Con la amenaza de una posible tormenta y una temporada de huracanes activa – y en un escenario donde se lucha día a día por contener la pandemia del COVID-19- muchos alcaldes están preocupados con el manejo de refugiados en sus jurisdicciones y han empezado a crear alianzas con paradores, hoteles, moteles y otro tipo de hospederías ante la posibilidad de que puedan ser utilizadas como centros de aislamiento para los damnificados enfermos.

Así lo explicaron a Primera Hora un puñado de ejecutivos municipales de todas las regiones de la isla que fueron consultados sobre los planes de contingencia que llevarán a cabo en caso de que algún fenómeno atmosférico afecte a Puerto Rico próximamente.

En el área este el alcalde de Yabucoa, Rafael Surillo, estuvo reunido desde el amanecer con el equipo de manejo de emergencias del municipio donde desde hace varios días se comenzó el proceso de limpieza de ríos y quebradas para evitar inundaciones en zonas residenciales en caso de que llegue mucha lluvia.

“Pero el recogido de escombros y la limpieza es lo menos que me preocupa. Ahora mismo mi mente está en los refugiados porque estamos viviendo un tiempo muy distinto y los casos de COVID han reflejado un alza notable. Aquí hemos tenido brotes de familias completas. Entonces, vemos que tenemos casi un tormenta encima y no sabemos si los refugiados que llegarán tienen o no la enfermedad porque todos sabemos que este virus es asintomático en muchas personas. Así que mi plan es hacer pruebas serológicas a posibles refugiados antes de meterlos a cualquier escuela y llevar a dos paradores del área a los que estén contagiados o los casos probables”, dijo al agregar que tiene disponible 250 pruebas rápidas para estos fines y coordinó con laboratorios del pueblo para que realicen las mismas.

Detalló que hizo gestiones con los dueños de las hospederías Palmas de Lucía y Costa del Mar para reservar unas habitaciones que serían utilizadas como áreas de aislamiento.

“Ya lo conversé con Nino Correa Filomeno (comisionado del Negociado de Manejo de Emergencias y Administración de Desastres) y me dijo que nos ayudaría con esta gestión y que era una buena alternativa que se está contemplando en otros pueblos”, expresó al agregar que los costos de hospedería serían cubiertos con fondos de la Agencia Federal para el manejo de Emergencias (FEMA).

Primera Hora entrevistó con Correa Filomeno, quien confirmó la información y agregó que la idea de utilizar hospederías como centros de aislamiento se ha conversado con varios jefes de ayuntamiento.

“El COVID ha provocado cambios en los planes de los refugios. Cambios que van desde un control con cernimiento de temperatura en cada entrada y salida de refugiados, como ajustes en los espacios y el uso de mascarilla full, todo el tiempo. Pero también se ha hablado con alcaldes, especialmente los del sur, para que contemplen otras medidas de cómo manejar la situación utilizando otros lugares que no sean las escuelas como refugios, particularmente si identifican personas enfermas... se han contemplado centros comunales, almacenes cerrados, hoteles, moteles, paradores y otros lugares que provean lo necesario para estas personas y que mantengan el distanciamiento social adecuado”, indicó el comisionado del NMEAD.

Precisamente, en el sur de la isla, el alcalde de Peñuelas, Gregory Gonsález, mostró preocupación similar a la que tuvo el alcalde de Yabucoa con los refugiados y el coronavirus, sobre todo considerando que en las últimas semanas se han detectado en su zona más casos de la enfermedad respiratoria.

La situación se complica considerando que a causa de los terremotos que han afectado la zona desde principio de año las dos escuelas que sirven como refugio funcionan parcialmente.

“Lo que hemos decidido con el equipo de manejo de emergencias es que vamos a utilizar las partes habilitadas de esos dos refugios y en caso de que sea necesario movilizaremos gente a los centros comunales… en caso de que tengamos algunos refugiados positivos a COVID-19 el plan es llevarlos al hotel municipal que no sido inaugurado. Esa facilidad ya está lista y es una manera segura de mantener aisladas a estas personas y con las atenciones médicas y emocionales que requieran”, dijo al aseverar que del plan participaría el equipo de vigilancia del ayuntamiento el cual cuenta con enfermeras graduadas, médicos, trabajadores sociales, policías municipales personal de manejo de emergencia. Además, el municipio cuenta con un abasto de 700 pruebas moleculares que podrían ser utilizadas para cernimiento con personas que presenten síntomas del novel coronavirus.

“Esto es un plan nuestro porque a nivel de gobierno central no hay planes claros respecto a este asunto, en particular, con la gente de la zona sur y oeste que aun estamos pasando temblores”, detalló al explicar que durante las pasadas emergencias los refugiados fluctuaron entre 300 y 400 personas.

Resaltó, además, la limitada seguridad de vivienda que hay en el pueblo donde todavía hay 200 casas con techos azules, tras haber sido devastadas por el huracán María y otras 500 residencias pendientes a demolición por los estragos de los sismos.

En el pueblo costero de Lajas se ausculta también la posibilidad de movilizar refugiados con resultados positivos a COVID-19 o con síntomas asociados a la enfermedad al Parador Villa Parguera, una hospedería que luego del huracán María sirvió de albergue a personas encamadas del municipio.

“Todo depende de la gravedad del asunto y de que venga o no un huracán, pero sí lo tenemos en planes. En María tuvimos personas muy enfermas y tuvimos que contratar el parador Villa Parguera para esos fines… recuerdo que hasta murió un refugiado. En cuanto a los demás refugiados los estaremos ubicando en las escuelas guardando el distanciamiento físico recomendado. La idea es ubicar una familia por salón, pero todo dependerá del número de refugiados que lleguen”, sostuvo el alcalde del municipio, Marcos “Turin” Irizarry, al indicar que en los pasados ciclones se llegaron a registrar más de 100 individuos. Desde que comenzó la pandemia, en Lajas se han registrado 15 casos de COVID-19, lo que los ubica como uno de los municipios con menos casos activos actualmente.

Mientras, Irizarry destacó que actualmente en el pueblo hay 10 casas pendientes a demolición pues resultaron gravemente afectadas por los temblores, al tiempo que 20 familias viven aún bajo un toldo azul que les fue colocado como techo luego del huracán María.

En Manatí, el alcalde José Sánchez González, se mostró preocupado por la situación que pueda generar la falta de servicio por parte de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados pues la mitad de los 43,000 habitantes del pueblo se suplen de agua potable proveniente de pozos.

“Lo que ocurre con estos pozos es que con un vientito dejan de funcionar porque se quedan sin el servicio de energía eléctrica… si no hay generadores, la gente se me queda sin agua”, indicó al agregar que llevó la preocupación a la gerencia de la corporación pública donde le afirmaron que se proveerían unas mediante un contrato de alquiler de estos equipos que hizo la AAA.

En entrevista con Primera Hora, la directora ejecutiva de la corporación pública dijo que se trabaja en las instalación de más de 100 generadores – de 216 que se compraron mediante subasta- y se alquilaron otros 127 para suplir cualquier emergencia suscitada por un fenómeno atmosféricos.

“Realmente, este servicio es esencial porque ahora con el COVID-19 es un asunto de salud y seguridad”, dijo.

Mientras, dijo que aunque NMEAD no ha dado instrucciones de suministrar pruebas a refugiados antes de proveer albergue, sí le parece una medida cautelar para prevenir una propagación del virus.

En la zona montañosa, el alcalde Jesús Colón Berlingeri, tuvo la misma observación referente a la disponibilidad de generadores eléctricos para los sistemas de bombeo en la facilidades de la AAA que proveen el servicio de agua potable a 33,000 habitantes.

“Hace varias semanas le di seguimiento a ese asunto y me dijeron que había plantas que no estaban en condiciones y que se mandaron a pedir unos generadores. Pero al día de hoy no han llegado”, determinó.

Mientras, tanto en la isla municipio de Vieques, el alcalde Víctor Emeric, mostró preocupación ante la falta de un hospital en el área y la posibilidad de que se desarrolle alguna emergencia médica durante el paso de algún fenómeno atmosférico.

“Nosotros seguimos sin hospital y eso es un problema grande considerando que pudiera ocurrir cualquier emergencia…ahora mismo tuvimos que cerrar el cuartel municipal porque un policía arrojó positivo a COVID-19 y tuvimos que mandar a todos los demás a cuarentena. Es decir, que ahora mismo yo estoy trabajando con dos tormentas: con la que están anunciando que podría venir esta semana y con la tormenta de no tener policías que velen por la ley y orden en un momento de emergencia”, indicó.

Por su parte, el director de la Oficina de Manejo de Emergencia Municipal, Héctor Olivieri, dijo que “ni siquiera tenemos pruebas de coronavirus en Vieques”.

“Es algo que hemos hablado con el Departamento de Salud porque nos preocupa grandemente no poder monitorear a los empleados de las dependencias donde ya tenemos casos… y a eso súmale que tenemos que prepararnos para la llegada de una tormenta. El panorama no se ve fácil para nosotros”, expresó al agregar que hoy se esperan recibir catres por parte del Departamento de la Vivienda para habilitar los dos refugios de la Isla Nena.