KISSIMMEE, Florida. En medio de la desesperante espera, decenas de familias boricuas en esta ciudad floridana aplicaban ayer la enseñanza de un popular dicho de la cultura puertorriqueña: “es mejor precaver que tener que remediar”. Y comenzaban a llegar a varios de los refugios que han habilitado las autoridades en múltiples sectores de la Florida ante el esperado paso cercano del poderoso huracán Dorian.

Todos llegaban cargando alimentos, refrigerios, medicamentos, juegos de mesa, colchones, ropa de cama, almohadas, maletas y hasta corrales de bebés, entre otros múltiples artículos ante la eventualidad de verse obligados a pasar varios días en el albergue, donde eran recibidos por personal de los respectivos condados que anticipan verse afectados de alguna manera por el embate de Dorian, que se movía con suma lentitud sobre las Bahamas en camino a la costa este de Estados Unidos.

Y muchos llegaban de comunidades ubicadas en zonas inundables y solares de casas móviles, tras completar los preparativos de seguridad y protección en sus propiedades.

“No estamos muy seguros allí y es preferible salirse de allí antes de que pase (el huracán). Es mejor precaver. Aquí estamos cómodos”, dijo Dena Gutiérrez durante un sondeo informal de Primera Hora en los predios de la escuela Horizon Middleton School en Kissimmee, uno de tres refugios habilitados por la ciudad y el Condado de Osceola para la población general de la zona.

Dentro del plantel, custodiado por agentes del orden público, cada persona tenía que registrarse, y entonces las familias eran ubicadas en una zona dentro del espacioso salón habilitado con aire acondicionado, baños y servicio de alimentación con desayuno, almuerzo y cena para un cupo estimado de 400 refugiados.

Gutiérrez, oriunda de Guayanilla y quien reside en una casa móvil en Kissimmee, llegó al refugio junto a sus padres, tres hijas, un hermano y su nieto de 11 meses. Los acompañaba de visita el joven Jahniel Del Valle, a quien le cantaron “cumpleaños feliz” en festejo de las 18 primaveras. 

“Aquí uno tiene que olvidarse de todo… después que estemos juntos y que estemos con la familia, a olvidarse de todo”, añadió la fémina que llegó a Florida hace dos años, antes del paso del huracán María por la Isla en septiembre del 2017.

La cagüeña Damaris Olivo, por su parte, llegó al lugar para buscar información sobre la política para mascotas antes de tomar una posible decisión de refugiarse en medio de su visita de vacaciones a la Florida. 

“Depende de las condiciones del tiempo y lo que uno vea. Esto es un monstruo”, comentó la mujer mientras seguía llegando gente a la instalación.

Enrique Colón, a su vez, también arribó equipado junto a su familia, incluyendo a su hija Amarilys, de 19 años de edad, quien está en su sexto mes de gestación.

“Nerviosa. Es mi primer embarazo y con un huracán. Obviamente, no voy a estar muy cómoda… no va a estar fácil. Uno nunca sabe si esto es bien seguro aquí”, expresó Amarilys, aunque Colón, quien ya ha pasado varios fenómenos atmosféricos en siete años de domicilio en Florida y procedente de Carolina, precisó que se trasladaron al albergue “por seguridad. Estamos viviendo en un ‘mobile home’ y no es seguro… tormentas son peligrosas, y ahora viene un huracán. Gracias a Dios hay esperanza de que nos deje la casita allí y que estén nuestras cositas que tanto esfuerzo nos ha costado tenerlas”.

Su esposa, la corozaleña María Ortiz Albelo, subrayó que “estoy consciente que (el refugio) no es un hotel y nada privado, pero hay que tener uso de razón para compartir”.

De seguro era un escenario repetido a lo largo de los refugios abiertos en todo el estado en espera a la lenta llegada de Dorian, mientras las autoridades y empresas vigilaban el sistema para tomar decisiones finales. 

El aeropuerto internacional de Orlando ayer seguía en operaciones, pero con sobre 1,000 vuelos cancelados a nivel estatal, algunos centros comerciales  cerraron sus puertas, al igual que escuelas públicas en el condado Orange.

Reportan víctimas

El primer ministro de Bahamas, Hubert Minnis, confirmó ayer la muerte de cinco personas tras el destructor paso de Dorian. 

Minnis, en una conferencia de prensa, indicó que de momento es la información disponible y que hay que ser muy cuidadosos con los datos que se dan sobre fallecimientos.

Mientras, funcionarios de la Cruz Roja estimaron en cerca de 13,000 las viviendas destruidas en las Islas Ábaco, en Bahamas.

Se espera que Dorian, en algún momento, continúe hacia la costa de Florida con una fuerza de ciclón de categoría 4, con vientos de 145 millas por hora.

Los expertos del Centro Nacional de Huracanes prevén que el huracán, hasta anoche estacionario en Bahamas, no llegue a impactar directamente a Florida y que gire de forma  gradual al nornoroeste.