Varias sicólogas entrevistadas afirmaron que la desvinculación del estado en atender la problemática desde el punto de vista educativo y con perspectiva de género, de no proveer seguridad para la víctima, tardarse en proveer ayuda económica a los albergues, la acumulación de 2,500 “rape kits” en el Negociado de Ciencias Forenses sin ser procesados, unidos a la crisis de salud mental y económica que vive el país, han exacerbado la problemática hasta llegar a este punto alarmante.

“Si seguimos educando a niños y niñas viendo que la relación entre ellos es diferente, que el hombre tiene unos privilegios y unas posiciones diferentes, que la mujer tiene que obedecer, que ser sumisa, que los roles del hombre son unos y los de la mujer son otros, en lugar de entender que todos tenemos roles compartidos, vamos a seguir viendo estos casos. Esto es una situación que necesita atención inmediata”, urgió la doctora Vivian Rodríguez del Toro, quien labora en el Centro de Apoyo a Víctimas del Crimen de la Universidad Interamericana. 

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A poco más de un mes de acabar el año, 23 mujeres han muerto en la Isla a manos de sus parejas. Los casos denotan que ni una orden de protección concedida en los tribunales ha privado al hombre de atentar contra la vida de aquellas personas con las que se relacionaban amorosamente. 

Esta violencia de género tiene su raíz en “una cultura machista, donde un ser humano se cree superior a otro”, explicó, por su parte, la sicóloga social Mercedes Rodríguez López. 

La experta comentó que, desde el ámbito político, en la iglesia, en el mundo laboral y en los entes de seguridad, como la Policía, se promulga este sistema patriarcal. La situación es tal que “en Puerto Rico decidimos que se ha normalizado la violencia”, dijo. 

Para romper con estos patrones, detalló la sicóloga clínica Adlín Román Torres, ya hace falta una intervención mucho más allá del hogar. Destacó que es necesario que se cree conciencia de que las faltas de respetos y las agresiones entre parejas son un delito que tiene consecuencias. 

Verse desprovista de este auxilio y protección del gobierno, por ejemplo, fue lo que le costó la vida Suliani Calderón Nieves el pasado 18 de mayo. 

Su hermano Jesús Calderón Nieves contó cómo la negativa de un juez en renovar la orden de protección que tenía Suliani, la sexta víctima de violencia de género de este año, sumó a la familia en un “calvario” que terminó con un crimen por violencia de género. 

“El mayor coraje es que se pudo prevenir, pero ni las autoridades ni el sistema de justicia le da las herramientas a la mujer. Mi hermana vivió en carne propia el terror de la poca protección que ella podía tener”, afirmó el hombre, quien escuchó por teléfono toda la discusión y los tiros que le cegaron la vida a la poeta. 

Suliani no solo fue víctima del sistema. Sus hijos de 10 y 13 años vieron cómo su padre mató a su mamá y luego se suicidó en medio de la carretera PR-831, frente al condominio La Floresta de Bayamón. Calderón Nieves indicó que no hablaría de los niños y la vida que han experimentado tras el trágico suceso, pues el activismo que han presentado en contra de la violencia de género en los pasados meses ha ocasionado que la familia paterna imponga restricciones para que pueda ver y compartir con sus sobrinos.

Lo que sí contó Calderón Nieves es cómo la traumática escena le provoca insomnio todas las noches. 

“No podemos callar ante lo que está pasando en Puerto Rico, que en siete días hay cuatro, tres en el que hay una mujer asesinada cada día. Debemos concienciar a esos hombres a que no maten a más mujeres”, reclamó esta víctima secundaria de la violencia de género, al prometer que en el próximo año crearán la Fundación Labios Rojos para ayudar a víctimas y educar contra la violencia de género.

Necesario reeducar 

Para combatir la violencia de género, es necesario reeducar a la sociedad en contra del machismo y a favor del respeto y la equidad, coincidieron las sicólogas entrevistadas.

“Para que una sociedad se trasforme hay que hacer un esfuerzo extraordinario desde edades primarias. Hay que educar por la perspectiva de género, promover que los patronos sean responsables y traten a las mujeres con equidad y respeto, en las iglesias también. No podemos seguir promoviendo la idea de que el macho es quien controla y quien decide”, manifestó Rodríguez López.

Agregó que es necesario que “el liderato social, cívico, político, (y) religioso modele lo que es el respeto a todas las vidas, no solo con palabras, sino en la práctica, y que todas las instituciones sociales puedan encenderse en esa visión de equidad”. 

Entretanto, la víctima necesita apoyo, no solo desde el punto salubrista. Necesita estar segura que se le hará justicia cuando denuncie a su agresor, coincidieron las expertas. 

El agresor, por otro lado, también requiere ayuda para romper el ciclo de la violencia. 

“A esos agresores no le haces nada metiéndolos preso”, opinó la también profesora de sicología, Rodríguez del Valle.

Insistió en que es necesario que el Departamento de Corrección y Rehabilitación retome los proyectos de reeducación que una vez proveyó. 

“Si (el agresor) comete un atentado y lo meten preso, cuando salen lo que van a hacer es buscar otra víctima”, manifestó. 

Pero más allá de invertir en este proceso de reeducación y rehabilitación de una pareja sumida en la violencia de género, le será más costoefectivo al estado promover la prevención. 

“Nosotros tenemos un liderato político y religioso enfocado en que la perspectiva de género es lo malo. Lo que tienen que hacer es tomar esos manuales que ya tiene (el Departamento de) Educación y reactivarlos inmediatamente. Si no, esto va a seguir, no va a parar”, concluyó Rodríguez del Valle.