Mientras vivía en el clandestinaje como prófugo de la justicia, Alexander Capó Carrillo, conocido como “Alex Trujillo”, sentía rabia hacia los miembros de la Policía y los veía como sus más grandes enemigos, un sentimiento que mientras estuvo en la cárcel fue transformando por un gran respeto que este Jueves Santo quiso demostrar participando de un círculo de oración por la salud del agente Waldemar Burgos Rodríguez, baleado en la cabeza durante una persecución ocurrida el 2 de abril en los predios del residencial Vista Hermosa, en Puerto Nuevo.

El solemne momento, en el que también participó el pastor Héctor Delgado, conocido anteriormente como “El Father”, se llevó a cabo en la rotonda del Centro Médico, en Río Piedras, facilidad hospitalaria donde el agente Burgos Rodríguez permanece en cuidados intensivos desde ocurrido el atentado.

Unas decenas de amigos y compañeros de labores del agente perjudicado -adscrito a la Unidad Motorizada de San Juan-escucharon atentos las expresiones de Alex, quien aprovechó la instancia para pedirles perdón.

“Para mí es un privilegio estar aquí orando por su compañero y quiero decir que, aunque ya le había pedido perdón al pueblo de Puerto Rico, ahora quiero hacerlo a la Policía de Puerto Rico, porque reconozco que son las autoridades puestas por Dios para velar por la gente. En un pasado estuvieron buscándome y pasaron muchos sucesos en los que, lamentablemente, marqué a la Policía de Puerto Rico. Ahora les doy las gracias a Dios que en esta hora me permite orar por ustedes y que con ese amor que ha derramado en mi corazón, les digo que los amo y les admiro por la labor que hacen por vigilar a Puerto Rico y ser instrumento de paz para la isla”, sostuvo.

Capó Carrillo fue arrestado en diciembre de 2006 luego de pasar años huyendo de las autoridades locales y federales, al ser señalado como uno de los criminales más buscados. El día de su arresto en el residencial Covadonga, los agentes que participaron del operativo fueron recibidos con disparos por parte de miembros de la que era su pandilla. Fue sentenciado en el foro federal a 20 años de cárcel por cargos de conspiración, distribuir sustancias controladas como parte de una organización de narcotraficantes, por el uso de un arma de fuego y por portar un arma de fuego cerca de un plantel escolar. Además, fue condenado a 35 años por un cargo de asesinato a nivel estatal. En noviembre de 2021, quedó en libertad condicionada bajo la Junta de Libertad Bajo Palabra. De no violar las condiciones establecidas, cumplirá el tiempo que le resta el 10 de enero de 2024.

Por su parte, el pastor Héctor Delgado, reveló que la iniciativa de orar y visitar al agente herido de gravedad surgió tras conocer que, dentro de su estado crítico, el policía reacciona a una de sus canciones cristianas.

Se trata de la melodía “Si me tocaras”, una canción que escribió hace 14 años cuando hizo público su retiro como exponente del reguetón para dedicarse a evangelizar.

Según Delgado, cuando el agente Waldemar Burgos Rodríguez escucha la canción comienza a llorar, lo que demuestra que “la música trasciende en el corazón del hombre en momentos difíciles”.

“Es una satisfacción saber que esa alabanza es un bálsamo en este momento difícil que está viviendo”, puntualizó el artista religioso al agregar que escribió la melodía en un momento en el que buscaba restaurar su vida y salir de una depresión.

El agente herido continúa mejorando

Entre los presentes en el círculo de oración se encontraba el sargento Pedro García, director de la Unidad Motorizada de San Juan, y quien estuvo en la escena cuando el agente fue baleado en la cabeza en medio de una persecución a unos malhechores en el área metropolitana.

Según García, la mejoría del agente va en avance al extremo de que está consciente, alerta y reaccionando cuando ve a sus compañeros y familiares.

“Ha mejorado extraordinariamente. Lo veo un poquito más feliz, ya está comiendo un poquito mejor y cada día le veo una mejoría”, destacó sobre su compañero, quien también es su compadre y padrino de uno de sus hijos.

¿Está consciente?, le preguntó este diario.

“Sí, está consciente y reconoce a los compañeros. No habla mucho, pero da su sonrisa... esa sonrisa típica de él”, respondió catalogando como “un milagro” la recuperación del policía.

Además, se expresó agradecido con la visita de Delgado y Capó Carrillo y destacó la honestidad que percibió de este último.

“Alex pasó unas situaciones con policías, pero todo el mundo tiene derecho de cambiar. Él fue uno de los primeros que se me acercó y me dio un abrazo. Debo decir que tiene un aura espiritual bonita y siento de corazón lo que dice. Dios tuvo un propósito para él y estoy agradecida de que haga esta obra por Waldemar”, manifestó.

Otra que se sintió conmovida por la iniciativa fue la agente retirada Nadja Lugo Torres, quien se identifica con lo ocurrido pues su vida pendió de un hilo en el 2006, precisamente, durante una intervención que realizaba en el residencial Monte Hatillo.

“Este proceso de recuperación sin apoyo es bien difícil. Saber que hay gente orando por uno, saber que contamos con el apoyo de nuestros hermanos de sangre azul, saber que están ahí es importante. Y en el caso de Waldemar, me siento motivada porque lo conozco hace 18 años y él estuvo conmigo desde el día uno cuando ocurrió mi incidente. Ni él, ni los compañeros, me dejaron sola. Ahora estoy yo haciendo lo mismo”, sostuvo quien perdió una pierna a causa de un accidente en el que un auto impactó la motora en la que viajaba cuando se disponía a atender un operativo en el residencial.

Esta no es la primera ocasión que los seres queridos del agente Burgos Rodríguez pasan por la agonía de verlo herido en el cumplimiento del deber, pues en el 2008 -mientras se encontraba franco de servicio en Puerto Nuevo-, intervino en un asalto y se enfrascó en un tiroteo con dos ladrones, resultando herido de bala.

Los tres sospechosos del atentado en su contra fueron identificados como Miguel A. Forteza Ramos de 22 años, Víctor Santana Hernández de 29 años y Pedro V. Nieves Hernández de 23 años, y fueron acusados y encarcelados.

Con el propósito de sufragar gastos en los que están incurriendo, los familiares del agente solicitaron ayuda económica de la ciudadanía a través de la aplicación de ATH Móvil al número (787)374-8816.