Florida, EE.UU. (AP) — El transbordador Endeavour quedó el viernes conectado a la Estación Espacial Internacional, con lo que se integró la tripulación más grande vista jamás en órbita, de 13 astronautas.

El Endeavour atracó en la estación cuando ambos artefactos se encontraban 350 kilómetros (220 millas) arriba de la costa de Australia.

Una vez que las escotillas se abrieron, los siete astronautas del transbordador flotaron hacia la estación, uno por uno, y abrazaron a sus seis colegas ahí.

"Bienvenidos", dijo el capitán de la estación, el ruso Gennady Padalka, apostado a la entrada.

"Trece es un número bastante grande, pero esta será una visita extraordinaria para nosotros", señaló por su parte el comandante del transbordador, Mark Polansky. "Nos emociona estar aquí".

Además de ser la mayor concentración humana en el espacio, se trata de la más diversa: Siete estadounidenses, dos rusos, dos canadienses, un japonés y un belga. Doce hombres y una mujer. Cuatro médicos y muchos ingenieros y pilotos.

La estación duplicó su tamaño a finales de mayo, y ésta fue la primera visita del transbordador desde entonces. Aunque 13 personas han estado en órbita antes, se encontraban distribuidas en distintas naves. El récord anterior bajo el mismo techo era de diez astronautas.

El primer trabajo en equipo se realizará el sábado, cuando dos astronautas del transbordador salgan en la primera de cinco caminatas espaciales previstas, con el fin de enganchar un pórtico para el laboratorio japonés de la estación. El pórtico se utilizará para realizar experimentos en el exterior.

El viernes por la tarde, mientras se acercaba el acoplamiento, el Endeavour giró en una vuelta hacia atrás para que los astronautas en la estación pudieran fotografiar la nave en su totalidad, principalmente la barriga del transbordador. El equipo en la estación usó lentes de aumento para capturar cualquier evidencia de los daños que sufrió la nave luego de su despegue del miércoles.

Una cantidad considerable de espuma aislante se despegó del tanque del Endeavour durante el despegue y algunas de las partes térmicas se vieron afectadas.

Los administradores de la NASA dijeron que los daños parecían superficiales y no implicarían riesgos para el transbordador. Pero quieren cerciorarse de no pasar por alto algo grave, como ocurrió durante la trágica misión del Columbia en el 2003.

Un hueco en un ala, del tamaño de un plato, causó que el Columbia se desintegrara a su regreso a la Tierra. Se atribuyó el desastre al desprendimiento de la espuma aislante.