Las agencias del orden en Estados Unidos registraron una ola de retiros y salidas en el año desde que George Floyd fue asesinado por un policía y ahora pasan trabajos para reclutar a una nueva generación de policías.

En medio del examen nacional de las políticas policiales, las comunidades están cuestionando quién debería ingresar a la policía ahora.

Protestas masivas y llamados a retirar reformar o quitar fondos la policía, además de la pandemia de coronavirus, sacudieron la moral de las agencias a cargo del orden. La tasa de retiros en algunos departamentos subió 45% comparada con el año previo, de acuerdo con un nuevo estudio de casi 200 agencias de la ley y el orden realizado por el Police Executive Research Forum y del cual The Associated Press obtuvo una copia. Al mismo tiempo, las contrataciones bajaron 5%.

La ola de salidas se produce mientras legisladores locales han prometido implementar reformas —como poner fin a las políticas que dan inmunidad a los agentes por sus acciones en servicio— y dicen que están comprometidos con cambiar la forma en que opera la policía. Los reclutadores están buscando a un tipo diferente de candidatos para los departamentos.

Años atrás, las calificaciones pudieran haber estado centradas en la fuerza física del candidato. Ahora, los departamentos de policía dicen que buscan a reclutas que usen el cerebro. También quieren que los futuros agentes sean representativos de sus comunidades.

“En los días de antaño, querías a alguien que tuviera la fuerza para actuar físicamente”, dijo el jefe de la policía de Atlanta, Rodney Bryant. “En los policías de hoy eso no es lo que buscamos. Estamos buscando a alguien que se identifique realmente con la comunidad y que piense como lo hace la comunidad”.

Pero el clima actual, junto con un incremento de los delitos en algunas ciudades, está creando lo que Chuck Wexler, jefe del Police Executive Research Forum, llamó una “mezcla combustible”.

Está creando “una crisis en el horizonte para los jefes policiales cuando analizan los recursos que necesitan, especialmente en un período en el que estamos registrando un aumento de asesinatos y tiroteos”, dijo Wexler. “Es una llamada de alerta”.

Los datos de la organización de Wexler representan una fracción de las más de 18,000 agencias de ley y orden en el país y no son representativos de todos los departamentos, pero constituyen uno de los pocos esfuerzos para examinar las contrataciones y retenciones de la policía y compararlas con el tiempo antes de la muerte de Floyd en Minneapolis el 25 de mayo de 2020. El expolicía Derek Chauvin, que apoyó una rodilla en el cuello de Floyd cuando éste estaba en el suelo con las manos esposadas tras la espalda, fue declarado culpable de asesinato y espera condena.

Los autores de estudio recibieron datos de 194 departamentos de policía el mes pasado sobre sus contrataciones, renuncias y retiros entre el 1 de abril de 2020 y el 31 de marzo de 2021 y las mismas categorías entre el 1 de abril de 2019 y el 31 de marzo de 2020.

Por comparación, los cambios en la actitud de los ciudadanos hacia las tácticas policiales están bien documentados. En el último año, alrededor de la mitad de los adultos en Estados Unidos dijeron creer que la violencia policial contra la gente es un problema “muy” o “extremamente” grave, de acuerdo con un sondeo de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research.

“Es difícil reclutar a las mismas personas que consideran a la policía como una oposición”, dijo Lynda R. Williams, presidenta de la National Organization of Black Law Enforcement Executives, quien previamente trabajó en el reclutamiento de miembros para el Servicio Secreto. Esa agencia federal, entre otras funciones, protege la integridad del presidente, el vicepresidente, los expresidentes y sus familiares cercanos.

Bryant conoce de primera mano el problema del reclutamiento de policías idóneos. En las semanas tras la muerte de Floyd, un policía blanco, Garrett Rolfe, mató a tiros a Rayshard Brooks, un hombre negro, en el estacionamiento de un restaurante de la cadena Wendy’s en el área de Atlanta.

Rolfe fue despedido, la jefa de la policía renunció y el fiscal del distrito anunció cargos, incluso asesinato, contra Rolfe, un paso raro en casos de tiroteos policiales. Algunos policías dejaron el departamento, que actualmente tiene 1,560 agentes: 63% negros, 29% blancos y 5% hispanos.

Entonces llegó la “gripe azul”, cuando muchos policías se declararon “enfermos” en señal de protesta. Bryant, que entonces era jefa interina del departamento, admitió que eso sucedió en Atlanta tras los cargos contra Rolfe.

“Algunos están furiosos. Unos, temerosos. Algunos se sienten confundidos sobre lo que hacemos. Unos pudieran sentirse abandonados”, dijo Bryant el verano pasado en una entrevista durante el pico de la crisis.

Pero eso no ha mellado la determinación de algunos, como Kaley Garced, una peluquera que se graduó de la academia de policía en Baltimore en agosto. Pese a las protestas y las actitudes hacia la policía, ella mantuvo su decisión, con un plan de interactuar con los residentes.

“Ganarse su confianza” lleva a mejor trabajo policial, dijo. Los ciudadanos que confían en la policía no temen “llamarte en sus peores días” para pedir ayuda.

Williams dijo que ella cree que la próxima generación de la policía traerá una nueva visión y mejorará la profesión, haciendo los departamentos más diversos e inclusivos.

“Ellos son el cambio que queremos ver”, dijo Williams.

Reclutar sigue siendo un reto. En algunas ciudades, como Filadelfia, los departamentos están pasando más tiempo revisando las actividades de los candidatos en las redes sociales para detectar posibles prejuicios. En otras, las disparidades de paga —un problema viejo— siguen existiendo, lo que dificulta atraer candidatos y retener a los reclutas recién entrenados cuando una jurisdicción vecina ofrece mejores pagas y prestaciones.

En Dallas, los líderes municipales pasaron la mayor parte de la última década con dificultades para conseguir candidatos y frenar el flujo constante de salidas de policías exasperados por los bajos salarios y el colapso del fondo de pensiones.

Pese a los esfuerzos, la fuerza policial allí tiene ahora unos 3,100 agentes —comparado con más de 3,300 en 2015—, una pérdida en momentos en el que la población de la ciudad ha crecido a más de 1.3 millones. Eso significa que los agentes uniformados responden a más llamadas y los detectives lidian con más casos, todo eso en medio de tensiones raciales elevadas. La fuerza es 44% blanca, 26% negra y 26% hispana.

En 2016, cinco policías fueron asesinados en Dallas por un francotirador en venganza por tiroteos policiales que mataron e hirieron a hombres blancos. Dos años después, una mujer policía fuera de servicio mató a su vecino en el apartamento de éste. La agente fue despedida y luego condenada a 10 años en prisión por asesinato.

Mike Mata, presidente de la Asociación d Policías de Dallas, dijo que el clima nacional y problemas locales de paga y pensiones han agravado los retos para contratar policías en la ciudad.

En 2019, sin embargo, una firma consultora contratada por la municipalidad para revisar a su policía concluyó que ese departamento no solamente necesitaba más agentes, sino “un realineamiento de estrategias, objetivos, misiones y tácticas”.

Esas conclusiones encuentran eco en Changa Higgins, un veterano organizador comunitario. “No hay que concentrarse en contratar a más policías”, dijo. “Hay que concentrarse en cómo los asignas”.

En Los Ángeles, el departamento batalla una imagen de décadas de escándalos y problemas raciales desde los disturbios en Watts en 1965 hasta la violencia callejera en 1992 luego de que un jurad en Simi Valley absolvió a los policías que golpearon brutalmente al automovilista negro Rodney King.

El capitán Aaron McCraney, director de reclutamiento y el jefe Michel Moore detallaron los problemas que enfrentaron el año pasado los 48 nuevos reclutas —más de la mitad de los cuales son mujeres—, apuntando que la pandemia, la agitación civil y la incertidumbre económica fueron apenas algunos de ellos.

“Aunque estos son tiempos difíciles, son tiempos interesantes, dijo McCraney. “Estos tiempos pasarán y llegarán cosas mejores”.