El juez Clarence Thomas, de la Corte Suprema, reconoció haber realizado tres viajes el año pasado a bordo de un avión privado propiedad del megadonante republicano Harlan Crow.

Es la primera vez en años que Thomas informa haber recibido hospitalidad de Crow. En un reporte dado a conocer el jueves, el juez de 75 años dijo que cumplía con las nuevas pautas del poder judicial federal al informar los viajes, pero no incluyó ningún viaje anterior a expensas de Crow, entre ellos uno a Indonesia en 2019 a bordo del yate del adinerado empresario y benefactor de causas conservadoras.

El reporte surge en medio de un mayor enfoque en la ética en el tribunal superior tras una serie de informes que revelan que Thomas ha recibido durante años obsequios costosos no revelados de parte de Crow, incluyendo viajes al extranjero.

Crow también compró la casa en Georgia donde la madre de Thomas sigue viviendo y pagó dos años de matrícula en una escuela privada para un niño criado por Thomas y su esposa, Ginni.

El reporte del sitio de noticias de investigación ProPublica también señaló que el juez Samuel Alito no reveló un viaje privado a Alaska que realizó en 2008 y que fue pagado por dos donantes republicanos adinerados, uno de los cuales tuvo repetidamente intereses ante el tribunal.

The Associated Press también publicó en julio que la jueza Sonia Sotomayor, con la ayuda de su personal, ha potenciado las ventas de sus libros mediante visitas a universidades durante la última década.

Los jueces de la Corte Suprema no cuentan con un código de ética vinculante y se han resistido a la idea de adoptar uno o que el Congreso les imponga uno. En primavera, los nueve jueces firmaron una declaración de ética que el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, entregó al Comité Judicial del Senado. Roberts ha reconocido que los jueces pueden hacer más para abordar las preocupaciones éticas.