En el mes de agosto, un promedio de siete a ocho puertorriqueños murieron diariamente de COVID-19. Ha sido el mes más mortífero a causa del virus desde que comenzó la pandemia en marzo y, según reportes del Departamento de Salud, el 50% de los 435 fallecimientos ocurridos por esta enfermedad se registraron en los pasados 31 días.

El secretario de Salud, Lorenzo González, reconoce el escenario de pesadumbre y luto de las pasadas semanas y compara la tragedia sanitaria con las dramáticas pérdidas humanas que hubo en la isla a causa del huracán María, el devastador fenómeno que nos azotó en 2017 y que causó la muerte de unas 3,057 personas.

“El mes de agosto fue impresionante, triste, negativo para el país… para mí fue un mes tan triste como lo fue después de María. Es un mes muy similar por la población que hemos perdido, aunque en esta ocasión con relación al virus”, dijo González en entrevista con Primera Hora.

La mortalidad por COVID-19 en agosto ha sido el efecto de la aceleración en contagios registrados, pues de los 15,584 casos confirmados con pruebas moleculares que hay acumulados hasta la fecha, unos 9,041 fueron informados durante el pasado mes.

Se estima que hasta la fecha unas 33,421 personas en la isla han arrojado resultados positivos a pruebas PCR o serológicas. Mientras, la tasa de positividad del virus en Puerto Rico, según datos publicados por la Universidad Johns Hopkins es de un 9.79%, colocando a la isla muy distante de los números que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS) a los gobiernos que fomentan una reapertura económica o social.

La OMS ha dicho que para considerar una reapertura la tasa de positividad de las poblaciones debe estar por debajo de un 5% por 14 días consecutivos.

“Evaluando todo, mirando cuando empezamos a principio del ciclo de la pandemia en marzo o abril se hablaba de un primer pico… pero aquello era una situación minúscula comparado con lo que vimos en el mes de agosto”, manifestó el funcionario al distinguir que este mes la transmisión comunitaria estuvo “bien activa”.

Dijo que en las constantes reuniones que tuvo con los científicos del Grupo Asesor Médico se proyectaba que para junio ocurriera una muerte por día. En cambio, el mes cerró con 16 fallecimientos.

“Estuvimos 14 por debajo”, comentó sobre el momento en el que el gobierno vio con buenos ojos dar luz verde a una reapertura comercial por etapas.

En cambio, en julio, a medida que se fue reactivando la actividad comercial y social, los casos de coronavirus aumentaron y las muertes se duplicaron. Muchos médicos vieron la ola acercarse.

“En julio las muertes aumentaron a tres por día. De 16 aumentaron a casi 90 y en agosto fue horrible y triste lo que vivimos con entre siete a ocho muertes por día. Fue una cosa gigante para Puerto Rico por la cantidad de personas que se murieron”, expresó el secretario de Salud.

Sostuvo que el último análisis de la agencia indica que entre el 87% y el 90% de las 218 personas que fallecieron en agosto lo hicieron en el hospital. “Aquí no fue como en otros países o como algunos estados, como Nueva York, que la gente no tenía acceso a hospitales. En Puerto Rico se nos murió la gente en el hospital. Y la data más reciente nos dice que muchos llegaron con condiciones comórbidas. Algunos tenían pulmonía, influenza o condiciones cardiovasculares. Y otro dato interesante es que más del 75% eran personas mayores de 60 años”, indicó el funcionario al agregar que la información recopilada indica que seis de cada 10 personas fallecidas en agosto eran hombres.

Aunque en otras ocasiones ha adjudicado responsabilidad ciudadana en aquellos que no mantienen distanciamiento social o ignoran el llamado del uso de mascarillas, esta vez el secretario de Salud prefirió abstenerse de utilizar el dedo acusador.

“Sería lo más fácil, pero no lo voy a hacer. Me culpo a mí, no culpo a nadie. Yo soy el secretario del Departamento de Salud. Tampoco quiero hacer referencia a lo que han hecho o no han hecho otras agencias. La responsabilidad de la salud del pueblo es de mi departamento… así que esperamos que con esta decisión que se tomó en la última orden ejecutiva (OE-2020-062) podamos ver frutos en términos de reducir contagios y muertes”, expresó.

Acotó que parte de los reclamos era la falta de educación a la ciudadanía, una gestión que ha impulsado a través de campañas publicitarias que están corriendo actualmente. “El mensaje en esas campañas es claro y queremos que la población entienda que se nos está muriendo las personas, sobretodo, aquellas que están en mayor riesgo”, indicó al agregar que próximamente iniciará una campaña a través de los grupos de vigilancia municipal que dirige la epidemióloga Fabiola Cruz, quien ha hecho un esfuerzo encomiable con el rastreo de contactos a nivel de pueblos.

La actual orden ejecutiva –vigente hasta el 11 de septiembre- establece un toque de queda de 10:00 p.m. a 5:00 a.m. y orden que los domingos los ciudadanos permanezcan en su lugar de residencia 24 horas, salvo en circunstancias excepcionales dispuestas en el documento. Solo permanecerán abiertos los supermercados, farmacias para comprar medicamentos, gasolineras, ferreterías, servicios religiosos, y los restaurantes podrán operar exclusivamente mediante el modelo de servi-carro o entrega (“carry-out” o “delivery”) sin permitir comensales. En ningún momento se permite la aglomeración de personas en las afueras de los establecimientos.

Todos los ciudadanos deberán limitar las actividades sociales o agasajos familiares en lugares públicos y privados.

Las disposiciones relacionadas a la prohibición de consumo, venta y expendio de bebidas alcohólicas permanecen iguales: a partir de las 7:00 p.m., de lunes a sábado, se prohíbe el consumo, venta y expendio de bebidas alcohólicas en todos los comercios y establecimientos autorizados en esta orden ejecutiva. Los domingos se prohíbe el consumo, venta y expendio de bebidas alcohólicas en los comercios autorizados a operar durante todo el día.

Además, continuarán cerrados los establecimientos de venta de bebidas alcohólicas (bares, cafetines con permiso de uso de bebidas alcohólicas, “sport bars” y cualquier otro lugar análogo). También permanecerán cerrados cines, casinos, gimnasios, teatros, entre otros.

De lunes a sábado, los restaurantes podrán tener comensales en sus comedores con un límite de 25% de capacidad, tanto en el interior como en espacios abiertos. Se recomienda establecer sistema de reservaciones para evitar aglomeramientos, además de que no se permitirán las filas frente a los negocios.

Asimismo, se redujo de un 50% a un 25% la ocupación de los comercios que podrán operar dentro de los horarios permitidos en el toque de queda de lunes a sábado.