Washington.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró el viernes que Sony "cometió un error" al archivar la película satírica sobre una trama para asesinar al líder norcoreano, y prometió que Estados Unidos respondería "en el tiempo y lugar que elijamos" al ciberataque sobre Sony que llevó a la cancelación de la cinta. El FBI culpó al gobierno del país comunista del ataque informático.

Hablando sobre los directivos de Sony Pictures Entertainment en su rueda de prensa para cerrar el año, Obama dijo "Ojalá hubieran hablado conmigo primero (...) No podemos tener una sociedad en la que algún dictador en algún lugar puede empezar a imponer censura".

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Obama dijo imaginarse situaciones en las que dictadores "empiezan a ver un documental que no les gusta o un artículo de noticias que no les gusta".

Sony dijo no haber tenido más opción que cancelar la distribución de la película porque las cadenas de cines se estaban negando a proyectarla. Corea del Norte negó haber atacado al estudio.

"No hay ninguna conexión", dijo el diplomático para la ONU Kim Song a la Associated Press. Song criticó la película, pero desmintió que su gobierno hubiera atacado a Sony y orquestado la cancelación del largometraje. "Difamaba la imagen de nuestro país. Se burlaba de nuestra soberanía. La rechazamos. Pero no hay relación (con el ataque informático)".

El sábado, Corea del Norte propuso formar una investigación conjunta con Estados Unidos sobre el ataque informático. Un portavoz no identificado del Ministerio norcoreano de Exteriores dijo que Estados Unidos se enfrentaría a "graves consecuencias" no especificadas si rechaza su propuesta de investigación.

También dijo que Corea del Norte sabe cómo demostrar que no es responsable del ciberataque.

La decisión de Washington de culpar abiertamente a Pyongyang —que implicó un acuerdo del Departamento de Estado y agencias de inteligencia— escaló un juego de política de riesgos calculados. La maniobra seguía a la publicación de correos electrónicos y archivos confidenciales de Sony, así como de amenazas de atentados terroristas contra cines de Estados Unidos hasta que Sony aceptara cancelar el estreno de su comedia "The Interview", prevista para el día de Navidad.

Poco antes de las palabras de Obama, el FBI ofreció su informe más detallado hasta la fecha sobre la ofensiva digital. Las afiladas críticas del presidente hacia Sony plantearon la duda de si el estudio modificara su decisión, como han recomendado algunas celebridades como los actores George Clooney y Sean Penn.

"Sony es una corporación. Sufrió un daño significativo. Hubo amenazas contra sus empleados. Soy comprensivo con las preocupaciones a las que se enfrentan", dijo Obama. "Dicho eso, sí, creo que cometieron un error".

El director ejecutivo de Sony Pictures, Michael Lynton, dijo que era el presidente quien se equivocaba, señalando que Sony había cancelado el estreno sólo después de que grandes cadenas de cine decidieran no proyectar la película.

Sin embargo, el Departamento de Estado concluyó que esa amenazas no eran creíbles, y la mayor cadena de multicines de Norteamérica sólo retiró "The Interview" de sus programas después de que Sony les informara de que no protestaría si los cines la cancelaban. Representantes de las cadenas Regal, AMC y Carmike no respondieron en un primer momento a peticiones de comentarios el viernes.

Lynton señaló a la CNN que la compañía estaba estudiando alternativas para difundir la película en otras plataformas, y que si bien distribuirla a través de YouTube es "una cosa que consideraremos", ningún sitio importante de video bajo demanda o comercio electrónico se había ofrecido a distribuirla, y lo mismo había ocurrido con distribuidoras de DVD.

"Si no podemos encontrar uno de esos grandes minoristas, o muchos de esos grandes minoristas para vender nuestros DVD, no podríamos proporcionarles 'The Interview''', dijo.

En un nuevo desafío enviado por correo electrónico, los piratas informáticos dijeron a Sony que sus directivos habían sido "muy sabios" al cancelar el estreno, y advirtieron al estudio que nunca difundiese la película "en ningún formato".

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Los periodistas de la Associated Press Jake Coyle en Nueva York, Cara Anna en Naciones Unidas, Ken Moritsugu en Tokio y Hyung-jin Kim en Seúl, Corea del Sur, contribuyeron a este despacho.