El rastreo de contactos a personas contagiadas con la COVID-19 en Puerto Rico se le está realizando a mucho menos de la mitad de los 1,924 casos únicos positivos registrados por el Departamento de Salud (DS) y el proceso de vigilancia a estos fines exhibe deficiencias.

En conferencia de prensa, el secretario de Salud, Lorenzo González Feliciano; la gerente de proyecto del Programa de Manejo de Crisis del DS, Jessica Irizarry; y el epidemiólogo David Capó anunciaron los esfuerzos realizados en la agencia a fin de cumplir con el Plan de Preparación y Respuesta ante COVID-19 establecido en Puerto Rico para atender la pandemia del coronavirus, y que dispone un rastreo de contactos desde que se haya identificado el primer caso sospechoso en la Isla.

En Puerto Rico, el primer caso positivo se notificó por las autoridades el 8 de marzo.

En una confusa explicación el secretario de Salud aseguró que el llamado “contact tracing” se le está realizando únicamente a 687 de las 1,005 personas a las que al día de hoy se les ha confirmado el contagio mediante prueba molecular (PCR), pues el 31.7% de estos infectados no dio información sobre personas con las que tuvieron contactos. De otra parte, el restante 919 -cuyos análisis se hicieron por serología- no se les está dando seguimiento de vigilancia oficial.

En términos generales, esas 687 personas, según trascendió, ofrecieron información de haber entrado en contacto con 2,223 individuos. En cambio, se aclaró en varias instancias, que hubo entrevistados que alegaron haber tenido cero contactos durante el periodo previo a presentar síntomas y durante la convalecencia. Sí se precisó que el 68.3% de los 1,005 casos investigados refirieron al menos un contacto cercano.

De esos 2,223 contactos, no se pudo rastrear a 35 personas. Otras 1,108 dijeron haber completado el periodo recomendado de cuarentena entre 14 a 21 días. Otro factor elogiado por los funcionarios es que 2 de cada 3 personas rastreadas dijo haberse hecho alguna prueba de la COVID-19. De estos, 54.5% dijo haberse realizado la prueba molecular, mientras que el 45.2% se hizo la serológica. Menos del 10% (197) arrojaron resultados positivos al coronavirus, afirmó Irizarry sin precisar si estos también están incluidos en el “rastreo de contactos”.

El 3.39% de los contactos que se llamaron por teléfono dijeron haber mostrado síntomas como fiebre, mientras que el 5.54% tuvo tos seca y el 3.9% dificultad para respirar.

Las regiones con más contactos vigilados epidemiológicamente por Salud fueron Mayagüez (26.7%), Caguas (15.1%) y Ponce (13%).

Deficiencias del rastreo de contactos

El Plan de Preparación y Respuesta ante COVID-19 es un documento desarrollado basado en el Plan de Pandemia de Influenza de Puerto Rico y a la Guía Comprensiva de Preparación de la Agencia Federal de Manejo de Emergencia (FEMA), el cual fue divulgado en marzo de 2020, aunque la Organización Mundial de la Salud declaró la enfermedad como una emergencia en salud pública de importancia internacional desde el 30 de enero.

El plan establece una serie de concepto de operaciones dividida en tres niveles: Fase de Alerta (1), Fase de Respuesta (2) y Fase de Respuesta (3).

Son los niveles 2 y 3 que se habla de la investigación de casos y seguimiento de contactos a fin de establecer un plan de vigilancia epidemiológica confiable.

Según el propio documento el rastreo de contactos es el proceso de identificar los individuos que pudieron estar en contacto con una persona infectada y que pudieron haberse expuesto a la COVID-19. Esto permite la identificación temprana de individuos contagiados, reduciendo el riesgo de exposición da las personas circundantes. Además, es una manera de identificar algún patrón o conglomerado que pudiera ser controlado por medio de aislamiento o cuarentena. Este proceso lo realiza la Oficina de Epidemiología del DS.

Se supone, según el modelo de rastreo del DS, que este procedimiento debe comenzar lo antes posible, incluso, con los casos considerados sospechosos. En Puerto Rico, se ofrecieron datos por primera ocasión hoy, casi dos meses después de que se confirmara el primer caso positivo en la isla cuando se le hizo una prueba a una turista italiana que llegó a bordo de un crucero. Su esposo también arrojó positivo a la prueba molecular.

Ya en la etapa de rastreo, a los individuos contactados se les debe hacer una evaluación por el equipo de investigación del DS.

Los contactos están divididos en el plan por categorías: núcleo familiar (individuos que hayan compartido en la misma casa o hayan tenido exposición prolongada con la persona infectada), contactos casuales (aquellos que han tenido menos exposición con el individuo contagiado ya sea en la misma escuela, trabajo, supermercado, entre otros) y los trabajadores de las facilidades de salud (personal de cuidado de salud que trabajo en una facilidad que le proveyó cierto servicio a un paciente enfermo y que tuvo potencial de exponer a un material infeccioso).

En la conferencia de prensa trascendió que los rastreadores -actualmente hay 39 adiestrados, pero 26 activos- no están considerando los “contactos casuales” en sus monitoreos. No se ofrecieron explicaciones claras al respecto, más allá de decir que se están dejando regir por guías del CDC. En cambio, obviar el dato va en contra del propio plan de la agencia.

Otras deficiencias identificadas por Primera Hora sobre el “rastreo de contactos” es que la vigilancia excluye visitas domiciliarias a los contagiados, medida que establece el Protocolo de Investigación de Casos de COVID-19 de la OMS donde se recomiendan “dos visitas domiciliarias a los infectados” (una al inicio de la enfermedad y otra luego del periodo de cuarentena o recuperación).

Otra carencia es que el “rastreo de contactos” no obliga a la realización de una prueba molecular, la cual es la confirmatoria de un diagnóstico tanto en la etapa de enfermedad como de convalecencia.

Además, de lo expuesto por los funcionarios de Salud no trasciende que haya un “contact tracing” con los casos positivos (mediante prueba serológica) registrados en el aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín. Al momento, esa cifra de casos se eleva a 198. Cuestionado sobre el asunto, el secretario de Salud se comprometió en brindar información más detallada a este diario en los próximos días. Tampoco se mencionó en el rastreo de contactos los casos de “trabajadores de las facilidades de la salud” los cuales están descritos en la página 13 del plan.

Además, individuos que fueron diagnosticados con la COVID-19 mediante pruebas moleculares confirmaron a Primera Hora que si bien es cierto que han recibido llamadas de Salud posterior a sus diagnósticos, las mismas se han limitado a realizar un cernimiento clínico para preguntar cómo se sienten, si continúan con síntomas, entre otras cosas. Pocos precisaron que se les haya cuestionado sobre las personas con las que tuvieron contacto durante la presentación de síntomas de la enfermedad y sus días previos.

Pero, a juicio del secretario de Salud ¿qué deficiencias enfrenta el rastreo de contactos de personas con COVID-19 en Puerto Rico?

En un acto de honestidad el funcionario identificó dos factores que lo mantienen preocupado y que quisiera trabajar para atender esta crisis salubrista y cualquier otra que se desarrolle a futuro.

“Tenemos que mejorar los grupos regionales. Los siete directores regionales de epidemiología los tenemos que engrandecer no solo con personal, sino también con equipos de infraestructura tecnológica… también hemos discutido lo del bioportal. Mucha información se genera por escrito y eso limita el proceso porque se tiene que depurar para luego pasarlo a la plataforma. Nos aliviaría si esa información se somete directamente al bioportal. Te diría que son las dos áreas de mayor importancia y mayor preocupación interna en este momento y para futuro”, sostuvo.

¿Cómo van los recuperados?

El tema de los recuperados también tiene sus lagunas pues, según los portavoces del sistema sanitario, de los 1,924 casos únicos positivos a la COVID-19 confirmados por la agencia hasta ayer, se ha determinado que 989 se han recuperado porque luego de 21 días no presentaron síntomas asociados a la enfermedad, pero no precisamente porque se les haya realizado una segunda prueba confirmatoria. Hasta ayer, 99 personas habían fallecido a causa del coronavirus.

Se aclaró que de los 989 recuperados, 746 corresponden a los que se les confirmó la enfermedad con prueba molecular (PCR) y 243 con pruebas serológicas. En Puerto Rico el estimado oficial es que 1,005 personas han dado positivas a las pruebas moleculares y 919 a la prueba serológica. La prueba molecular es la oficial para realizar un diagnóstico, mientras que la serológica se limita a medir anticuerpos y nunca debe ser validada como un análisis final y firme, según recomendaciones de la OMS.

En cambio, por voz del epidemiólogo Capó, el gobierno de Puerto Rico está considerando a una persona recuperada porque luego de un periodo de cuarentena mayor a 21 días no presenta síntomas asociados a la enfermedad. En cambio, la OMS y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) establecen en sus guías que a todo paciente positivo a la COVID-19 se le debe considerar como “recuperado” a través de pruebas.

El secretario de Salud reconoció la deficiencia, al tiempo que descargó la responsabilidad en los proveedores (médicos primarios, tecnólogos médicos, hospitales, entre otros) para que les den seguimiento a sus pacientes y les ordenen esas segundas pruebas confirmatorias.

“Hemos hablado de la importancia de una orden médica y que es necesaria en el esfuerzo para que esa prueba serológica se le pueda establecer un valor clínico… por eso es la importancia de que en esa recomendación haya un médico que dirija a ese paciente en la dirección correcta y le dé la instrucción con una orden médica para el próximo nivel de prueba (molecular)”, dijo González a este diario.

En la información provista por la agencia sí se enfatizó que de los 746 recuperados (que habían arrojado positivo a la prueba molecular) unos 90 fueron referidos como potenciales donantes de sangre y plasma y a todos se les hizo una segunda prueba que confirmó que estaban curados del virus. De esos 90 casos, ya 26 completaron el proceso de donación de plasma a través de Servicios Mutuos del Banco de Sangre o del Banco de Sangre de ASEM (Centro Médico).

Sin embargo, el epidemiólogo Capó no pudo precisar el resultado de esas donaciones de plasma o el efecto (positivo o negativo) que han tenido en tratamientos para atender a pacientes enfermos con el novel coronavirus.

No se informaron datos de personas hospitalizadas y las conectadas a un ventilador para facilitar su respiración. Estos datos, según González, serán divulgados esta semana en el dashboard de casos de COVID-19.

Se duplican las pruebas a lo informado hace una semana

De otra parte, el secretario de Salud indicó que el total de pruebas para coronavirus en la isla asciende a 61,515 (entre análisis serológicos y moleculares), pero no todos los resultados han sido depurados.

Esta cifra eleva a sobre 30,000 pruebas informadas hace ocho días por el secretario de Salud.

“Estas son pruebas realizadas en laboratorios hasta ayer”, dijo González al aclarar que las mismas incluyen análisis moleculares y serológicas en las que no se ha terminado de “depurar la data”. En cambio, insistió, en que los “casos únicos positivos” no se verán alterados tras la depuración de información.