Miami. Las vigilias y memoriales comenzaron a desarrollarse desde la mañana de este domingo en Parkland y ciudades vecinas en memoria de las 17 víctimas mortales que dejó el tiroteo ocurrido hace tres años en una escuela secundaria de esa ciudad del sur de Florida.

El parque Pine Trails de la ciudad de Parkland albergará la tarde de hoy una breve ceremonia, marcada por los protocolos que impone la pandemia de COVID-19, en la que se proyectará un video conmemorativo en honor a los 17 estudiantes, profesores y personal administrativo que fallecieron el 14 de febrero de 2018.

Pero en otras ciudades del sur de Florida como Fort Lauderdale y Coral Springs las vigilias han iniciado desde la mañana para conmemorar a las víctimas mortales, a los 17 heridos por arma de fuego, y a toda la comunidad afectada por el suceso, sin duda el capítulo más oscuro en la historia de esa pequeña localidad.

Sobre las 10.17 horas, hora local, en muchos de esos actos se ha guardado un momento de silencio, a la vez que se han acercado profesionales y otros especialistas en salud mental para ofrecer consejería a los jóvenes y familias que aun cargan con el trauma que supuso el hecho.

El distrito escolar del sureño condado Broward, donde se ubica Parkland, ha efectuado a lo largo de la semana diversos actos, y el viernes celebraron vigilias, momentos de silencio y labores de servicio comunitario en las escuelas locales.

En los últimos días, sobrevivientes y familiares de las víctimas del tiroteo han realizado actos para recordar a las víctimas, como fue el caso de la experiencia artística interactiva “Guac habla a Parkland”, presentada el jueves y organizada por la fundación Change the Ref, liderada por Manuel y Patricia Oliver, padres de Joaquín Oliver, una de los fallecidos y conocido como “Guac”.

Asimismo, como en años anteriores, sobrevivientes de la matanza como la estudiante de esa escuela Daniela Menescal han recordado en declaraciones a medios locales los instantes en que se sucedían los disparos.

La joven, ahora estudiante universitaria, recordó a la estación local afiliado a la cadena NBC los gritos de sus compañeros y los “tremendamente ruidosos” sonidos de los disparos, y que muchos, incluida ella, pensaron que se trataba de un simulacro de tiroteo, muy habitual en las escuelas estadounidenses, hasta que vio sangre en su ropa y en el suelo.

“No sé cuántas balas entraron en mi clase, pero se sentía como que nunca iba a parar”, declaró la joven, que hasta hoy tiene las cicatrices que le dejaron las esquirlas de bala.

La fecha ha servido para que el propio presidente, Joe Biden, pida al Congreso reformar con “sentido común” las leyes que regulan la posesión de armas de fuego en este país, y destacó la labor de los sobrevivientes de la tragedia, que han emprendido una campaña con esa meta.

NO MÁS ARMAS DE GUERRA EN LAS CALLES

Familiares de los sobrevivientes de esta matanza presentaron esta semana la campaña “Postales de la Vergüenza”, una colección de las clásicas tarjetas estadounidenses para promocionar una ciudad y sus atractivos, solo que en estas las clásicas letras con el nombre del lugar están cubiertas con dibujos de tiroteos y matanzas.

La iniciativa busca nuevas leyes que restrinjan la posesión de armas de fuego y de esta forma impedir que se repitan matanzas como la Parkland, Columbine o Las Vegas, todas ellas perpetradas con rifles semiautomáticos y que muchos activistas las califican de armas de guerra.

Patricia Oliver afirmó el jueves que respetan el derecho a poseer armas, pero defienden que hay que acabar con la presencia en las calles de armas de guerra de las que “no hay necesidad alguna”.

Una de esas fue la que precisamente, el Día de San Valentín de 2018, usó el joven Nikolas Cruz, en ese entonces de 19 años, coleccionista de armas y con problemas psicológicos, cuando entró en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, disparó indiscriminadamente con un rifle semiautomático y huyó del lugar en medio de la confusión.

Cruz fue detenido ese mismo día por agentes policiales, a los que confesó ser el autor de la matanza en el centro, del que había sido expulsado por mala conducta.

En una cárcel cercana a la escuela secundaria, sigue detenido a la espera de que comience su juicio.