El censo estadounidense de 2020 omitió a unas 1.6 millones de personas, pero dados los obstáculos planteados por la pandemia de coronavirus y los desastres naturales, la cifra de los que quedaron excluidos fue menor de lo esperado, según un análisis de un grupo de expertos que realizó simulaciones por computadora.

El análisis, realizado por el Urban Institute y publicado el martes, encontró que las personas de color, los inquilinos, los no ciudadanos, los niños y las personas que viven en Texas —el estado que creció más en Estados Unidos— tenían más probabilidades de quedar excluidos, aunque por márgenes más pequeños de lo previsto para un censo realizado en plena pandemia de coronavirus. Aún así, esos déficits podrían afectar el trazado de distritos políticos y la distribución del gasto federal.

El análisis estima que un 0.5% de la población de la nación no fue contada en el censo de 2020. Si el modelo de esa estimación es acertado, sería mayor que el 0,01% de la población que no fue contada en el censo de 2010, pero casi el mismo que el 0.49% del censo de 2000.

El censo de los 331 millones de residentes de la nación el año pasado enfrentó desafíos sin precedentes como consecuencia de la pandemia, los incendios forestales en el oeste, los huracanes en la costa del Golfo y los intentos de politización por parte de la administración del entonces presidente Donald Trump.

El conteo nacional se usa para determinar cuántos bancos en el Congreso obtiene cada estado, proporciona los datos para trazar distritos políticos y ayuda a determinar la asignación de 1,500 millones de dólares en gastos federales cada año.