La tragedia del sumergible Titán, que dejó cinco muertos durante una expedición hacia los restos del Titanic en 2023, podría haberse evitado. Así lo indica el informe (ROI) publicado este martes por la Guardia Costera de Estados Unidos, que responsabiliza al operador por fallas que derivaron en la implosión del vehículo.

La Junta determinó que los principales factores que contribuyeron al desastre fueron deficiencias graves en el diseño, certificación, mantenimiento e inspección del Titán por parte de OceanGate, la empresa operadora.

La investigación que fue llevada a cabo por la Junta de Investigación Marina de la Guardia Costera de Estados Unidos (MBI, por sus siglas en inglés), una de las más importantes de los últimos años, se inició tras el desastre ocurrido en 2023 frente a las costas de Canadá. La desaparición del Titán desató una intensa operación de búsqueda que captó la atención mundial, aunque finalmente no hubo sobrevivientes.

Entre los cinco fallecidos estaba Stockton Rush, director de empresa privada con sede en Washington OceanGate y operador de la nave.

La nave submarina implosionó el 18 de junio de 2023 mientras llevaba cinco personas a ver los restos del Titanic.

El caso motivó demandas judiciales y renovados reclamos por una regulación más estricta sobre la creciente industria de expediciones privadas en aguas profundas.

El informe, de más de 300 páginas, detalla los hallazgos clave y los factores que contribuyeron al accidente, e incluye 17 recomendaciones de seguridad destinadas a reforzar la supervisión de las operaciones con sumergibles, mejorar la coordinación entre agencias federales y cerrar vacíos en la normativa marítima internacional.

“Esta tragedia marítima y la pérdida de cinco vidas eran evitables”, afirmó Jason Neubauer, presidente de la junta investigadora del caso Titan. “La investigación de dos años identificó múltiples factores que contribuyeron a esta tragedia y ofrece lecciones valiosas para evitar que algo así vuelva a ocurrir. Es necesario contar con una supervisión más firme y opciones claras para los operadores que exploran nuevos conceptos fuera del marco regulatorio actual. Soy optimista en que los hallazgos y recomendaciones del informe ayudarán a generar mayor conciencia sobre los riesgos y la importancia de una supervisión adecuada, sin cerrar la puerta a la innovación”, expresó.

Además de los principales factores que contribuyeron al desastre, se menciona una cultura laboral tóxica dentro de la compañía, un marco regulatorio insuficiente —tanto a nivel nacional como internacional— para operaciones con sumergibles y embarcaciones de diseño novedoso, y un sistema ineficaz de denuncias internas, según la Ley de Protección del Marino (Seaman’s Protection Act).

A su vez, el informe señala que OceanGate no investigó ni abordó adecuadamente anomalías detectadas en el casco del sumergible tras su expedición al Titanic en 2022. Los investigadores concluyeron que el sistema de monitoreo en tiempo real del Titán generó datos que debieron haber sido analizados y utilizados para tomar medidas en ese momento. Sin embargo, la empresa no actuó sobre esos datos, no realizó mantenimiento preventivo ni almacenó adecuadamente el sumergible durante la temporada baja previa al viaje fatal de 2023.

Entre las recomendaciones de la MBI se incluyen limitar la designación de Buques de Investigación Oceanográfica para los sumergibles, ampliar los requisitos federales e internacionales a todos los sumergibles que realicen inmersiones científicas o comerciales, y exigir documentación específica de la Guardia Costera para todos los sumergibles estadounidenses.

También se propone aumentar la capacidad de personal en la sede central de la Guardia Costera para mejorar la supervisión de nuevas construcciones y las inspecciones de campo de sumergibles y embarcaciones con diseños no convencionales.

Otras recomendaciones clave incluyen exigir que los operadores presenten planes de inmersión y de respuesta ante emergencias al oficial local a cargo de las inspecciones marítimas y evaluar las capacidades actuales de búsqueda y rescate submarino de la Guardia Costera.

Además sugiere colaborar con la Organización Marítima Internacional (OMI) para definir la categoría de sumergibles con pasajeros y ampliar las normas de seguridad internacionales para estas naves en alta mar y establecer un nuevo acuerdo entre la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) y la Guardia Costera para clarificar los protocolos de investigación de denuncias internas y mejorar la coordinación entre agencias.