"¡A mis hijos los crío yo!".

Esta fue una de las consignas que más se escuchó esta mañana frente a las escalinatas del lado norte del Capitolio, a donde llegaron cientos de personas que bajo un candente sol escucharon mensajes de líderes religiosos de distintas denominaciones, que se unieron en una manifestación pacífica denominada Todos Unidos por nuestros niños, en contra del veto del gobernador Ricardo Rosselló al Proyecto 950, que regula el aborto para menores de edad.

También objetaron la orden ejecutiva que prohíbe las terapias de conversión para cambiar la orientación sexual o identidad de género de menores.

Otra acción que no avalaron fue el también veto del ejecutivo al proyecto 1018 de Libertad Religiosa.

Aunque la Cámara de Representantes aprobó ir por encima de ambos vetos, sobre el 950 aún en el Senado, su presidente Thomas Rivera Schatz, no tiene los votos para ir por encima. 

Mientras, la medida de Libertad Religiosa aguarda por acción de la Cámara Alta.  

Hoy los religiosos enviaron mensajes contundentes sobre la defensa del niño en el vientre de la madre y sobre la potestad de los padres sobres sus hijos.

Pero además de estos líderes, un grupo de legisladores, que fue mencionado en tarima, estuvo allí, incluyendo a: Nayda Venegas; José “Quiquito” Meléndez; Jorge “Georgie” Navarro; José Aponte; María Milagros Charbonier; Jackie Rodríguez; Luis Raúl Torres y Wilmarie Leduc, ayudante especial del presidente de la Cámara, Carlos "Johnny" Méndez.

La apóstol Wanda Rolón, de la iglesia La Senda Antigua, fue una de las que mostró “indignación ante el trato recibido y la negativa de siquiera considerar el Proyecto 950… y el de Libertad Religiosa”.

Sobre el 950, que dijo que no es correcto “que busca quitar derechos, y sí proteger a nuestros menores. Que uno de sus padres tenga el conocimiento es darle derechos, no quitarles derechos”, insistió en un mensaje que leyó el pastor Edgardo Figueroa por estar fuera del país.

De su parte, Manuel Fuentes, presidente de la Fraternidad de Iglesias Pentecostales (FRAPE), advirtió que “no claudicaremos en exigir que se nos respete el enseñar a nuestros hijos la verdad bíblica de la sexualidad, familia y todo aquellos que concierne a nuestra fe”.

A su juicio, “las corrientes liberales, desprovistas de valores morales y orientada a ignorar cualquier riesgo, incluyendo el asesinato de niños en el vientre de sus madres, tienen en su agenda callar la voz de la iglesia”.

Mientras, hizo un llamado para que algún senador vote a favor de ir sobre el veto al Proyecto 950.

Otro que asistió al encuentro fue el obispo de la iglesia Católica en Arecibo, monseñor Daniel Fernández, que alzó “la voz por aquellos cuyos gritos silenciosos no pueden ser escuchados… cada niño abortado ante la frialdad de los Pilatos modernos… clama ante nuestras conciencias”.

Sobre la prohibición de las terapias de conversión, argumentó que “los hijos no son propiedad del Estado. La familia existe antes que el Estado y debe ser respetada por el Estado”.

“La orden ejecutiva no solo cierra las puertas a los padres a buscar ayuda y ser acompañados, desde su fe, en la misión de educar a su hijos, sino que cierra las puertas a los ciudadanos a poder vivir de acuerdo a su fe”, agregó.

Finalmente, René Pereira, presidente de Puerto Rico por la Familia, una de las organizaciones que convocó la actividad, emplazó nuevamente a las personas que han alegado haber recibido descargas eléctricas u otros procedimientos como parte de las terapias de conversión, que digan quiénes fueron los pastores o en qué iglesias les realizaron las mismas.

Aseguró que eso no está ocurriendo.

Separación de Iglesia y Estado

Ema Quiñones, presidenta de Humanistas Seculares de Puerto Rico, lideró a una decena de personas que realizó una contra-manifestación, fomentando la separación de Iglesia y Estado.

“En nuestra Constitución eso está así… pero la libertad religiosa que promueven estos grupos extremistas es la de ir por encima de los derechos de otras personas y el derecho común que tenemos todos de tener una vida comunitaria en paz y quieren estatuir un privilegio de discrimar…”, sostuvo.

Mencionó que se oponen a las terapias de conversión porque “no es un asunto religioso y sí de salud pública. La homosexualidad no es una enfermedad… pues no puede haber una terapia para curar lo que no es enfermedad”.

En cuanto al aborto aceptó que es un tema controversial y mencionó que las estadísticas revelan que la mayoría de las violaciones y abusos a menores son por sus parientes y gente de su entorno familiar.

“Sería bien injusto decirle a una niña que tiene que ir a donde su violador… a decirle, ‘estoy embarazada, ayúdame’. El remedio en esos casos, y mientras más niñas, es terminar el embarazo”, sentenció.