El cadáver está colocado en una de las 12 mesas de autopsia que se aprecian desde un segundo piso a través de unas vitrinas de cristal que hay en un lugar al que le llaman la galería en el Negociado de Ciencias Forenses, en San Juan. Es un hombre de entre 30 a 40 años que había sido asesinado el pasado domingo. Su nombre es desconocido. Su única identidad en ese instante es un número que le fue colocado en una tarjeta y que le fue amarrado al dedo gordo del pie.

El proceso de examinar el cadáver -era el tercer caso del día- había comenzado cuando diversos miembros de la prensa entraron a la zona para realizar el primer recorrido interno permitido en el NCF después del azote del huracán María en 2017, un evento que provocó una crisis sinigual en la agencia debido a la acumulación de cadáveres, la falta de personal, la reducción presupuestaria, la falta de equipos especializados, el retraso en pruebas periciales y cambios constantes en su jefatura. La batalla por salir de los constantes aprietos ha sido un reto pero, finalmente, parece que la agencia podrá sobrevivir gracias al orden impuesto por la reconocida patóloga María Conte Miller, quien en octubre fue nombrada por la gobernadora Wanda Vázquez Garced para dirigir la agencia que ya había tenido la oportunidad de liderar entre el 2009 y 2012.

“Parece un caso de tiro por lo que estoy mirando desde acá arriba… están tratando de establecer la trayectoria de la bala en el cuerpo, los daños que produjo y si pueden recuperar las balas también. Recuperar evidencia es importante para conectar al crimen con el sospechoso”, explicaba Conte Miller, al observar el cuerpo desnudo del hombre al que se le habían tomado algunas muestras y que se le había realizado aperturas en la cabeza, tórax y abdomen. Sus órganos principales -corazón, riñones, pulmones- estaban colocados en un extremo sobre una superficie de metal.

Datos estadísticos provistos por la agencia durante el proceso presupuestario del año fiscal 2019-2020 indican que el año pasado en el NCF se realizaron 2,721 autopsias. Según Conte Miller, el promedio por día es de siete autopsias.

 “En este tipo de autopsia, cuando son asesinatos, los patólogos pueden estar el día completo. Toma tiempo porque además de la trayectoria de las balas hay que hacer radiografías al cadáver. Eso es un proceso trabajoso porque se tiene que mover el cuerpo para manipularlo. Pero eso va a cambiar pronto porque vamos a recibir un  equipo de Rayos X que va a scannear el cadáver completo en 13 segundos… eso ahorraría hasta cuatro horas del proceso de autopsia”, dijo Conte Miller, quien también es patóloga forense y es parte de los nueve profesionales de esta especialidad (seis a tiempo completo y tres por contrato) que laboran en el NCF. Si el cadáver desconocido hubiera fallecido de una muerte natural su cuerpo no hubiera pasado por todo este proceso y su análisis hubiera sido uno externo realizado por uno de dos médicos forenses que hay en el NCF.

La máquina que tiene muy entusiasmada al equipo de patólogos forenses llegaría a principio del próximo año y se compró con una inversión de $500,000 que es parte del presupuesto de $19.6 millones asignado a la agencia para este año fiscal, según explicó el secretario del Departamento de Seguridad Pública (DSP), Elmer Román, quien también participó del recorrido.

Abordado por la prensa, Román reconoce que son muchos los retos que enfrenta el NCF, incluyendo que la mayoría de sus empleados son de difícil reclutamiento debido al trabajo técnico y científico que realizan y al pobre salario que reciben en comparación con otras jurisdicciones de Estados Unidos.

(teresa.canino@gfrmedia.com)
(teresa.canino@gfrmedia.com)

En cambio, dijo que junto a Conte trabaja en varias iniciativas para encarar este escenario y que un primer paso ha sido liberar los cadáveres ataponados en espera de autopsia y reclutar peritos para diversos laboratorios y áreas de investigación.

Reconoció por ejemplo un déficit de 18 peritos de balísticas y 10 de serología. En cambio, dijo que recientemente  se hizo un ciclo de entrevistas y se escogieron 52 personas que son de nuevo reclutamiento o transitorios que pasarán a ser permanentes y en ese grupo hay algunos de estos peritos más personal de química forense, de control y custodia de evidencia,  de recibo y control de custodia, de evidencia digital, investigadores forenses, asistentes de sala de autopsia y oficinistas.

“Estamos haciendo el análisis para ver si enero podemos hacer otra convocatoria para más peritos de balística y serólogos”, dijo el Secretario al agregar que también se han dado pasos para ampliar beneficios marginales a los empleados como lo son la paga de horas extras y extender el uso de licencias de vacaciones y enfermedad hasta el 30 de junio del 2020 (vencía el 31 de diciembre), entre otras.

La necesidad de reclutar a dos patólogos forenses continúa en agenda por lo que se hizo un reajuste salarial que fluctúa entre los $150 mil y $210 mil. “ He estado mandando invitaciones y ofertas de empleo a diferentes directores de entrenamiento de patología que tienen a su cargo estos nuevos patólogos que se formarán para el año que viene y hay personas que han mostrado interés”, dijo Conte.

El recorrido incluyó visitas al Laboratorio de ADN, al Área de Recibo de Evidencia (donde la Policía lleva todo tipo de prueba recopilada en las escenas y ocupadas en los operativos), al Laboratorio de Toxicología y al de Balística, entre otros.

Y es que la investigación criminal en la patología forense no sólo se limita a las autopsias de muertes violentas. Sino que los peritos en las diferentes áreas tienen la función de investigar otras causas, modos y circunstancias de muerte de cualquier personas que haya ocurrido bajo situaciones especiales.

En el Laboratorio de Toxicología, por ejemplo, según explicó la doctora Luz Silva -subcomisionada interina del NCF-, se reciben los fluidos corporales, tejidos, huesos o alguna otra prueba que se obtienen de las autopsias para realizar análisis químicos que detecten sustancias controladas o cualquier otro tipo de droga que haya podido afectar o causar el deceso de la persona de la que provienen las muestras. Aunque hacen de tripas corazones, en ese laboratorio actualmente hay un déficit de personal y de maquinarias.

“Una de las máquinas que se utiliza para identificar drogas desconocidas está fuera de servicio por mantenimiento y reparación hace dos años”, dijo Silva sobre el proceso que cuesta unos $50,000.

Otro lugar donde se realiza un trabajo extraordinario pero con muy poco personal es en el Laboratorio de ADN donde sólo laboran 12 empleados, entre estos sólo cuatro serólogos.

Estos especialistas son los encargados de evaluar las muestras de sangre, semen, pelo, entre otros materiales genéticos que pudieran llevar al esclarecimiento de un crimen o a la identificación de un sospechoso o criminal a través de sistemas sofisticados como el CODIS (Sistema de Índice Combinado de ADN administrado por el Negociado Federal de Investigaciones, FBI,  el cual permite el almacenaje e intercambio de datos ingresados en bancos similares en jurisdicciones de los Estados Unidos).

En el equipo de Laboratorio de ADN cuentan con el equipo necesario para realizar los controversiales Safe Kits, según dijo Mariel Candelario, especialista del área. En cambio reconoció que el personal no es suficiente para atender el volumen de trabajo que se recibe. Por ejemplo, mencionó que los 2,232 casos que se encontraban almacenados en la dependencia desde el 2001 son dos terceras partes de los que recibieron durante el término que se estuvo acumulando las muestras que recogen los laboratorios realizados a víctimas de agresión sexual.

“Una tercera parte de esos casos nosotros los hicimos”, dijo al mencionar que fueron más de 1,000 casos los que lograron examinar aun con todos los escollos que enfrentaron por la falta de peritos.

Actualmente el NCF envío para el laboratorio Bode Cellmark 750 “Safe Kits” y quedan pendiente de análisis unos 1,710.

Según el secretario del DSP las primeras 129 resultados deben estar llegando en diciembre y no se descarta que se envíe otro paquete de muestras para análisis antes de junio de 2020.