Un día después que el secretario de Transporte de Estados Unidos, Pete Buttigieg, se reunió con ejecutivos de aerolíneas para interrogarlos sobre las interrupciones generalizadas de vuelos, su propio vuelo fue cancelado y tuvo que viajar vía terrestre de Washington D.C. a Nueva York.

“Esto le está ocurriendo a mucha gente y por eso mismo estamos prestando mucha atención a lo que se puede hacer y a cómo asegurarnos de que las aerolíneas cumplen con lo prometido”, comentó Buttigieg a The Associated Press en una entrevista el sábado.

Buttigieg señaló que está presionando a las aerolíneas para que pongan a prueba sus itinerarios de verano a fin de garantizar que pueden llevar a cabo todos sus vuelos previstos con el personal con que cuentan y para que añadan trabajadores de servicio al cliente. Esto presionará a las aerolíneas para que hagan más recortes a sus itinerarios de verano.

Buttigieg dijo que su departamento tomaría medidas coercitivas contra las aerolíneas que incumplan las normas de protección del consumidor. Pero primero, comentó, quiere ver si hay interrupciones importantes en los vuelos durante el fin de semana feriado del 4 de julio y el resto del verano.

Las medidas coercitivas pueden dar lugar a multas, aunque suelen ser de cantidades pequeñas. Air Canada aceptó pagar una multa de dos millones de dólares el año pasado por la lentitud de los reembolsos.

Durante la reunión virtual del jueves, los ejecutivos de las aerolíneas describieron las medidas que están tomando para evitar que se repita lo ocurrido en el fin de semana festivo por el Día de los Caídos en Guerras, cuando se cancelaron unos 2.800 vuelos.

“Ahora vamos a ver cómo se cumplen esas medidas”, subrayó Buttigieg.

En tanto, los viajes están volviendo. El viernes, más de 2.4 millones de personas pasaron por los controles de seguridad de los aeropuertos estadounidenses, una cifra que se quedó a unos 12,500 de superar el máximo de la era de la pandemia, registrado el domingo después del día de Acción de Gracias del año pasado.

El récord se habría batido seguramente si las compañías aéreas no hubieran cancelado 1,400 vuelos, muchos de ellos debido a las tormentas eléctricas registradas en algunas partes de la costa este de Estados Unidos. Un día antes, las compañías aéreas cancelaron más de 1,700 vuelos, según el servicio de seguimiento FlightAware.