Hasta para los estándares de Alaska, este invierno ha nevado mucho.

Ha caído tanta nieve —hasta ahora más de 8.7 pies— que los techos de algunos edificios comerciales están colapsando en varios puntos de Anchorage, y los funcionarios están instando a los habitantes a que saquen sus palas para evitar que les pase algo parecido a sus casas. La tormenta de tres días había arrojado hasta el martes por la mañana casi 17 pulgadas más de nieve, con lo que la ciudad más grande de Alaska había superado la marca de los 100 pulgadas antes que en ningún otro momento de su historia.

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La ciudad se encamina a batir su récord histórico de 134.5 pulgadas.

Ahora, incluso los residentes de Anchorage, expertos en cuestiones invernales, se están hartando de las calles y aceras llenas de nieve, de palear constantemente y de seis días de clases a distancia como en la época de la pandemia. La ciudad ya está en los libros de récords con las nevadas de este año, el octavo más nevoso con una temporada a la que todavía le falta bastante.

“Es terrible”, dijo Tamera Flores, una maestra de escuela primaria que paleaba su entrada el lunes, con una pila de nieve que superaba su altura. “Es una pandemia de nieve”.

El año pasado cayeron 107.9 pulgadas en Anchorage, por lo que es la segunda vez que la ciudad ha tenido años consecutivos de más de 100 pulgadas de nieve desde los inviernos de 1954-1955 y 1955-1956.

Este año, los tejados de tres estructuras comerciales se derrumbaron por el peso de la nieve. El martes no hubo heridos cuando se derrumbó parcialmente el tejado de un cuarto almacén. Los bomberos de Anchorage indicaron en un comunicado que se estaba investigando la causa, pero recordaron a los residentes la importancia de retirar la nieve de los techos. El año pasado se derrumbaron los tejados de 16 edificios y una persona murió en un gimnasio.

La ciudad publicó la semana pasada una guía en la que instaba a los ciudadanos a retirar la nieve de los techos de sus casas. Los funcionarios dijeron que había cargas de nieve de más de 30 libras por pie cuadrado.

“Es mucho peso”, decía el aviso. Ponía el ejemplo de una casa con 1,500 pies cuadrados de techo con 30 libras por pie cuadrado de nieve, que estaría soportando unas 45,000 libras, o “unas 8 camionetas pickup grandes”.

Dado que es tan pronto en la temporada, la gente debería pensar en remover la nieve, especialmente si hay signos de deterioro estructural. Por ejemplo, un techo hundido, crujidos, chasquidos u otros ruidos extraños procedentes del techo, que pueden indicar que está sometido a tensión por la nieve; o puertas y ventanas atascadas o pegadas, señal de que la nieve puede estar deformando la estructura de la casa.

Por toda la ciudad han aparecido carteles de empresas que anuncian servicios para retirar la nieve de los techos.

Anchorage no es la única ciudad de Alaska acosada por nevadas casi récord. Juneau, la capital, ha registrado 69.5 pulgadas de nieve en lo que va de enero. Una tormenta podría dejar caer varios centímetros de nieve antes de que acabe el mes, poniendo al alcance el récord mensual de 75.2 pulgadas establecido en 2009, según Andrew Park, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional.

Pero fue otro tipo de tormenta la que impidió al gobernador de Alaska, Mike Dunleavy, pronunciar su discurso sobre el estado del estado el lunes en Juneau. Las rachas de viento alcanzaron las 105 millas por hora el lunes en una estación de esquí de la isla Douglas, al otro lado del canal Gastineau desde Juneau. Esto provocó alteraciones en los vuelos, lo que impidió la llegada de los jefes de departamento e invitados.

Dunleavy tenía previsto pronunciar el discurso un día más tarde, y Park dijo que no había preocupación por los fuertes vientos del martes.

En Anchorage, el cúmulo de nieve ha traído algo de diversión.

La avalancha de nieve de este año llevó a un propietario de Anchorage a erigir un muñeco de nieve de tres niveles de más de 20 pies de altura. Snowzilla (como lo nombró) ha atraído a la gente para tomarse fotos.

La semana pasada, Anchorage tuvo temperaturas bajo cero Fahrenheit durante la noche a lo largo de siete días, y sólo nevó después de que calentara el domingo.

Pero es posible que los residentes de Anchorage no puedan aferrarse al viejo refrán de que hace demasiado frío para nevar.

La nevada del domingo fue la primera desde 1916 que depositó más de una pulgada de nieve en Anchorage cuando las temperaturas eran de 2° F o más bajas, indicó Kenna Mitchell, meteoróloga del Servicio Meteorológico Nacional.

Y lo más probable es que esta semana vuelva a hacer un frío glacial. Un sistema de alta presión de nivel superior podría volver a entrar, dejando caer las temperaturas de nuevo por debajo de cero en la noche, posiblemente de hasta -25 °F el jueves y el viernes por la noche, dijo Michael Kutz, otro meteorólogo del servicio meteorológico.

“Este invierno está siendo duro. Pero los habitantes de Alaska estamos hechos de otra manera”, comentó Damon Fitts mientras limpiaba la calzada de su casa.

“Podemos soportar 100 pulgadas de nieve y llegar al trabajo a tiempo”, dijo. “Podemos aguantar mucho”.