El jefe interino de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias planea trasladar a los estados la responsabilidad de la recuperación ante desastres durante la próxima temporada de huracanes en Estados Unidos, anunció el jueves durante una reunión con el personal.

David Richardson expresó que su intención era “devolver la primacía a los estados”, parte de una transformación en toda la FEMA (siglas en inglés de la agencia).

En comentarios que consolidaron la intención del gobierno del presidente Donald Trump de provocar un cambio de gran magnitud en la misión de la agencia, Richardson indicó que la intención de la FEMA para la “temporada de desastres” de 2025 será fortalecer las capacidades de los estados para la respuesta y recuperación mientras se coordina la asistencia federal “cuando se considere necesario”.

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Los comentarios coinciden con una iniciativa amplia del gobierno de Trump para reestructurar y reducir el tamaño del gobierno federal. Fueron efectuados apenas 17 días antes de que comience la temporada de huracanes del Atlántico, que los científicos calculan tendrá unas 17 tormentas con nombre —una cifra superior al promedio— y cuatro huracanes de categoría 3 o superior. Richardson indicó que la FEMA estaba “en cierta medida, en gran medida, lista para la temporada de desastres del 2025”, y que para el próximo viernes le presentaría a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, un plan para la temporada.

La agencia se encuentra en un período de turbulencia, en un momento en que el gobierno de Trump sopesa su futuro. El mandatario ha planteado “deshacerse” de la FEMA por completo, una idea que Noem ha respaldado. Richardson reemplazó al exjefe interino Cameron Hamilton la semana pasada, un día después de que Hamilton le dijera a un comité del Congreso que no creía que la FEMA debería de ser eliminada.

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Aunque Richardson minimizó la probabilidad de que la FEMA desaparezca por completo, sí indicó que el papel de él es implementar la visión de Trump sobre cómo se gestionan los desastres, lo que, según él, significa trasladarles a los estados una “gran parte” de la respuesta y recuperación.

Algunos estados, incluidos Florida y Texas, ya están preparados adecuadamente para desastres, según el jefe interino. Otros deberían prepararse para asumir más de la carga financiera, advirtió, e hizo notar que la que suele ser la participación federal del 75% en sufragar costos de diversas cosas —tales como la reparación de infraestructura pública— podría cambiar incluso este verano.

“Deberían tener cierto presupuesto para estas cosas”, expresó Richardson. “Apuesto a que el gobernador Abbott de Texas tiene un fondo de emergencia para incendios, tornados, huracanes, y no se lo gasta en otra cosa”.

La asistencia de la FEMA está disponible para los estados cuando un gobernador la solicita y el presidente aprueba una declaración de desastre mayor. Esas decisiones suelen estar fundamentadas en si el impacto del evento excede la capacidad del estado para responder.

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Trump ya ha señalado un cambio respecto a la típica toma de decisiones en torno a las declaraciones de desastre. Ha rechazado solicitudes del estado de Washington y de Virginia Occidental. Esta semana aprobó una declaración de desastre de gran magnitud para tormentas que azotaron Arkansas en marzo después de que en un principio había rechazado la solicitud.

El cambio se produce en un momento en que crece el número de desastres climáticos en Estados Unidos: hubo 90 declaraciones de desastre de gran magnitud en 2024, y 27 eventos relacionados con el clima que provocaron más de 1.000 millones de dólares en daños.

Aunque los estados suelen encabezar la respuesta a desastres, dependen de recursos federales según sea necesario, observó Jeremy Edwards, subdirector de asuntos públicos de la FEMA durante el gobierno del presidente Joe Biden, y no todos los estados podrán asumir más de esa responsabilidad.

“No está claro qué quieren decir cuando dicen devolver la primacía a los estados”, señaló. “¿Qué significa eso cuando ciertos estados no tienen los recursos en sus propios presupuestos para responder y recuperarse de eventos catastróficos?”.

En cuanto a la reestructuración a largo plazo, Richardson indicó que la FEMA iniciará un “análisis de misión” para asegurar que sus actividades se limiten estrictamente a lo que legalmente se le ha ordenado hacer.

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“No haremos nada que no esté en las disposiciones legales”, afirmó. “Si lo hacemos, estamos malgastando el dinero del pueblo estadounidense”.

Trump también ha establecido un consejo de 13 miembros para revisar la FEMA, presidido por la secretaria Noem y el secretario de Defensa Pete Hegseth, con el fin de recomendar cambios en la agencia.

Cuando se le preguntó si las reformas derivarían en más reducciones de personal, Richardson respondió que era posible que así fuera, a medida que más funciones de la agencia se transfieran a los estados. Aproximadamente 2,000 empleados a tiempo completo han dejado la FEMA desde que Trump asumió la presidencia del país en enero, una pérdida de aproximadamente un tercio de la fuerza laboral a tiempo completo de la agencia.

Indicó también que, aunque ningún programa era un “blanco” específico para ser eliminado, mucho dependía de los resultados del análisis.

“Si estás fuera de lo obligatorio, te convertirás en un blanco, punto”, advirtió.