La Corporación para la Radiodifusión Pública se prepara para cerrar operaciones
Luego que perdiera el financiamiento del Congreso.

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WASHINGTON. La Corporación para la Radiodifusión Pública, piedra angular de la cultura estadounidense durante tres generaciones, anunció el viernes que tomará medidas para cerrar tras perder la financiación del Congreso, lo que marca el fin de una era de casi seis décadas en la que impulsó la producción de programas educativos de renombre, contenidos culturales e incluso alertas de emergencia.
La desaparición de la corporación, conocida como CPB, es consecuencia directa de los ataques del presidente Donald Trump a los medios de comunicación públicos, de los que ha dicho en repetidas ocasiones que difunden opiniones políticas y culturales contrarias a las que Estados Unidos debería defender. Se prevé que el cierre tenga un profundo impacto en el panorama periodístico y cultural, en particular en las emisoras de radio y televisión públicas de las pequeñas comunidades de todo Estados Unidos.
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La CPB ayuda a financiar tanto la PBS como la NPR, pero la mayor parte de su financiación se distribuye entre más de 1,500 emisoras de radio y televisión públicas locales de todo el país.
La corporación también tiene profundos vínculos con gran parte de la programación más conocida del país, desde “All Things Considered” de NPR hasta, históricamente, “Plaza Sésamo”, “Mister Rogers’ Neighborhood” y los documentales de Ken Burns.
La corporación dijo que su fin, 58 años después de que el presidente Lyndon B. Johnson la promulgara como ley, se producirá de forma “ordenada”. En un comunicado, afirmó que la decisión se tomó tras la aprobación por parte del Congreso de un paquete de medidas que recortaba su financiación para los dos próximos ejercicios presupuestarios en alrededor de 1,100 millones de dólares. A continuación, el Comité de Asignaciones del Senado reforzó ese cambio de política el jueves al excluir la financiación de la corporación por primera vez en más de 50 años como parte de un proyecto de ley de gastos más amplio.
“A pesar de los extraordinarios esfuerzos de millones de estadounidenses que llamaron, escribieron y solicitaron al Congreso que mantuviera la financiación federal para la CPB, ahora nos enfrentamos a la difícil realidad de cerrar nuestras operaciones”, dijo Patricia Harrison, presidenta y directora ejecutiva de la corporación.
Fracasa el último intento de financiación
Los miembros demócratas del Comité de Asignaciones del Senado hicieron un último esfuerzo esta semana para salvar la financiación de la CBP.
Como parte de las deliberaciones del comité del jueves, la senadora Tammy Baldwin, demócrata por Wisconsin, redactó y luego retiró una enmienda para restablecer la financiación de la CPB para el próximo año presupuestario. Afirmó que seguía creyendo que había una vía para “solucionar esto antes de que se produzcan consecuencias devastadoras para las emisoras de radio y televisión públicas de todo el país”.
“Es difícil creer que hayamos acabado en la situación en la que nos encontramos”, afirmó. “Y voy a seguir trabajando con mis colegas para solucionarlo”.
Sin embargo, la senadora Shelley Moore Capito, republicana por Virginia Occidental, se mostró menos optimista.
“Entiendo sus preocupaciones, pero todos sabemos que ya litigamos sobre esto hace dos semanas”, dijo Capito. “Aprobar esta enmienda habría sido contrario a lo que ya hemos votado”.
La CPB dijo que el viernes informó a los empleados de que la mayoría de los puestos de trabajo finalizarán con el año fiscal el 30 de septiembre. Afirmó que un pequeño equipo de transición permanecerá en sus puestos hasta enero para terminar cualquier trabajo pendiente, incluyendo, según dijo, “garantizar la continuidad de los derechos musicales y las regalías que siguen siendo esenciales para el sistema de medios de comunicación públicos”.
“Los medios de comunicación públicos han sido una de las instituciones más fiables de la vida estadounidense, proporcionando oportunidades educativas, alertas de emergencia, discurso civil y conexión cultural a todos los rincones del país”, dijo Harrison. “Estamos profundamente agradecidos a nuestros socios de todo el sistema por su resiliencia, liderazgo y dedicación inquebrantable al servicio del pueblo estadounidense”.
El impacto será generalizado
Las emisoras de NPR utilizan millones de dólares de fondos federales para pagar los derechos de licencia musical. Ahora, muchas tendrán que renegociar estos acuerdos. Esto podría afectar, en particular, a los medios que basan su programación en el descubrimiento musical. La presidenta y directora ejecutiva de NPR, Katherine Maher, estimó recientemente, por ejemplo, que alrededor del 96 % de toda la música clásica que se emite en Estados Unidos lo hace en emisoras de radio públicas.
Los fondos federales para la radio y la televisión públicas se han asignado tradicionalmente a la Corporación para la Radiodifusión Pública, que los distribuye a NPR y PBS. Aproximadamente el 70 % del dinero va directamente a las 330 emisoras de PBS y las 246 emisoras de NPR de todo el país, aunque eso es solo una forma simplificada de describir su impacto potencial.
Trump, que ha calificado a la CPB de “monstruosidad”, lleva mucho tiempo diciendo que la radiodifusión pública muestra un sesgo liberal extremo, lo que ha contribuido a crear en los últimos meses un movimiento contra la radiodifusión pública entre sus seguidores en el Congreso y en todo el país. Esto forma parte de una iniciativa más amplia en la que ha puesto en el punto de mira a instituciones, especialmente culturales, que producen contenidos o defienden actitudes que él considera “antiamericanas”. La desaparición de la CPB representa una victoria política para esos esfuerzos.