Mientras la mayoría de los boricuas se las arregla para pagar el costoso servicio de energía eléctrica en el país, alrededor de 3,500 “cuentas” mensuales, entre residenciales, comerciales e industriales, no pagan la totalidad de la energía que utilizan, lo que representa una pérdida de $60 millones anuales de cargos no facturados y otros $13 millones más por cargos administrativos y multas adicionales.

Sin embargo, la pérdida no es para la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), sino para los 1.4 millones de abonados a quienes la corporación les pasa el cargo en sus facturas. 

Actualmente, el kilovatio/hora está a .19 centavos hasta octubre, cuando toca una revisión trimestral.  

La AEE no puede determinar cuánto de esos .19 centavos kvh se facturan para sustentar las pérdidas en hurto de luz.

“Nosotros no tenemos una forma precisa de poder decir cuánto representa exactamente los $60 millones de hurto porque está dentro de esa fórmula como un todo”, explicó Noriet Figueroa Meléndez, directora de servicio al cliente de la AEE. 

En muchos casos, dijo la funcionaria, el robo de luz se da por el alto costo de esta utilidad en la Isla, lo que es un círculo vicioso porque a mayor hurto, mayor aumento en el costo del kvh. 

“Estamos hablando básicamente de un promedio de 3,500 cuentas mensuales (en hurto de luz). Es mucho. La realidad es que ha ido proliferando durante los últimos años.  Podríamos mencionar que un factor a considerar es que el aumento en el costo de energía ha provocado que mucha gente no pueda manejar adecuadamente las cuentas, dejando unas deudas altas y recurriendo entonces a este tipo de acción”, dijo Figueroa Meléndez.

Según la directora de servicio al cliente de la AEE, otros que optan por el uso ilegal de la luz lo hacen para evitar el proceso de permisología. 

Los comercios  suelen ser los más inclinados al hurto para sobrevivir a la carga operacional, pero recientemente se ha registrado un movimiento ilegal mayor en urbanizaciones que pudiera considerarse de alta capacidad económica, agregó la funcionaria.

“Estadísticamente, el hurto se ve más en comercios, por la gran cantidad de energía que pagan y las altas facturas que llegan a ese tipo de clientes.  Sin embargo, debemos destacar que hay mucho hurto en urbanizaciones,  incluso en aquellas que se consideran con un perfil económico más alto. Interesantemente, hemos encontrado más hurto en urbanizaciones más cerradas y en las que consideraríamos que la gente tiene capacidad financiera para poder pagar su factura y hemos encontrado una alta incidencia de hurto en esas áreas”, estableció.

Para Figueroa Meléndez, el paso del huracán María también aumentó la práctica de hurto del servicio en la Isla, sobre todo aquellos que hicieron conexiones sin esperar a la AEE para recibir el servicio.

“Definitivamente, incluso la misma desesperación quizás de muchos por tener energía con premura pudo también haber provocado muchas instalaciones de personas que no eran parte de nuestro equipo de trabajo necesariamente o individuos de la calle que fueron contratados para hacer algún tipo de instalación ilegal que podría también entonces provocar que el número de clientes utilizando ilegalmente el servicio pudiera haber aumentado”, indicó. 

Operativos y consecuencias

No obstante, la funcionaria aseguró que la corporación pública tiene varios métodos para identificar el hurto de energía, pero las confidencias son la principal herramienta para atajar esta problemática.

“La Autoridad tiene varias formas de identificar el hurto.  Por ejemplo, nosotros siempre contamos con espacio para recibir confidencias, ya sea por correo electrónico, cuando la gente visita una oficina comercial o llama.  Son personas que detectan que hay alguien utilizando de forma indebida la energía y entonces comienza un proceso investigativo”, destacó. 

“También tenemos mecanismos como el mismo medidor.  Nosotros tenemos un sistema de lectura, tecnología que nos permite leer los contadores a distancia, pero que también nos permite recibir información de los módulos electrónicos que se llaman indicadores. Esos indicadores o esa información de medidores inteligentes que nosotros recibimos, identifican cualquier intervención, cualquier rotación inversa o una irregularidad en lo que sería el mecanismo propio de un medidor”, explicó Figueroa Meléndez.

En cuanto a los operativos para intervenir con estos clientes fantasmas, Figueroa Meléndez admitió que se han concentrado  este año en la recuperación del sistema, lo que les tomó mucho tiempo, pero afirmó que han estado bien activos en sus impactos interagenciales. 

“En coordinación con la DEA (Administración para el Control de Drogas), el Departamento de Estado, el gobierno central, hemos estado participando activamente de unos impactos que se han hecho interagenciales, particularmente a comercios. En los que hemos también tenido personal presente de la Autoridad y en muchos de esos casos hemos encontrado el uso ilegal de energía”, detalló.

A su vez, Figueroa Meléndez explicó que las personas que optan por hurtar el servicio se exponen a una serie de multas administrativas y otros cargos que pueden ser proporcional a la cantidad de kilovatios horas dejados de facturar.

“La realidad es que no ha sido nadie convicto por ese tipo de delito pero, definitivamente, la persona podría llegar hasta ser procesada.  Nosotros hacemos negociaciones con los clientes, ellos vienen y llegamos a acuerdos de pago.  El 95% de los casos hacen un plan de pago porque son grandes cantidades entre cargos administrativos, cargos de kilovatios hora dejados de facturar, entre otros”, dijo la funcionaria. 

Finalmente, exhortó a las personas a ayudar a la corporación a detectar estas prácticas, ya que al final de toda la ecuación, son los clientes los más afectados y terminan pagando más por su servicio.

“Es bien importante que lo recalquemos porque se nos olvida que el hurto lo pagamos todos.  El hurto se considera una pérdida no técnica, por lo tanto se incluye en lo que son gastos operacionales”, finalizó.