Intel anunció que invertirá $20,000 millones en dos nuevas fábricas de chips de computadora en Ohio, en momentos de una escasez global de microprocesadores utilizados en todo tipo de dispositivos, desde teléfonos hasta automóviles y videojuegos.

Después de años de una fuerte dependencia de Asia para la producción de microchips, la vulnerabilidad a la escasez de los componentes cruciales quedó al descubierto en Estados Unidos y Europa cuando empezaron a emerger económicamente de la pandemia de coronavirus.

La participación de Estados Unidos en el mercado mundial de fabricación de chips ha disminuido del 37% que tenía en 1990 a 12% en la actualidad, de acuerdo con la Asociación de la Industria de Semiconductores. La escasez se ha convertido en un riesgo factible.

Las dos fábricas de chips en el sitio de 400 hectáreas (1,000 acres) en el condado de Licking, justo al este de Columbus, tienen previsto crear 3,000 empleos en la empresa y 7,000 trabajos de construcción, además de apoyar decenas de miles de empleos adicionales para proveedores y socios, anunciaron la compañía y las autoridades locales y estatales.

Se prevé que la construcción empiece este año y que la producción inicie a finales de 2025.

La escasez de chips ha mermado la capacidad de los fabricantes de automóviles estadounidenses para producir vehículos. El año pasado, General Motors fue desbancada por primera vez por Toyota como el fabricante que más automóviles vende en el país.

Estados Unidos y Europa están presionando para aumentar la capacidad de fabricación de chips y reducir la dependencia de los productores, que ahora se encuentran en su mayoría en Asia.

El año pasado, varios fabricantes de chips mostraron interés en ampliar sus operaciones en Estados Unidos si el gobierno facilita la construcción de plantas de producción de chips.

Los fabricantes de chips están diversificando sus sitios de producción en respuesta a la escasez. Samsung dijo en noviembre que planea construir una fábrica de $17,000 millones en las afueras de Austin, Texas.