La economía de Estados Unidos se contrajo un 0.4% en el primer trimestre del año frente a los tres meses precedentes, como consecuencia del repunte de casos de COVID-19 por la variante Ómicron y la elevada inflación, informó este jueves el Gobierno.

La cifra contrasta con las expectativas de los analistas, que habían anticipado un crecimiento del 1% en el arranque del año, y supone el primer registro negativo desde mediados de 2020.

El dato del primer trimestre de 2022, el primero de las tres estimaciones que hace el Ejecutivo estadounidense, se produce después del crecimiento anual del 5.7% registrado el pasado año, el mayor desde 1984.

El informe de la Oficina de Análisis Económico (BEA) destacó como factores de este retroceso los descensos en la inversión en inventarios y la reducción de las exportaciones, un reflejo de los persistentes problemas en las cadenas de suministro globales y las alteraciones provocadas por la invasión rusa de Ucrania.

También apuntó que ya han expirado la mayoría de los programas de estímulo fiscal lanzados por el gobierno federal para apoyar a las familias y negocios ante el impacto de la pandemia.

Entre los elementos positivos figura la solidez del gasto de los consumidores, que supone dos tercios de la actividad económica en Estados Unidos y que creció en el primer trimestre un 2.7%.

¿Recesión?

Los analistas consideran que, una vez superada la ola de Ómicron y con la reanudación casi completa de la actividad, la economía estadounidense repuntará a lo largo del año, aunque con menor impulso que en 2021.

Esta semana, el principal epidemiólogo de la Casa Blanca, Anthony Fauci, consideró que la nación americana ha dejado atrás la fase “aguda” de la pandemia de coronavirus y la mayoría del país ha retirado gran parte de las restricciones impuestas para contrarrestar la expansión del virus.

“Este reporte es ruido, no hechos. La economía no está cayendo en recesión”, afirmó Ian Shepherdson, economista jefe de la consultora Pantheon Macroeconomics, en una nota a sus clientes.

“El comercio neto ha sido golpeado por un aumento en las importaciones, especialmente de bienes de consumo (...) Esto no puede durar mucho más, y las importaciones acabarán cayendo”, agregó Shepherdson.

Las recientes previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntan un crecimiento de la economía de Estados Unidos, la mayor del mundo, del 3.3% este año, mientras que la Reserva Federal (Fed) estima una expansión del 2.8% para 2022.

Inminentes subidas de tipos de la Fed

El dato del PIB del primer trimestre se produce una semana antes de que la Fed celebre su próxima reunión de política monetaria, en la que se espera que suba los tipos de interés cincuenta puntos básicos, hasta el rango del 0.75% y 1% para tratar de frenar la elevada inflación en el país.

Estados Unidos registró en marzo la tasa de inflación más elevada desde 1981, de un 8.5%, impulsada especialmente por el encarecimiento de la energía, los alimentos y la vivienda.

El Gobierno estadounidense achaca el fenómeno fundamentalmente a la guerra en Ucrania y se refiere a la inflación reiteradamente como “la subida de precios de Putin”, en referencia al presidente de Rusia, Vladímir Putin.

Los precios, no obstante, ya estaban disparados en Estados Unidos antes de que Rusia iniciase la invasión de Ucrania.

Además, la tasa de desempleo en Estados Unidos se encuentra cercana a niveles de pleno empleo, con un 3.6% en marzo, por lo que el banco central estadounidense ha marcado como principal objetivo del año controlar el sobrecalentamiento de la economía y alza de precios.