¿Sabía usted que cerca de 200 confinados de las cárceles del país están calificados como deambulantes?

Se trata de un grupo de reos que al momento de ingresar a prisión no tenían un hogar y que detrás de barrotes su único apoyo llega por parte del Cuerpo Interdenominacional de Capellanía.

“Cuando tenemos confinados que no tienen familiares o personas externas que los ayuden en el proceso de rehabilitación es que intervienen los capellanes con estos programas, donde el deber ministerial es ayudarlos en su recuperación y reinserción -de una forma saludable- a la sociedad”, explicó a Primera Hora Adyth Valle, ayudante especial de la oficina del secretario de Corrección y Rehabilitación.

La funcionaria dijo que parte del impacto de los capellanes es proveer apoyo espiritual y emocional a este sector de la población correccional y a los calificados como indigentes.

La agencia se refiere como indigente a los presos que no han recibido visitas ni ayuda económica por parte de familiares durante 90 días o aquellos que no disponen de dinero en su cuenta para comprar artículos en la comisaria ni mantienen trabajo remunerado.

“Los técnicos sociopenales son los que identifican a estas personas indigentes y los refieren a los capellanes”, explicó Valle.

Como parte de los servicios a estos reos se les proveen cada cierto periodo artículos de primera necesidad, ropa y alimentos “especiales”, como algún postre o plato que no forma parte del menú tradicional de la cárcel.

“En muchas ocasiones, los capellanes también intervienen otorgándoles equipos que necesiten o reparándoles, por ejemplo, un abánico si se les daña”, agregó al aclarar que el programa es uno a base de fe y congrega a líderes de diversas denominaciones religiosas.