Los problemas en la frontera bajo la admnistración Trump continúan en EE.UU.
Muchas familias inmigrantes han cruzado la frontera entre México y Estados Unidos en las primeras semanas del gobierno de Joe Biden.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Houston. Al día siguiente de dar a luz en un hospital en la frontera de Texas, Nailet y su hijo recién nacido fueron trasladados por agentes federales a un centro de detención al que los inmigrantes a menudo se refieren como “la hielera”.
Dentro, las grandes celdas estaban llenas de mujeres con niños pequeños Nailet y su hijo estaban con otras 15 mujeres y recibieron una colchoneta para dormir, con poco espacio para guardar las distancias pese a la pandemia del coronavirus, explicó. Las luces nunca se apagaban. Todo el tiempo había niños estornudando y tosiendo.
Nailet, que abrigaba a su recién nacido con una manta que le dieron en el hospital, dijo a The Associated Press que los agentes de la patrulla fronteriza no le decían cuándo podrían salir. Ella y su hijo estuvieron seis días detenidos en un puesto de la Patrulla Fronteriza, el doble de lo que suelen permitir las normas federales.
“Tenía que insistir constantemente para que me trajeran toallitas y pañales”, dijo Nailet, que salió de Cuba el año pasado y pidió que no se publicara su apellido por miedo a represalias si se la obliga a regresar.
Muchas familias inmigrantes han cruzado la frontera entre México y Estados Unidos en las primeras semanas del gobierno de Joe Biden. Hay signos de advertencia de las mismas crisis que marcaron el mandato del expresidente Biden: Cientos de inmigrantes recién liberados se ven entregados a grupos sin fines de lucro, en ocasiones sin previo aviso, y crecen los reportes como el de Nailet, de detenciones prolongadas en centros diseñados para estancias cortas.
Las medidas para contener el virus han reducido de forma drástica el espacio disponible en centros de detención que se vieron sobrepasados por un repunte en las llegadas en 2018 y 2019, cuando aparecieron las noticias de familias hacinadas en celdas y niños no acompañados que tuvieron que cuidarse entre ellos.
La mayoría de los puestos de la Patrulla Fronteriza no están diseñados para atender a niños y familias, ni para retener a gente en el largo plazo. Para gestionar las nuevas llegadas, la agencia reabrió el martes un gran recinto con carpas en el sur de Texas que aloja a familias y niños inmigrantes.
En un comunicado la semana pasada, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus iniciales en inglés) dijo que algunos de sus centros habían alcanzado su “capacidad máxima de retención segura” y mencionó varios desafíos: los protocolos contra el COVID-19, los cambios en la legislación mexicana y el espacio limitado para retener a los inmigrantes.
“Continuaremos utilizando todas nuestras autoridades actuales para evitar mantener a personas en un entorno congregado durante cualquier periodo de tiempo”, señaló la agencia, que declinó una petición de entrevista.
Mientras tanto, los centros de retención de largo plazo para niños que cruzan la frontera solos -algunos enviados por padres obligados a esperar en México- están a un 80% de su capacidad. El Departamento federal de Salud y Servicios Humanos, que gestiona esos centros, reabrirá un centro de contingencia en un antiguo campamento para trabajadores petroleros en Carrizo Springs, Texas, el lunes como pronto. Puede alojar a unos 700 adolescentes. Los centros de contingencia tienen un coste estimado de 775 dólares por menor al día, y los demócratas los criticaron duramente durante el mandato de Trump.
No hay un factor claro que impulse la llegada de niños y familias. Algunos expertos y activistas creen que hay más gente tratando de cruzar de forma ilegal ahora que Biden es presidente, creyendo que su gobierno será más permisivo que el de Trump.
Muchos han esperado un año o más dentro del programa “Permanecer en México” de Trump, que obliga a los solicitantes de asilo a permanecer al sur de la frontera mientras un juez estudia su caso. La Casa Blanca no ha añadido gente al programa, pero no ha dicho cómo resolverá los casos pendientes. También declinó expulsar a niños no acompañados amparándose en una orden de salud pública asociada a la pandemia que emitió Trump.
Otros señalan a las consecuencias de catástrofes naturales en Centroamérica y a la inestabilidad en países como Haití.
Estados Unidos también ha dejado de enviar a algunas familias inmigrantes de vuelta a México, especialmente en la zona de Tamaulipas, junto al sur de Texas. El cambio parece ser dispar, ya que en otras regiones sí se expulsa a migrantes y no hay una explicación clara para esas diferencias.