Una legislación para establecer como delito grave la importación y posesión de especies exóticas peligrosas es evaluada en el Senado de Puerto Rico con el apoyo del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), que tendrá a su cargo establecer a cuáles especies se prohibirá su entrada a la Isla.

El proyecto es de la autoría del senador Miguel Pereira, quien en una conferencia de prensa poco tradicional, debido a la presencia de gran cantidad de estos animales como invitados, habló sobre los objetivos de la medida y hasta se colocó una serpiente en el cuello para dramatizar el tamaño que alcanzan algunas de esas especies.

El proyecto de ley prohíbe también anunciar la venta de estos animales en Puerto Rico.

“El tráfico de animales ha crecido exponencialmente contribuyendo ya al poderoso mundo de la economía subterránea existente en el país y exponiendo a la ciudadanía a nuevos peligros”, sostuvo Pereira, acompañado de personal del Cuerpo de Vigilantes de Recursos Naturales.

Explicó que el proyecto tiene como objetivo cuatro puntos importantes que son restituir al ámbito criminal las violaciones que actualmente son asuntos meramente administrativos; expandir las definiciones de los actos ilegales, incluyendo el anunciar la venta o intercambio de animales exóticos; crear nuevas categorías para la identificación de animales prohibidos como especies perjudiciales y venenosas; y reestructurar el Fondo Especial de Vida Silvestre.

El teniente Ángel Atienza, del área de Vida Silvestre del Cuerpo de Vigilantes, apoyó el proyecto y afirmó que es el tipo de legislación que necesitan para enfrentar esta amenaza a la población y al ambiente en Puerto Rico.

Entre los anímales que “visitaron” hoy, lunes, el Capitolio estaba una “tortuga snapper” que se asegura tiene 1,850 libras de presión en la quijada, capaz de cercenarle un miembro a una persona; una boa constrictor, una pitón, una anaconda, tarántulas, escorpiones, dos cocodrilos y un lagarto que también tiene gran capacidad de hacer daño a los humanos, entre otras.

 “Estas especies están en venta hoy en Puerto Rico a través de la Internet”, destacó Pereira, al advertir que “nosotros no estamos ni equipados, ni preparados, ni es parte de nuestra cultura, y nuestra biosfera para tener la presencia de estos animales y es dañino para nosotros y para ellos porque alguien los está sacando de su entorno”.

Recalcó que la realidad es que muchas de estas especies son venenosas y el medicamento que tiene el efecto contrario al veneno, los antídotos, no están disponibles en Puerto Rico.

“No podemos permitir que se introduzca en nuestro entorno una especie peligrosa que no tiene un depredador natural dentro de nuestro ecosistema. Si lo permitimos es que se quedan con el ambiente, como lo han hecho ya las iguanas de palo”, agregó.

 Se propagan rápido serpientes venenosas (SUBTÍTULO)

El teniente Atienza, que dirige la Unidad de Vida Silvestre, del Cuerpo de Vigilantes del DRNA, por su parte, aseguró que un proyecto como este “es una herramienta que llevamos mucho tiempo esperando".

 "La ley 241 que existe lo que impone es una multa, que no se cobra y es muy difícil penalizar a las personas y la gente prácticamente se ríe de esto”, argumentó.

Atienza afirmó que en el caso de las especies venenosas, lamentablemente en Puerto Rico vamos a encontrar prácticamente de todo.

 Además, al coincidir con la alerta que han hecho biólogos y científicos puertorriqueños, advirtió que la boa constrictor se encuentra establecida en Puerto Rico y hay cientos de ellas y ya están llegando al centro de la Isla.

 “Una vez que lleguen al centro de la Isla el ecosistema peligra. Hay cientos en el área del barrio Miradero en Mayaguez y se extienden a San Germán. Ya hemos encontrado dos en el bosque de Vega Baja y Utuado”, subrayó.

Relató el caso de una persona de Naranjito, que “trajo una serpiente cascabel para amansarla. No la amansó y la serpiente lo mordió. Se utilizaron 15 dosis de antiveneno que se trajo de Estados Unidos. Hubo que incurrir en el gasto del avión, del alquiler, para conseguir ese anti veneno y traerlo a Puerto Rico”.

La pieza legislativa propone que sea delito grave con multa obligatoria no menor de $1,000 ni mayor de $5,0000, por cada ejemplar; o con cárcel por un término entre seis meses y tres años o ambas penas a discreción del tribunal, cuando la violación se relacione con la venta o posesión de “especies perjudiciales y venenosas”.

 La importación de estas especies conlleva por otra parte multa no menor de $5,000 ni mayor de $50,000 por ejemplar, o cárcel por no menos de 90 días ni mayor de tres años o ambas penas, a discreción del tribunal.