Ira “Ike” Schab, veterano de la Marina de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los pocos testigos directos que quedaban del ataque japonés a Pearl Harbor, murió a los 105 años.

Su fallecimiento se produjo a primera hora del sábado en su residencia de Beaverton, en el estado de Oregón.

La información fue confirmada por su hija, Kimberlee Heinrichs, quien declaró a The Associated Press que Schab murió en su casa acompañado por ella y su esposo. Con su muerte, el número de sobrevivientes del ataque sorpresa del 7 de diciembre de 1941 se reduce a apenas una docena. Aquel bombardeo causó la muerte de más de 2,400 militares y marcó la entrada de Estados Unidos en la guerra.

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Schab tenía 21 años cuando ocurrió el ataque y servía como marinero en el USS Dobbin, donde formaba parte de la banda naval como tubista. Durante gran parte de su vida evitó relatar públicamente lo vivido aquel día, aunque en la última etapa decidió compartir su testimonio, consciente de que cada vez quedaban menos sobrevivientes.

El recuerdo de Pearl Harbor y una vida después de la guerra

En los años recientes, y ya con más de un siglo de vida, Schab emprendió viajes anuales desde Oregón hasta Hawái para participar en las ceremonias de conmemoración del ataque. En 2023 explicó el motivo de ese esfuerzo con una frase que resumía su compromiso con la memoria histórica: “Para rendir homenaje a los que no lo consiguieron”.

Para asistir a la ceremonia del año pasado, pasó varias semanas recuperando fuerzas con el fin de poder ponerse de pie y saludar a los asistentes. Sin embargo, este año su estado de salud le impidió viajar y, menos de tres semanas después, se produjo su fallecimiento.

Nacido en Chicago el Día de la Independencia de 1920, Schab fue el mayor de tres hermanos. Se incorporó a la Marina con 18 años, siguiendo la trayectoria de su padre, según relató en febrero durante una entrevista concedida a Pacific Historic Parks.

La mañana del ataque a Pearl Harbor, un domingo que describía como tranquilo, se encontraba a bordo del USS Dobbin esperando la visita de su hermano, también marino y destinado en una estación de radio cercana. Acababa de ducharse y vestirse con un uniforme limpio cuando escuchó una llamada de auxilio. Al subir a cubierta observó cómo el USS Utah se volcaba mientras los aviones japoneses sobrevolaban la zona.

“Nos asustamos bastante. Sobresaltados y muertos de miedo”, recordaba Schab en 2023. “No sabíamos qué esperar, y sabíamos que, si nos pasaba algo, eso sería todo”.

Tras el primer impacto, bajó a recoger cajas de munición y se integró en una cadena de marineros que abastecía un cañón antiaéreo. De acuerdo con los registros de la Marina, tres tripulantes de su barco murieron: uno durante el combate y dos posteriormente a causa de heridas por fragmentos de una bomba que explotó en la popa, todos ellos asignados a un cañón antiaéreo.

Schab continuó su servicio en el Pacífico durante la mayor parte del conflicto, con destinos en las Nuevas Hébridas (actual Vanuatu), así como en las Islas Marianas y Okinawa, en Japón. Finalizada la guerra, cursó estudios de ingeniería aeroespacial y trabajó como ingeniero eléctrico para General Dynamics en el programa Apolo, participando en el desarrollo de misiones que llevaron astronautas a la Luna.

La tradición militar se mantuvo en su familia: uno de sus hijos también se alistó en la Marina y alcanzó el rango de comandante antes de retirarse. En un discurso pronunciado durante una ceremonia en 2022, Schab hizo un llamado a la ciudadanía para recordar y honrar a quienes sirvieron en Pearl Harbor, un mensaje que mantuvo hasta el final de su vida.