad de México, Houston y Atlantic City.

Según la investigación, mientras el agente entregaba reportes falsos u ocultaba información a sus supervisores, usaba la información de la DEA para beneficio de sus cómplices.

Además, compraba joyas, carros y hasta propiedades: “Sus movimientos de dinero iban de 5,000 hasta 400 mil dólares”.

De hecho, apenas se declaró en bancarrota, se compró en Miami BMW X-5, avaluado en más de 65,000 dólares. Otro de los carros es el Lamborghini Huracán, en cuya compra aparece un coconspirador o cómplice, según el indictment. El auto fue comprado en 329,000 dólares, en abril de 2016.

De hecho, le alcanzó para comprar un diamante en Tiffany, el 6 de diciembre de 2013, por el que pagó en efectivo 30,000 dólares.

Así se confirmó en la tienda de Bal Harbor, Florida, a pesar de que, para hacer la compra, presentó una identidad falsa. Por esa época, enero de 2015, adquirió una casa en Cartagena por cerca de 767 mil dólares.

También hay evidencia de que ayudó a blanquear al menos un millón de euros a una red mafiosa de Holanda.

Ahora, la Corte de Florida establecerá la fecha del juicio: “Por ser un agente federal puede enfrentar hasta 40 años de cárcel”, aseguró un alto funcionario en Miami.