Lahaina, Hawai. Equipos de rescate de la isla hawaiana de Maui se centraron el sábado en la sombría tarea de contabilizar los muertos tras un feroz incendio forestal, marcando las casas con una X de color naranja brillante para indicar que habían buscado cadáveres y HR para indicar que había restos humanos.

Al menos 80 personas perecieron en el infierno que arrasó la centenaria ciudad de Lahaina, en la costa oeste de Maui. Mientras las casas que quedaron en pie recibían sus marcas, los residentes que apenas salieron con vida volvieron a hacer inventario de sus pérdidas.

“La mayor parte de nuestra atención se centrará hoy en los seres humanos”, dijo el gobernador Josh Green el sábado junto a representantes de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), mientras se hallaban bajo un viejo y preciado árbol centenario de la calle Front, que resultó afectado por las llamas. Green dijo que las operaciones se centraban ahora en “la pérdida de vidas”.

El incendio redujo a cenizas centenares de viviendas, por lo que los trabajadores de emergencias se apresuraron el sábado a encontrar alojamiento provisional para los que tuvieron la suerte de sobrevivir. Las comunicaciones seguían siendo difíciles, con 30 torres de telefonía móvil todavía fuera de servicio. Se espera que la falta de servicio eléctrico dure varias semanas en la parte occidental de la isla. Las autoridades, por su parte, advirtieron de que el número de muertos podría aumentar mientras prosiguen las labores de búsqueda.

Los que escaparon contaban sus bendiciones, agradecidos de estar vivos mientras lloraban a los que no sobrevivieron.

El capitán de bomberos jubilado Geoff Bogar y su amigo desde hace 35 años, Franklin Trejos, se quedaron inicialmente para ayudar a otros en Lahaina y salvar la casa de Bogar. Pero a medida que las llamas se acercaban más y más el martes por la tarde, supieron que tenían que salir. Cada uno escapó en su propio coche. Cuando el de Bogar no arrancó, rompió una ventana para salir, y luego se arrastró por el suelo hasta que una patrulla de policía lo encontró y lo llevó a un hospital.

Trejos no tuvo tanta suerte. Cuando Bogar regresó al día siguiente, encontró los huesos de su amigo de 68 años en el asiento trasero de su coche, encima de los restos de Sam, el querido golden retriever de 3 años de los Bogar, al que había intentado proteger.

Trejos, natural de Costa Rica, había vivido durante años con Bogar y su esposa, Shannon Weber-Bogar, ayudándola con sus convulsiones cuando su marido no podía. Llenó sus vidas de amor y risas.

“Dios se ha llevado a un hombre muy bueno”, dijo Weber-Bogar.

Bill Wyland, que vive en la isla de Oahu, pero es propietario de una galería de arte en la histórica Front Street de Lahaina, huyó en su Harley Davidson, subiendo el martes a las aceras vacías para evitar las carreteras atascadas mientras las brasas le quemaban la nuca.

Conduciendo con vientos que estimó en al menos 112 kilómetros por hora (70 millas por hora), se cruzó con un hombre en bicicleta que pedaleaba enloquecido por su vida.

“Es algo que se vería en una película de terror o algo así”, dijo Wyland.

Wyland se dio cuenta de lo afortunado que había sido cuando regresó al centro de Lahaina el jueves.

“Fue devastador ver todos los coches calcinados. No había nada en pie”, dijo.

Su galería quedó destruida, junto con las obras de 30 artistas.

Los gestores de emergencias de Maui buscaban lugares donde alojar a las personas desplazadas de sus hogares. Unas 4.500 personas necesitan refugio, según informaron las autoridades del condado en Facebook a primera hora del sábado, citando cifras de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias y del Centro de Desastres del Pacífico.

Los sobrevuelos de la Patrulla Aérea Civil descubrieron 1.692 estructuras destruidas, casi todas ellas residenciales. Nueve embarcaciones se hundieron en el puerto de Lahaina, según determinaron las autoridades mediante sonar.

Los incendios forestales son el desastre natural más mortífero del estado en décadas, superando al tsunami de 1960 que mató a 61 personas. Un tsunami aún más mortífero en 1946, que mató a más de 150 personas en la Isla Grande, impulsó el desarrollo de un sistema de emergencia en todo el territorio con sirenas que se prueban mensualmente.

Los registros de gestión de emergencias de Hawái no indican que las sirenas de aviso sonaran antes de que la gente tuviera que correr para salvar la vida. Las autoridades enviaron alertas a teléfonos móviles, televisiones y emisoras de radio, pero los cortes generalizados de electricidad y telefonía móvil pueden haber limitado su alcance.

Alimentados por un verano seco y los fuertes vientos de un huracán, los incendios de Maui se propagaron por la maleza reseca que cubre la isla.

El incendio más grave arrasó Lahaina el martes y destruyó casi todos los edificios de la ciudad de 13,000 habitantes, dejando un entramado de escombros grises encajados entre el océano azul y las exuberantes laderas verdes.

La calle Front, corazón del centro histórico y eje económico de Maui, estaba casi vacía de vida el sábado por la mañana. Un periodista de Associated Press se encontró con un residente descalzo que llevaba un ordenador portátil y un pasaporte y preguntó dónde estaba el refugio más cercano. Otro, montado en su bicicleta, hizo balance de los daños en el puerto, donde dijo que su barco se incendió y se hundió.

Un camión de bomberos y algunos camiones de obras circulaban por el barrio, pero éste permanecía inquietantemente vacío de actividad humana y gubernamental. Algunos residentes han expresado su frustración por la dificultad de acceder a sus casas debido a los cierres de carreteras y los controles policiales.

Las autoridades del agua de Maui advirtieron a los residentes de Lahaina y Kula que no bebieran agua corriente, que puede estar contaminada incluso después de hervirla, y que sólo se ducharan con agua tibia en habitaciones bien ventiladas para evitar la posible exposición a vapores químicos.

Según la empresa de modelización de catástrofes y riesgos Karen Clark & Company, se prevé que el incendio sea la segunda catástrofe más costosa de la historia de Hawái, sólo por detrás del huracán Iniki de 1992. El incendio es el más mortífero en Estados Unidos desde el Camp Fire de 2018 en California, que mató al menos a 85 personas y destruyó la ciudad de Paradise.

El peligro en Maui era bien conocido. El plan de mitigación de riesgos del condado de Maui actualizado en 2020 identificó a Lahaina y otras comunidades del oeste de Maui con frecuentes incendios forestales y varios edificios en riesgo. El informe también señalaba que Maui Occidental tenía la segunda tasa más alta de la isla de hogares sin vehículo y la tasa más alta de personas que no hablan inglés.

“Esto puede limitar la capacidad de la población para recibir, comprender y tomar medidas rápidas en caso de peligro”, decía el plan.

Los esfuerzos de extinción de incendios de Maui pueden haberse visto obstaculizados por la escasez de personal y equipos.

Bobby Lee, presidente de la Asociación de Bomberos de Hawai, dijo que hay un máximo de 65 bomberos del condado trabajando en un momento dado con la responsabilidad de tres islas: Maui, Molokai y Lanai.