Savannah, Georgia. Peluquerías, salones de uñas, gimnasios y unos cuantos negocios más reabrieron el viernes en Georgia, luego de que el gobernador Brian Kemp relajó las restricciones impuestas hace un mes para frenar la propagación del coronavirus, a pesar de las advertencias de los expertos en salud de un posible nuevo aumento de infecciones de coronavirus.

Mientras algunos clientes se aventuraban a estos locales, los casos confirmados de muertes por COVID-19 en Estados Unidos superaba los 50,000, según un conteo de cifras oficiales compilado por la Universidad Johns Hopkins. Se cree que el número real es mucho más elevado.

Aunque con alcance limitado, las reaperturas en Georgia, y por lo menos dos estados más, marcaron un hito en el debate que se viven en Estados Unidos -y el mundo- sobre qué tan rápido los líderes políticos deben levantar las órdenes de cuarentena que han afectado a la economía.

Con las muertes e infecciones todavía en aumento en Georgia, muchos propietarios de negocios planean permanecer cerrados a pesar de la garantía del gobernador Kemp de que las visitas a hospitales y casos nuevos se han estabilizado lo suficiente para que peluqueros, tatuadores, masajistas y entrenadores personales vuelvan al trabajo sin restricciones.

El plan de Kemp, un republicano, de reanudar las actividades económicas resultó demasiado ambicioso incluso para el presidente Donald Trump, quien expresó no estar de acuerdo con su colega republicano.

Trump firmó el viernes un proyecto de ley que proporcionará $484,000 millones en ayuda a los empleadores y hospitales que resienten el peso de la pandemia. En las últimas cinco semanas, aproximadamente 26 millones de personas han solicitado apoyo por desempleo, o 1 de cada 6 trabajadores en Estados Unidos.