Hijas de Obama, Malia y Sasha, generan curiosidad
La mayoría del tiempo Malia y Sasha no son centro de atención, excepto cuando hay viajes familiares como sus vacaciones.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Washington.- Malia Obama tiene aparatos en los dientes, toca la flauta y se asegura de que su padre trate de salvar a los tigres; su hermana menor Sasha practica básquetbol como su padre y baila hip-hop. Ambas se levantan a las seis de la mañana para ir a la escuela. Barack y Michelle Obama han tratado de mantener a sus hijas alejadas de los medios de comunicación desde que llegaron a la Casa Blanca, argumentando que quieren que sus vidas sean lo más normales que se pueda. Pero de pronto, uno que otro detalle sobre los gustos y las actividades de las niñas más jóvenes en la residencia presidencial desde los Kennedy suele filtrarse. Y quienes ofrecen la información son precisamente su mamá y su papá. Fue el mismo Obama quien reveló, quizá para vergüenza de su hija, que a Malia le habían puesto aparatos en los dientes. También divulgó sus planes de pasar casi todo agosto en un campamento de verano. "Es mi bebé", dijo sobre Malia, saliéndose del discurso preparado para un acto de recaudación de fondos. "Aunque ahora mide 1,74 metros (cinco pies y nueve pulgadas) todavía es mi bebé y le acaban de poner los aparatos, lo que es muy bueno porque se ve como una niña y antes estaba empezando a parecer demasiado grande para mí". Incluso la idea de pasar parte del verano sin su primogénita le estaba causando cierta congoja a Obama. "Malia se va a un campamento un mes, algo que nunca ha hecho antes, y tal vez se me saldrá una lágrima cuando se vaya", dijo Obama cuando le preguntaron en una entrevista cuáles eran sus planes para el verano. En otra entrevista Obama dijo que sus hijas tienen cuentas de ahorros y que les dan una parte del dinero, aunque no dijo cuánto o con qué frecuencia. El presidente también dijo que quizá estén llegando a la edad en la que podrían comenzar a trabajar de niñeras. La primera dama también es responsable de romper el muro protector de la privacidad de sus hijas que ella misma y su esposo han intentado mantener. "Una de las cosas que le pide Malia a su padre es salvar a los tigres", dijo Michelle Obama a un grupo de niños que visitaban la Casa Blanca. "Así que hablamos de los tigres por lo menos una vez a la semana y sobre lo que él hace para salvarlos". Al parecer los tigres son el animal favorito de Malia. La señora Obama también ha revelado que las dos tocan el piano y Malia un poco la flauta. A Sasha le gusta bailar hip-hop y ambas practican tenis. Según la primera dama sus hijas no tienen permitido ver la televisión durante la semana y en los fines de semana sólo pueden ver un poco. En cuanto a las computadoras sólo pueden usarlas en la semana para hacer sus tareas. Incluso su abuela materna Marian Robinson ha revelado uno que otro detalle sobre las niñas, por ejemplo que tienen habitaciones separadas. Los Obama no son los primeros padres residentes en la Casa Blanca que quieren proteger a sus hijos de la vida en Washington. La primera dama Jacqueline Kennedy trató de mantener fuera de las cámaras a sus hijos Caroline y John Jr. tanto como pudo. Después de que dejó la Casa Blanca aconsejó a otras familias presidenciales con hijos pequeños que hicieran lo mismo, como en el caso de Bill y Hillary Rodham Clinton. Chelsea Clinton, que se casó en julio, era una chica que apenas comenzaba a pasar por la adolescencia cuando Clinton fue elegido presidente en 1992. El programa "Saturday Night Live" despertó la furia de sus padres al mofarse de ella, pero en general los medios respetaron su privacidad. Lo que ayudó fue que los Clinton decían tan pocas cosas de Chelsea que a veces la gente se olvidaba de que había una menor de edad en la Casa Blanca. En el caso de George W. Bush, sus mellizas Barbara y Jenna ya estaban en la universidad cuando asumió la presidencia en 2001. Anita McBride, la secretaria de la primera dama Laura Bush, dijo que los presientes y sus esposas suelen considerar constantemente qué tanto deben proteger a sus hijos y qué tanto quieren satisfacer la curiosidad de la población al hablar sobre ellos. "Es un equilibrio muy delicado", dijo. "La gente quiere saber lo que está pasando con las familias y los niños de los presidentes en la Casa Blanca". La mayoría del tiempo Malia y Sasha no son centro de atención, excepto cuando hay viajes familiares como sus vacaciones a Bar Harbor, Maine, y Martha's Vineyard, Massachusetts, así como otras presentaciones con uno o ambos padres. En algunas ocasiones la Casa Blanca ha invitado a los medios de comunicación para cubrir algunas actividades de las niñas, como su primer día de clases en Washington en enero de 2009. Pero en otras se ha quejado de la cobertura, a pesar de que las niñas están en actos oficiales donde los medios están invitados. Las niñas sólo han hablado en público en una ocasión, cuando ellas y Bo, el perro de la familia, acompañaron a la primera dama en un acto de lectura de cuentos de Navidad en el Centro Médico Nacional Infantil en Washington el año pasado. Ese día, las niñas leyeron cuentos y ayudaron a su mamá a responder preguntas. Según la Casa Blanca, los Obama se comportan como cualquier padre cuando hablan sobre Malia y Sasha. "Creo que están orgullosos de sus hijas y, bueno, tratan de no pasarse de la raya. No hay una decisión estratégica sobre las alusiones a ellas", dijo en una entrevista el secretario de prensa Robert Gibbs. "Creo que gran parte de lo que dicen es por orgullo".