Miami. El ex boina verde que se ha adjudicado la responsabilidad de una fallida incursión militar en Venezuela es investigado por tráfico de armas en Estados Unidos, de acuerdo con funcionarios y exfuncionarios policiales.

La investigación en torno a Jordan Goudreau se encuentra en sus primeras etapas y de momento no está claro si derivará en la presentación de cargos formales, según un funcionario policial estadounidense que habló bajo condición de anonimato para poder discutir las deliberaciones internas.

La pesquisa surgió de un frenesí de comentarios contradictorios que Goudreau ha hecho desde que un pequeño grupo de combatientes voluntarios a los que asesoraba lanzó el domingo una incursión con el objetivo de derrocar al presidente venezolano Nicolás Maduro.

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Algunos miembros del Congreso de Estados Unidos también preguntaron al Departamento de Estado qué sabían de los planes de Goudreau y expresaron preocupación de que probablemente haya violado las normas referentes al tráfico de armas.

El ex miembro de las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos trabajó en Puerto Rico tras el paso del huracán María en septiembre de 2017. Posteriormente, fundó en Florida la compañía Silvercorp USA.

Una investigación de The Associated Press publicada antes de la incursión fallida pone a Goudreau en el centro de un complot, tramado con el general retirado del ejército venezolano Cliver Alcalá, para entrenar a decenas de desertores de las fuerzas de seguridad de Venezuela en campamentos secretos dentro de la vecina Colombia para llevar a cabo una operación relámpago contra Maduro.

Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de 15 millones de dólares por información que conlleve al arresto o condena de Maduro. En marzo, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump le imputó cargos de narcotráfico.

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Los hombres estaban siendo entrenados para combate en tres campamentos rudimentarios en Colombia con la ayuda de Goudreau y su compañía Silvercorp USA, con sede en Florida, comentaron a la AP varios oponentes de Maduro y aspirantes a combatientes. Pero el complot parecía condenado al fracaso desde el principio debido a que carecía del respaldo del gobierno de Trump y estaba infiltrado por la vasta red de inteligencia de Maduro capacitada por Cuba, encontró la AP.

El funcionario policial dijo que los comentarios de Goudreau indican que su trabajo a nombre del ejército de voluntarios podría haber violado las leyes que requieren que cualquier compañía estadounidense que suministre armas o equipos militares, así como asesoría y entrenamiento militar, a personas extranjeras soliciten la aprobación del Departamento de Estado.

Los expertos concuerdan.

“Los comentarios públicos de Goudreau por sí mismos muestran que exportaba su pericia letal a un país extranjero”, comentó Sean McFate, exparacaidista del ejército de Estados Unidos que trabajó como contratista militar privado y es autor del libro “The New Rules of War”, que trata sobre las implicaciones del combate privatizado en la política exterior. “Esta es una infracción grave”, añadió.

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Goudreau rechazó comentar al respecto el martes. El Departamento de Estado dijo que la ley le impide confirmar autorizaciones de actividades.

El funcionario policial señaló que la posible participación de Goudreau en el tráfico de armas surge de una incautación realizada el 23 de marzo por la policía de Colombia de un arsenal que era transportado en un camión. Alcalá reclamó la propiedad del cargamento poco antes de entregarse para enfrentar cargos relacionados con narcóticos en Estados Unidos como parte del mismo caso por el que Maduro fue acusado.

El alijo de armas, valuado en aproximadamente 150,000 dólares, incluía mirillas telescópicas, gafas de visión nocturna, equipos de radiocomunicación de dos vías y 26 fusiles de asalto de fabricación estadounidense a los que les habían sido borrados los números de serie. Quince cascos color marrón incautados por la policía fueron manufacturados por High-End Defense Solutions, una compañía de Miami que vende equipo militar y que es propiedad de una familia inmigrante venezolana, según la policía colombiana.

High-End Defense Solutions es la misma empresa que Goudreau visitó en noviembre y diciembre, presuntamente para obtener armas, según dos exsoldados venezolanos que dicen haber ayudado al estadounidense a elegir el equipo, pero que posteriormente se enemistaron amargamente con él tras ser acusados de que eran espías de Maduro. La AP no pudo verificar su versión en forma independiente.

El propietario de la compañía, Mark Von Reitzenstein, no ha respondido a repetidas solicitudes telefónicas y por correo electrónico para que dé sus comentarios.

Dos exfuncionarios policiales dijeron que un informante se acercó a la DEA en Colombia antes de la incautación de las armas con una pista infundada acerca de la presunta participación de Goudreau en el tráfico de armamento. La agencia antidrogas estadounidense, sin saber en esa época quién era Goudreau, no abrió una investigación formal, pero sospechaba que cualquier arma estaría destinada a insurgentes izquierdistas o bandas delictivas en Colombia, no a un ejército variopinto de voluntarios venezolanos, dijeron los exfuncionarios a condición de guardar el anonimato para poder hablar sobre deliberaciones internas. Uno de ellos indicó que la información fue transferida al Departamento de Seguridad Nacional.

La DEA manifestó que no hace comentarios sobre posibles investigaciones en curso.

Las autoridades de Colombia también están investigando a Goudreau dentro de su pesquisa sobre el cargamento de armas incautadas, le dijo un funcionario colombiano a la AP a condición de guardar el anonimato para poder hablar sobre una indagatoria en proceso.

Mientras tanto, funcionarios del Congreso estadounidense se dicen preocupados. Personal legislativo demócrata contactó al Departamento de Estado en múltiples ocasiones el lunes para solicitarle información acerca de cualquier posible contacto con Goudreau o conocimiento de sus actividades, y si sus labores pudieron haber violado las normas internacionales sobre tráfico de armas, según un miembro del personal que habló a condición de guardar el anonimato para poder declarar sobre el contacto privado.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, reiteró el miércoles las afirmaciones de Trump hechas acerca de que el gobierno de Estados Unidos no estuvo involucrado directamente en la temeraria operación de Goudreau.

“Si hubiéramos estado involucrados, habría tenido un resultado distinto”, bromeó. “En cuanto a quién la financió, no estamos preparados para compartir ninguna información adicional sobre lo que sabemos que ocurrió. Lo daremos a conocer en un momento adecuado; compartiremos esa información si tiene sentido hacerlo”.

Goudreu, quien recibió la Estrella de Bronce en tres ocasiones, ha insistido en que su trabajo de proporcionar únicamente asesoría estratégica a los combatientes no requiere una licencia especial. De todas formas, reconoció haber enviado al combate a dos compañeros suyos de las fuerzas especiales asociados con Silvercorp y que ahora están detenidos en Venezuela después de que el complot fue desarticulado.

“Tienes que introducir un catalizador”, afirmó en una entrevista telefónica con la AP el lunes desde Florida. “De ninguna manera estoy diciendo que 60 hombres pueden ingresar y derrocar a un régimen. Estoy diciendo que 60 hombres pueden entrar e inspirar a las fuerzas armadas y a la policía a cambiar de bando y unirse a la liberación de su país, que muy en el fondo es lo que quieren”.

Goudreau ha dicho que fue contratado por Juan Guaidó, a quien Estados Unidos considera el presidente legítimo de Venezuela. Para respaldar su afirmación, presentó un acuerdo de ocho páginas que firmó él y en el que está la que parece ser la firma de Guaidó. El líder opositor se ha negado a decir si la firma en el “acuerdo de servicios generales” es auténtica.

El miércoles, Guaidó rechazó haber firmado contrato alguno e insistió en que no tiene vínculos ni compromisos con Silvercorp. En un comunicado acusó a Maduro de infiltrar la así llamada “Operación Gedeón” y de usar “un falso documento como justificación para intentar secuestrar y detener ilegalmente al Presidente (E) Juan Guaidó”.

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La versión de Goudreau también está llena de contradicciones. En una entrevista televisada con “Factores de Poder”, un medio de comunicación de Miami popular entre los exiliados venezolanos, afirma que nunca recibió “ni un centavo” por su trabajo, pero que aun así siguió preparando a los hombres para combatir, proceso en el que se endeudó mucho.

J.J. Rendón, un asesor de Guaidó que vive en Miami, dijo que le dio a Goudreau 50,000 dólares según le solicitó para cubrir algunos gastos. El ex boina verde reconoció ante la AP y otros medios que sí recibió ese dinero.

Una persona al tanto de la situación dijo que el acuerdo fue firmado en octubre por Rendón y otro asesor de Guaidó que también vive en Estados Unidos, el legislador Sergio Vergara. En un momento dado Guaidó saludó brevemente a Goudreau en una videoconferencia, según se demuestra en una grabación de audio efectuada por Goudreau en un teléfono celular oculto y que él compartió con el periodista venezolano.

“Pongámonos a trabajar", afirma una voz que parece ser la de Guaidó en la grabación filtrada. No menciona ninguna incursión militar.

Unos días después, el equipo suspendió sus contactos con Goudreau, luego de percatarse de que él no podría cumplir lo que prometió y porque no estaban entendiéndose bien, señaló la persona. Un intento por reactivar el acuerdo se vino abajo en noviembre porque la oposición ha dejado de apoyar la idea de una incursión militar privada, agregó. El último contacto con Goudreau se llevó a cabo hace unas semanas, cuando un abogado que representa al veterano le escribió a Rendón para cobrar un anticipo prometido de 1.5 millones de dólares. A través de intermediarios, el ex boina verde les hizo saber que si no le pagaban daría a conocer el acuerdo a la prensa, indicó la persona.

Se desconoce cómo fueron contrabandeadas las armas a Colombia, pero, en diciembre, Silvercorp adquirió una embarcación de fibra de vidrio de 41 pies de eslora, según muestran los registros de navíos de Florida, y en febrero procedió a obtener una licencia para instalarle equipo de navegación marítima. En su solicitud ante la Comisión Federal de Comunicaciones, dijo que el bote viajaría a puertos extranjeros.

Posteriormente la embarcación llegó a Jamaica, donde Goudreau se había reunido con algunos de sus colegas de las fuerzas especiales que tenían interés en participar en la incursión, según una persona al tanto de la situación que habló a condición de guardar el anonimato para poder declarar sobre tratos delicados.

Pero mientras se alistaban para su ataque, el bote se descompuso en el mar el 28 de marzo y se activó una baliza de emergencia que indicaba su posición, lo que alertó a las autoridades navales de la isla holandesa de Curazao en el Caribe. Goudreau tuvo que regresar a Florida y ya no pudo reunirse con sus tropas antes de la incursión debido a las restricciones a los viajes implementadas por la pandemia de coronavirus.

“Es 100% seguro que él hubiera caído bajo una lluvia de balas porque así es él”, dijo la persona.