El reciente informe sobre Terrorismo 2022 emitido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos advirtió que los grupos armados en Colombia, Perú y Venezuela suponen amenazas relevantes para la región.

“Colombia, Perú y Venezuela continuaron experimentando actividad terrorista”, señaló el escrito, que destaca que la Segunda Marquetalia, las FARC-EP y el ELN siguieron “cometiendo actos de terror en Colombia y Venezuela”.

Los delitos los cometían a través de acciones violentas como atentados con bomba, secuestros, violencia contra poblaciones civiles y miembros desmovilizados de las FARC, así como ataques a la fuerza pública.

“En Venezuela la mayor parte de su territorio está desgobernado o mal gobernado”, se lee en el texto.

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A estas acciones se suman al “entorno algo permisivo” por parte del gobierno de Nicolás Maduro, quien ha permitido la operación de estos grupos. Especialmente el ELN, las FARC-EP y la segunda Marquetalia, según el informe.

En Colombia, por su parte, existen diferentes características que permiten que los grupos operen impunemente, tales como el terreno accidentado y la densa cubierta forestal, así como las bajas densidades de población y una presencia gubernamental “históricamente débil”. Tanto así, que es un hecho que se refleja en sus fronteras con otros países como Brasil, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.

No solo Colombia y Venezuela figuran como los países de “amenazas terroristas: para la región. En Perú, el grupo Sendero Luminoso “normalmente ataca a los servicios de seguridad peruanos y se conocen sobre los ataques perpetrados contra civiles”.

El informe destaca, además, sobre las operaciones que este grupo inca “lleva a cabo sobre una variedad de actividades ilícitas, induciendo a la extorsión, el tráfico de drogas y asesinatos”.

El departamento norteamericano resaltó en su escrito que el grupo terrorista Hizbulá, que opera en el Líbano con respaldo de Irán, “continuó su larga historia de actividad en el hemisferio occidental. En esto se incluye la recaudación de fondos por parte de sus partidarios y financistas en lugares clave”.

En el mismo resaltó, además, la ubicación de algunos de sus miembros en países como Brasil, Chile, Colombia, Panamá, Perú y Estados Unidos.