Jaime Rivera Dueño decidió ayer ponerle punto final a su hasta entonces incierto futuro en la silla de la Secretaría de Salud al solicitarle al gobernador Luis Fortuño que retirara inmediatamente su nombramiento a ese puesto.

El futuro de Rivera Dueño como secretario de Salud estaba en manos del Senado y, a juzgar por las expresiones que hasta entonces había hecho parte del liderato de la Palma, los días de éste en la agencia estaban contados.

“Luego de evaluar la situación suscitada en el Senado de Puerto Rico con motivo de mi designación como secretario de Salud, he decidido solicitar de usted, respetuosamente, que retire mi nombramiento a dicho puesto. Creo no es justo ni adecuado, para usted o para mí, continuar con ese esfuerzo”, expresó Rivera Dueño en la misiva enviada a Fortuño.

De inmediato, Kenneth McClintock, quien es gobernador interino por Fortuño encontrarse fuera del país, le envió una carta al presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, notificándole que retiraba el nombramiento.

En la breve comunicación de Rivera Dueño, éste también explica por qué aceptó la designación y le agradece a Fortuño su respaldo.

“Acepté esa designación por entender que podía volver a poner a la disposición de mi pueblo el conocimiento, mi experiencia y deseo de servir. Lamentablemente, por las razones que sean, esta meta no ha sido posible alcanzarla”, detalló.

Se esperaba que el Senado considerara la nominación de Rivera Dueño entre hoy y mañana, cuando culmina la presente sesión legislativa, aunque ya se escuchaba a senadores decir que sería rechazado.

“Ya hay una decisión sobre eso. No veo razón para que este tema se siga discutiendo, pues entiendo que la decisión está tomada y se le notificó al Gobernador que no se le va a dar consentimiento al nombramiento”, dijo ayer temprano Roberto Arango.

El nombramiento de Rivera Dueño ha estado en tela de juicio desde que el Gobernador lo designó el pasado 5 de enero, principalmente por haber sido presidente de la Junta de Directores del Instituto del Sida de San Juan cuando ocurrió el desvío de fondos federales.

También por permitir que se pagarán sobre $12 millones de más en la compra de equipo para los hospitales de área de Carolina y Manatí, según informes de la Oficina del Contralor de 1993.

Con el retiro del nombramiento, Rivera Schatz le gana otra batalla de poder a Fortuño, su jefe político.